Un desahucio con la direcci¨®n
Un vecino de L¡¯Hospitalet de Llobregat consigue reunirse con un alto cargo de Barclays El afectado aval¨® a su hijo y ahora puede perder su vivienda
Como suele ser habitual, el cruce del paseo de Gr¨¤cia y la calle Arag¨® era ayer un hervidero de gente. Esta vez no solo hab¨ªa turistas haciendo cola para entrar en la Casa Batll¨®; ten¨ªan otros compa?eros: una veintena de activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que desde las 8 de la ma?ana protestaron delante de la sede del banco Barclays contra la orden de desahucio que pesa sobre Jos¨¦ Luis Romero, de 63 a?os y vecino de L¡¯Hospitalet de Llobregat (Baix Llobregat).
Hace diez a?os el hijo de Romero contrat¨® una hipoteca y puso como aval el piso de su padre. Hace ya tiempo ¡°mi hijo se qued¨® en paro¡±, y ni ¨¦l ni la nuera de Molina pueden hacer frente a la hipoteca. ¡°Ahora me reclaman una deuda de 83.000 euros y el piso est¨¢ tasado en 97.000, que se lo queden y ya est¨¢¡±, bramaba mientras se secaba el sudor de la frente.
¡°Esto es un robo, no podemos soportar lo que nos est¨¢n haciendo¡±, dijo Manolo Molina, de 57 a?os y vecino de Cornell¨¢ del Llobregat (Baix Llobregat). Molina portaba un cart¨®n en forma de gorro en el que se lee ¡°banqueros ladrones¡±. ¡°A m¨ª me van a desahuciar, pero no s¨¦ cuando¡±, susurraba con resignaci¨®n e indiferencia. ¡°Estoy aqu¨ª por solidaridad con Jos¨¦ Luis¡±, aunque admiti¨® no tener miedo al futuro: ¡°A m¨ª lo ¨²nico que me preocupa es comer, y con eso no voy a tener problema¡±. Los casos de Romero y Molina son el reflejo del aumento de desahucios en los ¨²ltimos a?os en Catalu?a. El a?o pasado crecieron un 2,2% y llegaron a los 6.789 expedientes, seg¨²n el Consejo General del Poder Judicial.
¡°A m¨ª tambi¨¦n
Algunos transe¨²ntes quer¨ªan hablar con ¨¦l. Otros paseantes prefer¨ªan tomar fotos desde una cierta distancia, algunas veces a los manifestantes, otras a la puerta de las oficinas del banco, repletas de pegatinas que abogaban por la implantaci¨®n de la daci¨®n en pago ¡ªsaldar en su totalidad la deuda hipotecaria con la entrega de la vivienda¡ª. Los conductores que circulan a escasos metros por la calle Arag¨®n hac¨ªan sonar los pitos del coche, tal y como les ped¨ªan con carteles de cart¨®n dos miembros de la asociaci¨®n.
A media ma?ana corr¨ªa un rumor. ¡°Un directivo de Barclays vendr¨¢ para reunirse con Jos¨¦ Luis¡±, grit¨® uno de sus compa?eros. El implicado lo ten¨ªa claro: ¡°O viene con un notario o yo no entro en ninguna reuni¨®n¡±, dijo Romero. El grito embraveci¨® aun m¨¢s a los congregados que no cesaban de hacer sonar sus bocinas.
Poco antes de las dos de la tarde, el directivo de Barclays y Romero entraron en el edificio. Un rumor sobre el transcurso de la reuni¨®n comenz¨® a correr: ¡°Le han ofrecido una refinanciaci¨®n¡±. Sali¨® Romero y se confirm¨® el rumor. ¡°Primero la refinanciaci¨®n y despu¨¦s me quitan de la hipoteca de mi hijo¡±, esa fue la oferta del banco explic¨® Romero, que finaliz¨®: ¡°Les he exigido que fuera al rev¨¦s, primero me sacan de la hipoteca y despu¨¦s la refinanciaci¨®n¡±. No hubo acuerdo y vuelve a la carga: ¡°El lunes nos volvemos a ver aqu¨ª¡±.
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