?C¨®mo se hace un quesito light? La magia del proceso que reduce las calor¨ªas un 80%

Su nombre oficial es ¡®queso en porciones¡¯, pero popularmente se les llama quesitos por su peque?o tama?o. En sentido estricto no son queso propiamente dicho, sino queso fundido. O lo que es lo mismo, el resultado de mezclar uno o varios tipos de quesos con leche, mantequilla, sal y sales fundentes. De ah¨ª esa textura tan blanda y cremosa que tanto gusta a los ni?os. Tienen adem¨¢s un sabor m¨¢s suave que el queso ordinario y suelen ser la puerta de entrada de los consumidores m¨¢s j¨®venes en el universo de los quesos.

Pese a que el queso se conoce desde que los humanos domesticaron a las hembras de mam¨ªferos, el queso en porciones no aparece hasta principios del siglo XX. Han pasado casi 100 a?os y hoy puede encontrarse en cualquier supermercado o tienda de alimentaci¨®n en cualquier momento del a?o. Puedes encontrarlo en su versi¨®n normal o light.

Su forma no es casual

La regulaci¨®n vigente establece muy claramente c¨®mo deben venderse. El queso fundido, por su propia composici¨®n, requiere un envase que preserve la forma frente a golpes o presiones que pudieran alterarla. Por eso, se establece que deben llegar al mercado La regulaci¨®n establece que deben llegar al mercado ¡®en cajitas circulares o poligonales regulares de porciones triangulares¡¯. Tambi¨¦n se determina el peso del contenido neto y se proh¨ªbe venderlos por unidades sueltas, as¨ª como que la caja pueda ser susceptible de crear confusi¨®n respecto a la cantidad del producto. Tambi¨¦n se determina el peso del contenido neto: ¡¯150 gramos, 170 gramos, 200 gramos o incrementos, a partir de este, de 50 en 50 gramos, prohibi¨¦ndose los intermedios¡¯. Bajo ning¨²n concepto pueden venderse por unidades sueltas y el peso siempre ser¨¢ el correspondiente al momento de envasar (en la etiqueta aparece como ¡®contenido neto al envasar¡¯).

La regulaci¨®n establece que deben llegar al mercado ¡®en cajitas circulares o poligonales regulares de porciones triangulares¡¯. Tambi¨¦n se determina el peso del contenido neto y se proh¨ªbe venderlos por unidades sueltas, as¨ª como que la caja pueda ser susceptible de crear confusi¨®n respecto a la cantidad del producto.

La caja tampoco puede ser enga?osa. Se proh¨ªben los envases que, por su forma y dimensiones, sean susceptibles de crear confusi¨®n en el ¨¢nimo del consumidor sobre la cantidad de producto contenido. Para ello, la altura m¨¢xima de los bordes de la cajas circulares o poligonales no podr¨¢ sobrepasar en cuatro mil¨ªmetros a la altura de los quesitos. Si el envase tiene otra forma geom¨¦trica, o, directamente, un dise?o de fantas¨ªa, la altura m¨¢xima tampoco podr¨¢ sobrepasar en seis mil¨ªmetros al producto.

En cuanto a la conservaci¨®n, no es necesario meterlos en el refrigerador. Eso s¨ª, aseg¨²rate de dejarlos en un lugar fresco, seco, ventilado y a una temperatura entre 4¡ãC y 12¡ãC.

Calcio y f¨®sforo: amistades peligrosas

Este alimento suele darse a los ni?os por su alto contenido en calcio. Y, en efecto, es fuente de calcio debido a sus 276 mg de ese mineral por cada 100 gramos. Este micronutriente es necesario para el funcionamiento normal de los huesos y los dientes. Pero no es oro todo lo que reluce. Tambi¨¦n contienen 535 mg de f¨®sforo procedentes de las sales fundentes a?adidas durante el proceso de elaboraci¨®n. Estos compuestos fosfatados aseguran la textura cremosa que los hace famosos, pero entabla una relaci¨®n de ying y yang con el calcio. Unos niveles muy altos de f¨®sforo pueden interferir en la correcta absorci¨®n del calcio. ?Tienes que olvidarte de los quesitos? Los nutricionistas son condescendientes en este sentido. Ese porcentaje de fosfatos no tiene por qu¨¦ tener relevancia diet¨¦tica si incluyes otras fuentes de calcio como otros l¨¢cteos, verduras de hoja, legumbres o frutos secos.

Debido a su procedencia l¨¢ctea y a la adici¨®n de mantequilla, el queso en porciones aporta solo 2,5 gramos de hidratos de carbono, 18 gramos de prote¨ªnas y unos 25,5 gramos de grasas. En el caso de las versiones ¡®light¡¯, la materia grasa se reduce a un 5,5%. Esto se consigue aumentando la proporci¨®n de agua, lo que tambi¨¦n hace que contenga menos calor¨ªas y resulte m¨¢s cremoso y blando al paladar. Cada quesito pesa unos 15,6 gramos y tiene entre 38 y 49 kilocalor¨ªas, en funci¨®n de la receta elegida por el fabricante (las tablas establecen de media que cada 100 gramos de quesitos aportan unas 310 kilocalor¨ªas). La versi¨®n light se queda en torno a las 151 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos (entre 20 y 35 kilocalor¨ªas por unidad).

El reverso tenebroso de este alimento es su alto contenido en sal, casi 2 gramos por cada 100 gramos, pr¨¢cticamente la mitad de la raci¨®n m¨¢xima recomendada por las autoridades sanitarias. Su presencia se justifica para reforzar el sabor del queso y servir como conservante. Este dato, junto a su elevado ¨ªndice cal¨®rico, lo convierten en un picoteo cuyo consumo debe ser ocasional y moderado. Lo mejor es que no superes una porci¨®n al d¨ªa (vamos, que no te pases de un quesito).

Solo abrir y comer

Pese a que est¨¢n concebidos para abrir y degustar, tambi¨¦n se pueden extender sobre tostadas, a?adir a macedonias, servirse empanados a modo de aperitivo en taquitos o incorporarlos a las cremas de verduras para un extra de cremosidad.