El cambiazo
En la plaza de las Tres Xemeneies del Paral¡¤lel existe un estrecho pasadizo que va a dar a la calle de Cabanes. Hasta hace poco tiempo, la placa dec¨ªa: ¡°Pasaje de la Canadenca
La mano del nuevo equipo municipal comienza a notarse en Barcelona. Hasta las placas del callejero est¨¢n permutando sus mensajes, a fin de adaptarse al gusto de quien manda. Esta vez se ha hecho a la chita callando, con la suavidad de las cosas menores. Lo descubri¨® recientemente mi amiga N¨²ria Pujol, que not¨® el r¨®tulo del pasaje de la Canadenca demasiado blanco e impoluto para lo acostumbrado. Al fijarse comprob¨® que no solo lo hab¨ªan renovado, sino que le hab¨ªan cambiado el texto.
En la plaza de las Tres Xemeneies del Paral¡¤lel existe un estrecho pasadizo que va a dar a la calle de Cabanes. Hasta hace poco tiempo, la placa dec¨ªa: ¡°Pasaje de la Canadenca. Empresa el¨¦ctrica que dio nombre a la huelga de 1919¡±. Ahora pone: ¡°Pasaje de la Canadenca. Empresa fundada por Fred Stark Pearson en 1911¡±. Como en uno de esos cambiazos fotogr¨¢ficos que tanto gustaban a los mandarines del comunismo sin rostro humano, el contenido de la rotulaci¨®n p¨²blica podr¨ªa estar iniciando una deriva ins¨®lita. Seguramente, el Consistorio tiene plena libertad para hacer estas modificaciones, pero me permitir¨¢n que desconf¨ªe de sus resultados. Por si acaso, les dejo algunos datos para que se formen su propia opini¨®n:
La huelga de la Canadenca comenz¨® en enero de 1919, al t¨¦rmino de la I Guerra Mundial. Aprovechando la neutralidad espa?ola, los empresarios catalanes se hab¨ªan acostumbrado a ganar grandes fortunas comerciando con ambos bandos. Y ahora ve¨ªan como sus negocios se reduc¨ªan, al tiempo que las industrias europeas volv¨ªan a la normalidad. Aquella crisis provoc¨® un recorte de los sueldos y los primeros despidos. En solidaridad, el personal de la Canadenca detuvo la producci¨®n y la empresa respondi¨® despidiendo a m¨¢s trabajadores. Esto hizo reaccionar al sindicato ¨²nico de agua, gas y electricidad de la CNT, que decret¨® la huelga general. Y Barcelona se qued¨® a oscuras.
Fue declarado el estado de guerra y las celdas de Montju?c se llenaron de huelguistas. Pero aquella era una de esas huelgas generales de antiguo cu?o, de las que se sab¨ªa cu¨¢ndo empezaban pero no cu¨¢ndo terminaban (y no la versi¨®n expr¨¦s 24 horas de hoy en d¨ªa). Tras un mes y medio de conflicto, las autoridades aceptaron liberar a los detenidos y acabar con las medidas militares. La empresa readmiti¨® sin represalias a los despedidos y les pag¨® medio jornal por d¨ªa de huelga. Gracias a su tes¨®n, los trabajadores por fin pudieron ver reconocida una de sus reivindicaciones m¨¢s antiguas: la jornada de ocho horas. En una asamblea de 20.000 trabajadores organizada en la plaza de las Arenas, el sindicato acept¨® las condiciones y volvi¨® la luz.
El se?or Fred Stark Pearson era un ingeniero de Massachusetts que, tras a?os por Am¨¦rica del Sur, recal¨® en nuestra ciudad. Aqu¨ª vio las posibilidades hidr¨¢ulicas de los r¨ªos Segre y Ebro, para lo cual adquiri¨® la Compa?¨ªa de Tranv¨ªas de Barcelona y la Compa?¨ªa Barcelonesa de Electricidad, y con ellas cre¨® la Barcelona Traction Light and Power Company Limited (conocida popularmente como la Canadenca). Aparte de monopolizar el servicio el¨¦ctrico en Barcelona, a Pearson se le recuerda por morir en 1915 a bordo del Lusitania, un lujoso transatl¨¢ntico hundido en medio del oc¨¦ano por un submarino alem¨¢n.
Sin entrar a discutir la importancia de ambas opciones, Pearson ya tiene una avenida y una estatua dedicada (del escultor Josep Viladomat) en la ciudad, ambas en el barrio de Pedralbes. Mientras que la huelga de 1919 ¡ªuna de las m¨¢s notorias en la historia del movimiento obrero¡ª, solo era recordada en la placa que ahora se ha cambiado. ?A qu¨¦ responde entonces el criterio del Ayuntamiento?
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