As¨ª es como el caf¨¦ soluble ayud¨® en la crisis del 29
Este alimento refleja como pocos el esp¨ªritu de aqu¨ª y ahora de nuestros d¨ªas
Abrir el frasco, a?adir una cucharadita en agua caliente, remover y ya tienes una taza de caf¨¦ humeante. El caf¨¦ soluble refleja como pocos el esp¨ªritu del aqu¨ª y ahora de nuestros d¨ªas. Esos gr¨¢nulos blandos y arom¨¢ticos no son sino caf¨¦ liofilizado y s¨ª, en un momento pasado de su vida, han formado parte de un caf¨¦ de cafetera italiana de toda la vida. Porque para producir caf¨¦ soluble en la factor¨ªa, se prepara primero un caf¨¦ tostado. A continuaci¨®n, se extrae el agua mediante un proceso de liofilizado. Para ello, se sacan los extractos del caf¨¦, evitando agua y la parte no soluble del caf¨¦, y se congela a temperaturas de menos de 50 grados.
El resultado es un polvo 100% caf¨¦, listo para servir y rehidratar a?adiendo agua o leche caliente o fr¨ªa. Durante a?os fue uno de los favoritos en los hogares espa?oles con pocas ganas de invertir tiempo en preparar ese oscuro e intenso bebedizo. La irrupci¨®n de las cafeteras de c¨¢psulas le ha robado protagonismo, pero aun as¨ª supone el 6,9% del caf¨¦ que se bebe a este lado de los Pirineos, seg¨²n el ¨²ltimo informe del consumo Alimentario en Espa?a
Los primeros registros de este formato instant¨¢neo nos llevan a finales del siglo XIX. El neozeland¨¦s David Strang lanza un primer intento de caf¨¦ soluble sec¨¢ndolo con aire caliente. Lo comercializ¨® como caf¨¦ Stang. Ya en 1901 Satori Kato present¨® su caf¨¦ soluble en polvo en la Exposici¨®n Panamericana de Buffalo. Le falt¨® el empuje comercial suficiente y fue un inventor estadounidense, George Louis Constant Washington, el que desarroll¨® en 1910 su propio producto, ya con cierta repercusi¨®n. El problema de estos procesos es que en el secado se perd¨ªa buena parte del aroma. Ya en los a?os 30, el gobierno brasile?o le pide a la compa?¨ªa Nestl¨¦ crear ¡®cubos de caf¨¦¡¯ que permitieran a los brasile?os utilizar su sobreproducci¨®n de caf¨¦ y compartirlo con el mundo. Eran los a?os del crack del 29 y los consumidores andaban con poca solvencia para gastar sus ahorros en caf¨¦. Salvo que se lo pusieran f¨¢cil y a buen precio.
La t¨¦cnica de liofilizaci¨®n se mejora mucho al acabar la Segunda Guerra Mundial. Y lo curioso es que no es un logro de la industria alimentaria, sino de la militar. La Corporaci¨®n Nacional de Investigaci¨®n de Estados Unidos aplica al caf¨¦ el mismo proceso para crear penicilina, estreptomicina y otras aplicaciones destinadas al uso militar.
Los puedes encontrar en su variedad normal, descafeinados, con leche y aromatizados con vainilla, chocolate u otros. Se venden en cualquier tienda de alimentaci¨®n o supermercado todo el a?o.
Larga vida y m¨¢s barato
Junto a la simplicidad para preparar una infusi¨®n cafetera, otra de las virtudes destacadas de este producto es su excelente conservaci¨®n y menor coste. Si eres de hacer cuentas de cu¨¢nto se desperdicia por raci¨®n al hacer la cesta de la compra, aqu¨ª tienes un producto del que, a excepci¨®n del frasco, se aprovecha el 100%. Mientras que de un kilo de caf¨¦ verde, tostado y molido, se obtienen aproximadamente de 100 a 120 tazas de caf¨¦, de la misma cantidad de caf¨¦ liofilizado puedes obtener entre 360 y 390 tazas. Sin posos ni necesidad de limpiar filtros o cafeteras.
Para conservar el caf¨¦ soluble se aplican las mismas premisas que para el caf¨¦ normal: un lugar fresco, oscuro y muy seco. Y, por supuesto, mant¨¦n bien cerrada la tapa del frasco para evitar que se disipe el aroma. Lo ideal es consumirlo en las cuatro o seis semanas posteriores a la apertura del frasco. Pasado este tiempo no es que se eche a perder, pero ir¨¢ difumin¨¢ndose su aroma.
Mientras que de un kilo de caf¨¦ verde, tostado y molido, se obtienen aproximadamente de 100 a 120 tazas de caf¨¦, de uno soluble puedes obtener entre 360 y 390 tazas
En cuanto a la cantidad que debes echar por taza, lo normal es una cucharadita por cada 100 ¨® 125 mililitros de agua o leche. Si te gusta m¨¢s intenso, a?ade m¨¢s. La cantidad de caf¨¦ condiciona la de cafe¨ªna, aunque lo normal es que una taza contenga entre 48 y 88 miligramos de ese excitante.
?Solo caf¨¦ o infusi¨®n de az¨²car?
Para crear una mezcla m¨¢s cremosa y dulce al paladar, algunos preparados a?aden az¨²car, leche en polvo, grasas l¨¢cteas y hasta aceite de palma. Es el caso de los que se venden como ¡®preparado para cappuccino¡¯ o ¡®caf¨¦ con crema¡¯. Una taza de este tipo de producto puede llevar hasta 11 gramos de az¨²car, una cantidad a tener en cuenta si tienes intolerancia a la lactosa. Y, en cualquier caso, para tu c¨®mputo diario de az¨²car libre. Recuerda: este dulce ingrediente es muy grato al paladar, pero poco recomendable en exceso, pues se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cr¨®nicas.
En cuanto al resto de nutrientes, dado que una taza de caf¨¦ no lleva m¨¢s de 15 miligramos de caf¨¦ soluble, los aportes de vitaminas o minerales son poco relevantes.
Aliado ins¨®lito en reposter¨ªa
Dada su facilidad de disoluci¨®n, es perfecto para incorporar a batidos de frutas. En especial, a los de coco o pl¨¢tano. Puedes dar paso a la imaginaci¨®n y a?adirlo a tus bizcochos, mousses, flanes, trufas y hasta para hacer panes.
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