Arenas y Chaves, pareja de hecho
Desde que se fue Chaves, Arenas hac¨ªa las mismas cosas y dec¨ªa los mismos mensajes de siempre, pero nada era ya igual
La historia de la humanidad se ha escrito siempre en pareja. Perdimos el para¨ªso con Ad¨¢n y Eva, descubrimos el amor con Romeo y Julieta, y nos adentramos en la literatura con Don Quijote y Sancho Panza. Nuestra infancia estuvo llena de parejas de hecho: Marco y su madre, Heidi y su abuelo, Mortadelo y Filem¨®n... Tom no hubiera existido sin Jerry, ni el Gordo sin el Flaco.
Alguien se imagina a B¨²falo Bill sin Toro Sentado; a Marco Antonio sin Cleopatra, o a Napole¨®n sin Josefina. Los Reyes Cat¨®licos eran pareja: Isabel y Fernando, como lo fueron Sherlock Holmes y el Dr. Watson, Ulises y Pen¨¦lope, El Cid Campeador y Do?a In¨¦s. Y tantos y tantos otros.
Javier Arenas, el presidente del PP de Andaluc¨ªa, dej¨® de ser un poco Arenas el d¨ªa que se march¨® Chaves. Desde entonces, su existencia estaba siendo incompleta. Arenas sin Chaves de presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, era como si al Coyote le hubieran dejado sin el Correcaminos. Continuar en la carrera ¡ªen este caso, la pol¨ªtica¡ª no ten¨ªa raz¨®n de ser. Chaves era el perejil de todas las salsas de Arenas, su norte y su gu¨ªa. Fueron casi dos d¨¦cadas dedicadas en cuerpo y alma a ganarle unas elecciones. Chaves fue el motivo de su marcha a Madrid cuando perdi¨® frente a ¨¦l en 1996. Chaves fue la causa de su vuelta a Andaluc¨ªa, cuatro a?os despu¨¦s, para sustituirse a ¨¦l mismo al frente del PP. El l¨ªder popular andaluz fue vicepresidente del Gobierno de Espa?a, varias veces ministros y secretario general de su partido, m¨¢s de lo que cualquier persona puede aspirar en pol¨ªtica, salvo una: presidente de la Junta. Frente a Chaves se estrell¨® en su prop¨®sito hasta en tres ocasiones.
Desde que se fue Chaves, Arenas no era la misma persona. Hac¨ªa las mismas cosas y dec¨ªa los mismos mensajes de siempre, pero nada era ya igual. Es como si llevaras una vida dedicada a alcanzar un objetivo y el d¨ªa que est¨¢s a punto de lograrlo desapareciera el obst¨¢culo que m¨¢s ilusi¨®n te hac¨ªa franquear. Arenas estaba tan convencido de que pod¨ªa ganar las elecciones que no le dio importancia al rival. No era su rival. El l¨ªder del PP quer¨ªa ganar las elecciones, pero sab¨ªa que nunca ya las ganar¨ªa frente a Chaves. Minusvalor¨® al PSOE y a Gri?¨¢n, con el que no quiso enfrentarse en ese debate televisivo que tantas veces le hab¨ªa reclamado a Chaves.
Lo de Chaves y Arenas era como la letra de la copla: ¡°Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedios, contigo porque me matas sin ti porque me muero¡±. Chaves se hizo mejor presidente en las r¨¦plicas a Arenas, y Arenas se agrandaba cuando ten¨ªa en frente a Chaves. Los socialistas dise?aron campa?as electorales con un ¨²nico argumento: la presencia de Arenas en el cartel electoral del PP. Arenas hizo de sus cr¨ªticas a Chaves y a su familia su ¨²nica artiller¨ªa pol¨ªtica durante a?os. Los diputados del PSOE se aburr¨ªan sin la presencia de Arenas en el Parlamento y Chaves nunca se enfrent¨® a Te¨®fila Mart¨ªnez con la energ¨ªa que pon¨ªa frente a Arenas. El d¨ªa que el l¨ªder del PP gan¨® las elecciones pero no con los diputados suficientes para aspirar a presidir la Junta, desapareci¨® el ¨²nico v¨ªnculo que le quedaba a Arenas con la pol¨ªtica andaluza tras la marcha de Chaves: ser presidente de la Junta.
Por eso cuando Gri?¨¢n realiz¨® su discurso de investidura, Arenas ya casi no estaba. Ley¨® unos folios sin leerlos del todo, propuso a una presidenta del Parlamento que no iba a salir y anunci¨® a un nuevo portavoz del PP, porque a ¨¦l le quedaban pocas cosas ya por decir. A partir de entonces, para Arenas era ya muy dif¨ªcil seguir siendo Arenas. La marcha de Chaves le hizo m¨¢s viejo y la victoria electoral sin premio le cambi¨® el destino. Gri?¨¢n y Arenas nunca tuvieron feeling para formar un t¨¢ndem, aunque fuera de contrarios. Gri?¨¢n, adem¨¢s, ya estaba comprometido. Ten¨ªa pareja de hecho para esta legislatura, la suya era Diego Valderas.
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