Im¨¢genes hipn¨®ticas, murmullo sonoro
El compositor y pianista Michael Nyman se ha ganado a pulso una clientela adicta
Michael Nyman es un asiduo de nuestros escenarios. El compositor y pianista brit¨¢nico se ha ganado a pulso una clientela adicta a sus peculiares sonoridades que le sigue con autentica devoci¨®n. Adem¨¢s, Nyman ha conseguido desprenderse de forma nada traum¨¢tica de la etiqueta vanguardista y experimental, con la que se presentaba a principio de la d¨¦cada de 1980, y colocarse la de m¨²sico popular que le lleva ahora, por ejemplo, a ser una de las estrellas de un festival como el del Mil.lenni al que no podr¨ªa nunca calificarse de vanguardista.
Sea como sea, Michael Nyman pr¨¢cticamente llen¨® el Palau en la noche del jueves con una propuesta mitad nost¨¢lgica, mitad novedosa.
La parte nost¨¢lgica fueron algo m¨¢s de media hora de grandes ¨¦xitos. Una duraci¨®n justa para no cansar con unos patrones ya resabidos y que, en algunos caso, suenan ya un poco pasados de moda. Acompa?ado por once m¨²sicos nos devolvi¨® a los tiempos de su colaboraci¨®n con Peter Greenaway y al sobresalto sonoro que provoca la amplificaci¨®n excesiva de unos instrumentos ac¨²sticos que, en casos como el del Palau, no la necesitar¨ªan.
La parte novedosa nos llev¨®, curiosamente, hasta los inicios del cine. La segunda parte se centr¨® en la proyecci¨®n del filme de 1926 La sexta parte del mundo del cineasta sovi¨¦tico Dziga V¨¦rtov con m¨²sica en directo de Nyman. La idea no es nueva, se han musicalizado pel¨ªculas mudas desde los inicios del cinemat¨®grafo, pero sigue siendo v¨¢lida y funciona. Nyman no ha pretendido crear una m¨²sica incidental que se adapte a los frecuentes cambios de situaci¨®n, paisaje y etnia del filme. Al contrario: su partitura es casi ajena a las im¨¢genes lo que permite una doble lectura simult¨¢nea actuando, a veces, como principal motivo de atracci¨®n y otras simplemente como murmullo sonoro para la pantalla.
Un inconveniente importante fue que la pel¨ªcula se proyect¨® con los r¨®tulos rusos sin subtitular, rest¨¢ndole as¨ª gran parte de fuerza y dejando que los contrastes entre las civilizaciones antiguas y la industrializaci¨®n pudieran parecer gratuitos. A pesar de ello, la fuerza de las im¨¢genes de V¨¦rtov, sin llegar a la poes¨ªa de El hombre de la c¨¢mara, es hipnotizante, la m¨²sica de Nyman pod¨ªa haber estado all¨ª o no. Pero tampoco molestaba y eso ya es mucho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.