Ignacio Rubi?o, el arquitecto que ocultaba a un dibujante
El resultado de esa afici¨®n que ha cultivado desde siempre puede verse en la muestra 'NaturalMente'
A Ignacio Rubi?o (Sevilla, 1957), uno de los tres profesionales que integran el estudio Rubi?o Garc¨ªa M¨¢rquez Arquitectos desde 1986, no le basta con proyectar el nuevo estadio de f¨²tbol de Ja¨¦n; el Centro Cultural La Victoria, en Sanl¨²car, o el Centro de Mantenimiento de Costa Ballena, en Rota; adem¨¢s le quedan ganas de dibujar. El resultado de esa afici¨®n que ha cultivado desde siempre en sus ratos libres y que, hasta ahora, era secreta, puede verse en la muestra NaturalMente.
¡°Son dibujos que hago sin pensar. Me levanto temprano y dibujo durante un par de horas antes de irme al estudio, es como un b¨¢lsamo¡±, comenta Rubi?o quien elige temas de la naturaleza para dar rienda suelta a su creatividad. NaturalMente, que re¨²ne 60 dibujos realizados entre 2007 y 2012, puede verse en el Estudio Alminar (Jes¨²s del Gran Poder, 41) hasta el 30 de junio.
Una exposici¨®n del arquitecto portugu¨¦s ?lvaro Siza en el mismo espacio ¡ªPremio Pritzker entre una larga lista de galardones¡ª le convenci¨® para mostrar por primera vez sus dibujos que retratan ¡°la agresividad del mundo natural¡± y que nada tienen que ver con la austeridad y la limpieza de las l¨ªneas de sus proyectos arquitect¨®nicos.
Plantas, abejas, moscas, avispas casi ¡°en formaci¨®n militar¡± y otros insectos dan paso a criaturas que se desenvuelven en el agua: ballenas, focas, peces... Como si se tratara de un zool¨®gico, Rubi?o sigue con otro orden y se pasa al cielo para plasmar una serie de p¨¢jaros; pero, donde de verdad se le siente m¨¢s c¨®modo es en sus dibujos de toros. Los animales est¨¢n en el campo, pastando, as¨ª que no se les ven las patas ocultas por una hierba invisible.
Tanto estos toros-nube, que parecen flotar en el papel, como el resto de su producci¨®n est¨¢n hechas con bol¨ªgrafo, a veces rascado otras diluido en alcohol, y con la otra cosa que tiene a mano por la ma?ana: caf¨¦. Sin pretensiones, pero con muy buena t¨¦cnica, Rubi?o va creando su particular universo en el que no hay c¨¢lculos ni l¨ªneas... un universo en el que la naturaleza manda.
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