Los toros de la crisis
El p¨²blico no llena una feria taurina de Pontevedra con la ausencia de Rajoy
Don Pedro levanta la vista sobre la montura de sus gafas y reflexiona un instante sobre la pertinencia de la pregunta, pero transige. ¡°Floja, la de ayer muy floja¡±, dice. Don Pedro es Pedro Antonio Rivas Fontenla, que fue director del peri¨®dico local, concejal antes y despu¨¦s del 78 y en la actualidad veterano gerente de la plaza de toros de Pontevedra, en funcionamiento estos d¨ªas por las fiestas patronales de la Peregrina. Por p¨²blico y por actuaci¨®n de los toreros, seg¨²n los entendidos, la feria no ha sido este a?o muy notable.
El segundo baj¨®n es m¨¢s dif¨ªcil de anticipar y depende a veces de imponderables, pero respecto al primero el veterano gerente lo tiene claro. ¡°La gente no tiene dinero¡±, comenta en su oficina junto al coso, una caseta de 10 metros cuadrados con ventana interior y en la pared carteles de corridas hist¨®ricas. Con entradas desde los 40 a los 110 euros, la plaza pontevedresa no agot¨® el aforo, que rond¨® las tres cuartas partes, tambi¨¦n con bajas rese?ables entre las autoridades que habitualmente asisten.Hubo una ausencia fundamental y sin precedentes. Mariano Rajoy, en sus primeras vacaciones como presidente, evit¨® pasarse por el coso. Esquivo como nunca, durante la semana pasada hubo rumores de avistamientos del jefe del Ejecutivo y l¨ªder m¨¢ximo del PP entre Sanxenxo y Ribadumia, en terrenos de unos amigos de la familia bien protegidos de las indiscreciones por una fronda de vi?as, pero finalmente no apareci¨® por la plaza, interrumpiendo una costumbre de d¨¦cadas. Fuese por temor a evitar una estampa como la que le retrat¨® en la Eurocopa en m¨¢ximo jolgorio con los goles de Espa?a horas despu¨¦s de anunciar el no rescate a la banca, o bien por miedo a una reprimenda del respetable, Rajoy no apareci¨®, como tampoco lo hicieron la ministra pontevedresa Ana Pastor o el presidente de la X unta, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. En su lugar figur¨® la alineaci¨®n suplente del PP, con el presidente de la Diputaci¨®n, Rafael Louz¨¢n, a la cabeza, acompa?ado del subdelegado del Gobierno y los alcaldes de Lal¨ªn y Mar¨ªn. Jos¨¦ Blanco, muy fotografiado el a?o pasado para la ocasi¨®n, tampoco se dej¨® ver.
La ausencia de Rajoy no molest¨® demasiado a los habituales consultados en los alrededores del coso. ¡°A m¨ª me parece bien, con esta crisis¡±, comenta un jubilado de pa?uelo al cuello, tras echar pestes con la aparentemente desastrosa actuaci¨®n de El Cordob¨¦s el s¨¢bado. ¡°No lo s¨¦, nosotros no venimos mucho¡±, se escudaba un grupo de tres personas, de los escasos gallegoparlantes en los alrededores de la plaza, venidos desde Moa?a.
¡°La gente no tiene dinero¡±, explica en su oficina el gerente del coso
De cuatro corridas, la del domingo es la que coincide con la festividad de la Peregrina, y en alguna ocasi¨®n ha coincidido con la m¨¢s esperada. Este a?o, los hermanos Lozano, due?os de la plaza, apostaron por la renovaci¨®n y programaron una corrida at¨ªpica, mezcla de rejones a caballo y de toreo a pie de los famosos victorinos, muy valorados por los aficionados porque ¡°son toros que buscan abajo¡±, seg¨²n comentaba a un amigo profano en la plaza durante la faena un empresario pontevedr¨¦s, tras salir a la arena el primer ejemplar de la ganader¨ªa.
En la hora previa al comienzo de la sesi¨®n, ambiente distendido y escasas se?ales del flujo alcoh¨®lico que se viene asociando a las pe?as pontevedresas. ¡°Esos no pasan por la plaza¡±, explica Ernesto Pedrosa, presidente de la considerada como pe?a primigenia de la ciudad, los Gin Kas. ¡°Empezamos hace 35 a?os y ahora somos cincuentones¡±, comenta afable junto a sus compa?eros, que tararean el himno de Eurovisi¨®n y no temen que la afici¨®n vaya desfalleciendo en a?os venideros. ¡°Aqu¨ª se conjuga la diversi¨®n y el respeto a los toreros como solo pasa en Pamplona¡±, se?ala, orgulloso de una trayectoria que a su entender ha ¡°consolidado¡± la fiesta en Pontevedra. Los enjambres de adolescentes que en las tardes invaden la zona monumental armados con pistolas de agua llenas de vino no se acercan demasiado al Campo da Torre, donde est¨¢ la plaza, pero s¨ª imitan el atuendo de las pe?as, bautizadas generalmente con nombres que hacen juegos de palabras con bebidas alcoh¨®licas y t¨¦rminos como toro, cuernos, y otras.
Apoyadas por la Diputaci¨®n, que tiene palco propio y se publicita en ella, las corridas provocan todos los a?os las protestas de los antitaurinos, que el s¨¢bado rodearon la plaza en un gesto simb¨®lico para reclamar la abolici¨®n de la tauromaquia. ¡°Sin apoyo institucional no permanecer¨ªan¡±, coment¨® ?scar Horta, un portavoz. A algunos metros observaba el torero Fran Rivera, en ropa de deportes. No termin¨® la tarde saliendo por la puerta grande.
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