Una Hacienda al ¡®estilo¡¯ Bravo
Contribuyentes, funcionarios e informes t¨¦cnicos describen en el juicio el peculiar funcionamiento del acusado al frente de la oficina tributaria de Ir¨²n
Las confesiones de una treintena de contribuyentes, las declaraciones de funcionarios y de altos responsables del fisco guipuzcoano, y los informes t¨¦cnicos aportados por peritos tributarios describen un peculiar e ins¨®lito funcionamiento en la Hacienda de Ir¨²n cuando esta oficina estuvo dirigida entre 1990 y 2004 por Jos¨¦ Mar¨ªa Bravo, juzgado por delitos que suman penas de 24 a?os y tres meses de c¨¢rcel, seg¨²n la petici¨®n formulada por la Fiscal¨ªa.
Bravo ¡°no ha matado a nadie¡±, como proclam¨® su abogado en el alegato final del juicio que ha quedado visto para sentencia esta misma semana, pero las acusaciones aportan pruebas ¡°inequ¨ªvocas, plenas y contundentes¡± que demuestran su culpabilidad en el presunto fraude y malversaci¨®n de la Hacienda de Ir¨²n. Esta parte hace responsable a Bravo de adue?arse de 1,9 millones de euros que pagaron los contribuyentes y ¨¦l no ingres¨® en las arcas forales.
Las 16 sesiones de la vista oral han dejado acreditado, seg¨²n las conclusiones del fiscal y del abogado de la Diputaci¨®n y las Juntas Generales de Gipuzkoa, que la oficina tributaria de Ir¨²n se reg¨ªa por unos protocolos de actuaci¨®n muy distintos de los establecidos en el conjunto de la Hacienda foral. Los testimonios de numerosos testigos pusieron de manifiesto que durante m¨¢s de una d¨¦cada coexist¨ªan en Gipuzkoa dos tipos de Hacienda: una al estilo de Bravo en Ir¨²n y otra en el resto de oficinas tributarias de la provincia.
El fiscal le hace responsable de apropiarse de 1,9 millones de euros
Cuando el principal acusado estaba al frente de la agencia tributaria de la localidad fronteriza, requer¨ªa a contribuyentes con deudas el pago de estas obligaciones fiscales. Varios deudores aseguraron bajo juramento que Bravo les exig¨ªa hacer las entregas con dinero en met¨¢lico o mediante cheques al portador, una pr¨¢ctica que la Hacienda foral fue abandonando a mediados de los noventa y prohibi¨® a partir de 2000.
Las investigaciones dirigidas por el Ministerio P¨²blico han permitido acreditar este modus operandi en 37 expedientes. Los compa?eros que trabajaban en Ir¨²n a las ¨®rdenes de Bravo y sus superiores en el fisco atestiguaron que esta pr¨¢ctica era irregular. Tampoco validaron durante el juicio que Bravo se tomara la libertad de realizar quitas y rebajas a las deudas sin ning¨²n permiso.
Bravo tuvo que admitir que recib¨ªa en su despacho a los contribuyentes, cobraba el dinero en efectivo y les extend¨ªa un justificante de embargo en met¨¢lico, otra operaci¨®n que hab¨ªa sido eliminada cuando se retiraron las cajas fuertes de las oficinas tributarias en 2000.
El procesado admite que ingres¨® en su cuenta cheques de deudores
Aunque el acusado neg¨® que esas cantidades fueron a parar a sus bolsillos, como creen demostrado las acusaciones, lo cierto es que los importes entregados por los contribuyentes no figuran en la contabilidad de la Hacienda foral. El fiscal se pregunta c¨®mo es posible que un funcionario de esta categor¨ªa tuviera participaciones en m¨¢s de 15 sociedades y contratara 17 cr¨¦ditos por los que ten¨ªa que hacer frente al pago mensual de m¨¢s de 6.000 euros.
Para no dejar ning¨²n rastro en la Hacienda, Bravo se dedicaba supuestamente a dar de baja los expedientes, declarando saldadas las deudas por la insolvencia del contribuyente o por prescripci¨®n de la obligaci¨®n. Pero s¨ª quedaron huellas. El responsable de la oficina de Ir¨²n carg¨® en sus cuentas al menos tres cheques de deudores. Admiti¨® este delito, aunque asegur¨® que las cantidades de esos talones las ingres¨® en Hacienda con dinero que ten¨ªa guardado en su casa. Lo hizo, seg¨²n su testimonio, para dar tr¨¢fico legal al dinero negro, en sumas muy altas, que obten¨ªa de la actividad inmobiliaria.
El fiscal tambi¨¦n le hace responsable de cobrar deudas a un contribuyente cuando ya hab¨ªa cesado su actividad como funcionario de Hacienda, en abril de 2004.
Responsables p¨²blicos de los servicios forales de Recaudaci¨®n, Contabilidad o de la coordinaci¨®n de Oficinas Tributarias no dieron cr¨¦dito a estas anomal¨ªas. No se pod¨ªan cobrar deudas en met¨¢lico, tampoco cab¨ªa aplicar descuentos y eran contadas las ocasiones en que hab¨ªa un descuadre entre las cantidades que abonaban los deudores y los apuntes contables que hac¨ªa la Hacienda foral. Y, menos a¨²n, era posible que faltaran expedientes, como sucedi¨® en 14 casos tramitados por la Hacienda de Bravo.
Pactos y componendas
El juicio por el presunto fraude en la agencia tributaria de Ir¨²n es el m¨¢s grave esc¨¢ndalo en el que se ha visto envuelta la Hacienda guipuzcoana, una de las instituciones m¨¢s relevantes del autogobierno vasco. La Fiscal¨ªa considera que Jos¨¦ Mar¨ªa Bravo ha cometido los delitos continuados de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, prevaricaci¨®n, estafa, usurpaci¨®n de funciones p¨²blicas, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes. Por estos delitos, la acusaci¨®n que ejercen la Diputaci¨®n y las Juntas generales solicitan una pena de 27 a?os de prisi¨®n.
Bravo intent¨® evitar en al menos dos ocasiones sentarse en el banquillo de los acusados. En septiembre de 2006, cuando el entonces diputado de Hacienda, Juan Jos¨¦ Mujika, le llam¨® a su despacho para exigirle aclaraciones sobre expedientes irregulares, Bravo se vino abajo al verse acorralado y en peligro. Admiti¨® que hab¨ªa cometido errores y ofreci¨® 148.000 euros para zanjar un asunto que, seg¨²n reconoci¨®, iba a afectar negativamente a su entorno familiar. La Diputaci¨®n no acept¨® aquella componenda y denunci¨® los hechos al fiscal.
Unos d¨ªas antes de comenzar la vista oral, la defensa de Bravo lo volvi¨® a intentar. Propuso al Ministerio P¨²blico declararse culpable y aceptar una pena de c¨¢rcel de nueve a?os de c¨¢rcel ¡ªya ha estado 16 meses en prisi¨®n preventiva¡ª y devolver los 1,9 millones que pudo apropiarse. Pero esta vez tampoco prosper¨®. Todo est¨¢ ahora en manos de los jueces.
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