¡°Aqu¨ª no se vend¨ªa nada al p¨²blico¡±

No todas eran as¨ª. Jorge Dorribo, gran jefe de la trama Campe¨®n, tambi¨¦n las ten¨ªa en pleno casco urbano de Madrid. Pero la farmacia de Conxo se hallaba, todav¨ªa se halla, enclavada en el extremo m¨¢s rural del barrio compostelano, en una carretera sin tr¨¢nsito y con inmejorables enlaces para marchar sin ser visto. Fund¨® el negocio poco antes del traspaso a la empresa de Dorribo una se?ora con botica en Lugo a punto de jubilarse, y como ocurri¨® con buena parte de las 13 oficinas que compr¨® el empresario poniendo como titulares a 14 licenciados, la venta se realiz¨® a trav¨¦s de Farmaconsulting, una intermediaria de licencias farmac¨¦uticas.

En otras ocasiones, fueron empleados de bancos, como el Popular o el de Galicia, los que se encargaron de pescarle a Dorribo, entre su clientela, farmac¨¦uticos que andaban busc¨¢ndose la vida. La mayor¨ªa de los que mordieron el cebo son titulados gallegos que firmaron, uno detr¨¢s de otro, embrollados contratos de pr¨¦stamo y de cuentas en participaci¨®n y p¨®lizas de pr¨¦stamo con entidades financieras a cambio de regentar su propia farmacia. Uno de ellos, en la querella por estafa que present¨® contra Dorribo, defin¨ªa el papeleo como ¡°particularmente oscuro y de dif¨ªcil comprensi¨®n¡±. Otra aseguraba que no le hab¨ªan dejado leer lo que firmaba y que no ten¨ªa ni idea de que hab¨ªa rubricado tantas cosas.

Los que no escaparon a tiempo, porque no pudieron o porque se sent¨ªan c¨®modos tapando el tr¨¢fico ilegal de f¨¢rmacos, inmediatamente despu¨¦s de la detenci¨®n del empresario trampero empezaron a recibir reclamaciones y burofaxes de bancos y proveedores por las deudas que hab¨ªan contra¨ªdo con su firma. De Dorribo heredaron agujeros de cientos de miles de euros que tuvieron que afrontar (mientras reclaman por v¨ªa judicial) con lo obtenido de la venta legal al p¨²blico.

Tramipharma, del grupo de Nupel, era la socia capitalista. Compraba las farmacias de las que, legalmente, Dorribo no pod¨ªa ser titular, y en tres a?os, seg¨²n su propia contabilidad, desembols¨® 15,8 millones en adquirirlas. La cara, el nombre y el n¨²mero de colegiado para obtener descuentos en los pedidos masivos a laboratorios eran lo que aportaban los boticarios. Pero una vez establecidos, en Catalu?a, Valencia, Madrid, Asturias, Andorra, Santiago o Salvaterra de Mi?o, empezaban a recibir inmediatamente listas de la compra de Nupel y otra firma de la casa, Innova Farmac¨¦utica del Norte.

"Los clientes huyeron porque aqu¨ª nunca hab¨ªa lo que necesitaban"

En un par de a?os, entre 2009 y 2010, seg¨²n las operaciones que recoge el sumario que instruye el juzgado n¨²mero 3 de Lugo, los 14 farmac¨¦uticos empleados por Dorribo (que percib¨ªan un sueldo mensual de algo m¨¢s de 2.500 euros), despacharon a Nupel e Innova por 71 millones de euros medicamentos que ahora no est¨¢n en ning¨²n lado. Furgonetas de Laboratorios Asociados Nupel recog¨ªan los pedidos puntualmente en las farmacias, sin una factura, recibo o albar¨¢n que mediase.

El ¨²ltimo due?o que tuvo la farmacia de la calle Torrente, en Conxo, mientras fue de Tramipharma, se puso al frente poco antes de que estallase el esc¨¢ndalo del fraude en las subvenciones del Igape y logr¨® librarse del negocio en octubre de 2011. Antes de comprarle la licencia e instalar al fin el r¨®tulo luminoso que nunca hab¨ªa tenido, la due?a actual del despacho de farmacia pidi¨® informes a Sanidade. ¡°Me met¨ª porque me dijeron que estaba todo limpio¡±, cuenta. Pero en los primeros d¨ªas, por si acaso, tir¨® ¡°a la basura¡± todo el sistema inform¨¢tico, para evitar futuras implicaciones, y descubri¨® en la rebotica una cantidad desmesurada de cajas de embalaje y corcho blanco, listas para mandar pedidos fr¨¢giles a cualquier parte.

En los anaqueles, sin embargo, dice que no hab¨ªa nada m¨¢s que polvo. Mucho polvo. Y en los cajones apenas se almacenaban medicamentos ¡°normales¡±, de los que tienen demanda. Hab¨ªa una chica empleada, era la que atend¨ªa aquello, y fue la nueva titular quien tuvo que despedirla e indemnizarla. Por lo que ahora le cuentan los vecinos a la farmac¨¦utica, en el barrio todos dejaron de ir: ¡°Huyeron porque aqu¨ª nunca hab¨ªa nada de lo que necesitaban, no se vend¨ªa nada¡±.

Ahora a¨²n le quedan cajas de dolodens, pastillas contra el dolor de muelas que Dorribo recomendaba por infalibles, y much¨ªsimas tiritas y esparadrapo Sanis¨®s, fabricado qui¨¦n sabe d¨®nde pero etiquetado bajo la marca del pol¨ªgono de O Ceao. ¡°Me deshice de casi todo... me pon¨ªa mala verlo. El esparadrapo se lo regalo a quien lo quiera¡±, comenta, escandalizada porque todav¨ªa, a estas alturas, le siguen llegando recetas de m¨¦dicos que prescriben productos Nupel y el sistema sanitario sigue cubriendo muchos de estos medicamentos.