¡°La tentaci¨®n de Rajoy va a ser gobernar por decreto ley¡±
"En un sistema democr¨¢tico se deben explicar bien las cosas, y discutirlas en las Cortes" afirma el alcalde bilba¨ªno "La cuesti¨®n es qu¨¦ somos nosotros para los madrile?os y qu¨¦ es Madrid para nosotros"
Casi dos semanas despu¨¦s de haber sido recibido por vez primera en audiencia por el Rey en el Palacio de la Zarzuela, I?aki Azkuna se sigue mostrando muy reservado y desea mantener el car¨¢cter ¡°privado y confidencial¡± de la cita. ¡°Una buena costumbre¡±, recuerda, que le ha permitido estos ¨²ltimos a?os forjar ¡°una estrecha relaci¨®n¡± con el monarca y su heredero, el pr¨ªncipe Felipe. La audiencia ha sido el ¨²ltimo de los m¨²ltiples viajes a Madrid que el alcalde bilba¨ªno ha efectuado desde que el 4 de julio de 1999 ocup¨® el sill¨®n de regidor de la capital vizca¨ªna.
Sin embargo, estos viajes a la capital de Espa?a se iniciaron mucho antes, hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. Desde principios de los setenta, Azkuna mantuvo con Madrid una relaci¨®n profesional muy intensa. Para empezar, tras su estancia en Par¨ªs de 1970 a 1972, y siendo ya m¨¦dico en el Hospital de Cruces, pidi¨® una plaza en Madrid, pero se qued¨® en Bilbao. Tambi¨¦n oposit¨® a un puesto en Barcelona y, pese a lograrlo, de nuevo decidi¨® quedarse en Euskadi. ¡°?Igual si me hubiese ido all¨ª no habr¨ªa sido alcalde de Bilbao?¡±, se pregunta hoy, aunque reconoce que su colaboraci¨®n con los hospitales madrile?os fue muy importante en esos a?os del final del franquismo.
Fundamentalmente, colabor¨® con el doctor Manuel Quero, ya fallecido, uno de los grandes cardi¨®logos y pediatras de Espa?a y el m¨¢s reconocido internacionalmente.
Perfil
I?aki Azkuna (Durango, 1943) es licenciado en Medicina y Cirug¨ªa y doctor cum laude por la Universidad de Salamanca, especialista en Cardiolog¨ªa y Radiolog¨ªa. Fue profesor de Medicina F¨ªsica y Radiolog¨ªa en la UPV y asistente extranjero en el Hospital Broussais de Paris. En 1981, es nombrado director del Hospital de Cruces, y al a?o siguiente, director de hospitales del Gobierno vasco. De 1983 a 1987, desempe?a el cargo de director general de Osakidetza, antes de ser nombrado en 1989 secretario general de la presidencia del Gobierno vasco. Entre 1991 y 1999 fue consejero de Sanidad con Jos¨¦ Antonio Ardanza como lehendakari. Tras ganar las municipales de junio de 1999 fue elegido alcalde de Bilbao, cargo que mantiene desde entonces y que revalid¨® en las ¨²ltimas elecciones por mayor¨ªa absoluta.
Tambi¨¦n mantuvo numerosos encuentros con grandes cirujanos como Pedro S¨¢nchez, con el que sigue teniendo una relaci¨®n amistosa excepcional, as¨ª como con todos los cirujanos y cardi¨®logos de los hospitales madrile?os Ram¨®n y Cajal y La Paz. Y, ya m¨¢s de disc¨ªpulo a maestro, con los de la Cl¨ªnica Concepci¨®n, sobre todo con Gregorio R¨¢bago. ¡°Le ve¨ªa como un chaval ve al maestro. Era un ser excepcional como persona y un extraordinario cirujano¡±, recuerda. Esa intensa relaci¨®n se materializaba tambi¨¦n en congresos y en reuniones, siempre en Madrid.
La mayor¨ªa de esos contactos los celebraba como m¨¦dico de Cruces, donde lleg¨® en diciembre de 1972, y antes con algunos ya desde Par¨ªs. En la capital francesa, Azkuna viv¨ªa en la Ciudad Universitaria, y no precisamente en la Casa de Espa?a, cerrada durante la dictadura. ¡°Viv¨ª en la fundaci¨®n Rosa Abreu, y de all¨ª iba todos los d¨ªas al Hospital Broussais, en el barrio XIV. Para m¨ª Par¨ªs fue trabajo y cultura: los impresionistas, el cine, el teatro, Le Quartier Latin¡ Pero ya ten¨ªa contacto con toda esta gente de Madrid, y cuando vine a Cruces, segu¨ª esa relaci¨®n muy intensa¡±, rememora.
Antes, en 1969, le gusta rese?ar que parte de la mili la hizo en Madrid, en Carabanchel, con la primera promoci¨®n de Sanidad de la Milicia Universitaria. ¡°Nunca he pasado tanto calor como en Carabanchel. Nos metieron en un cuartel dentro de unas tiendas de campa?a. No s¨¦ si aprend¨ª mucho de sanidad, pero calor¡ Luego sal¨ªamos a ligar a la Puerta del Sol, vestidos de bonito con el traje militar, y m¨¢s calor¡±.
Recib¨ªan muy poca instrucci¨®n militar y mucha teor¨ªa, porque no hab¨ªa ni siquiera un laboratorio para hacer pr¨¢cticas. Eran, sobre todo, ¡°pr¨¢cticas de salud ambiental¡±, en las que se abordaban los peligros a los que se expon¨ªa Espa?a en caso de guerra, sobre todo bacteriol¨®gica. ¡°Esto lo tengo grabado en la memoria, porque fuimos la primera promoci¨®n, pero m¨¢s de una vez aprovech¨¦ para escaparme al Prado. Esta aventura solo dur¨® tres meses¡±, puntualiza hoy.
El sistema se resist¨ªa a cualquier cambio, por muy peque?o que fuera¡±
Esas fueron sus primeras relaciones con Madrid, que se concretar¨ªan posteriormente en contactos de car¨¢cter m¨¢s pol¨ªtico a partir de la Transici¨®n. En esa ¨¦poca, recuerda Azkuna, en los Colegios de M¨¦dicos se organizaron lo que se llam¨® la Mesa de Hospitales. El actual alcalde de Bilbao fue nombrado presidente de la Mesa vizca¨ªna y en Madrid se reun¨ªa con los dem¨¢s presidentes. Entonces conoci¨® a Xavier Trias; a?os m¨¢s tarde, ambos fueron nombrados consejeros de Sanidad de Euskadi y Catalu?a. Ahora, son alcaldes de Bilbao y Barcelona y siguen manteniendo esa estrecha relaci¨®n y una gran amistad.
¡°En la Transici¨®n fuimos los rebeldes de la Sanidad, y no tengo muy claro hoy, con perspectiva hist¨®rica, si arreglamos o desarreglamos algo. Pero uno se puede imaginar que durante ese periodo, con el Gobierno de UCD, la Sanidad, las ideas, los proyectos, el poder¡ eran una merienda de negros. Siempre he pensado que Adolfo Su¨¢rez tuvo que ser un fen¨®meno, porque, con lo que yo ve¨ªa en el Insalus, aquel hombre ten¨ªa que estar absolutamente desarropado¡±, apunta. ¡°All¨ª mandaban los que hab¨ªan mandado durante 40 a?os y se resist¨ªan a cualquier cambio. El cambio auton¨®mico ya era la Revoluci¨®n, y entonces nuestras reuniones en Madrid eran citas asamblearias peligros¨ªsimas, porque de ah¨ª pod¨ªa salir cualquier conclusi¨®n. Lo que si constat¨¢bamos era la resistencia del sistema a cualquier cambio, por muy peque?o que fuera. Era de un inmovilismo tremendo¡±, abunda.
Ahora saldremos adelante, pero entonces no ve¨ªamos la salida¡±
¡ª El aparato franquista se resist¨ªa al cambio. ?C¨®mo lo percib¨ªa en sus frecuentes viajes a Madrid?
¡ª ¡°Hombre, en los hospitales no lo percib¨ªas. Lo que pasa es que el clima de la Transici¨®n fue tremendo. Se podr¨ªa hacer un parang¨®n entre los telediarios de ahora y los de entonces. Los de ahora son la prima de riesgo, la crisis econ¨®mica, las medidas de Rajoy; todo son desgracias. Entonces, las desgracias eran pol¨ªticas: el asesinato de un guardia civil, la polic¨ªa hab¨ªa cargado contra los mineros, una pelota o una bala hab¨ªa matado a un manifestante. Y no digo la conmoci¨®n que supuso el crimen de Atocha, el de los laboralistas¡±.
Y prosigue: ¡°Hay alguna similitud, aunque la diferencia sea obvia. Ahora estamos en una democracia y lucharemos contra la crisis y saldremos adelante, pero entonces no ve¨ªamos la salida. La salida no era si en Euskadi consegu¨ªamos o no el autogobierno; la salida era si Espa?a sal¨ªa de aquel marasmo social y pol¨ªtico. Por eso, yo que conoc¨ª las reticencias, la rigidez y la impermeabilidad de la Sanidad espa?ola de aquel momento, me parece que Adolfo Su¨¢rez fue un H¨¦rcules. Lo que no entiendo es c¨®mo aquel hombre pudo aguantar", se pregunta.
Pronto llegar¨¢n para Azkuna lo que llama sus ¡°escarceos¡± en Madrid como director general de Osakidetza, aunque puntualiza que su ¨¦poca m¨¢s fluida con la capital la vivi¨® como secretario de Presidencia en 1989 y como consejero del Gobierno del lehendakari Ardanza, a partir de octubre de 1991.
Nunca he pasado tanto calor como haciendo la mili en Carabanchel¡±
Como secretario recuerda una reuni¨®n en casa de Jes¨²s de Polanco, junto a Javier Pradera, Jos¨¦ Luis Zubizarreta y el propio lehendakari.¡°Fue una cena extraordinaria, donde me mantuve casi mudo, aprendiendo, porque se pueden imaginar de lo que all¨ª se habl¨®. Con Polanco y Javier Pradera presentes, la discusi¨®n se centr¨® en el futuro de Espa?a y las autonom¨ªas, el Estatuto vasco y ETA. Era 1989. Para m¨ª fue un encuentro de muy alto nivel y muy provechoso¡±, enfatiza.
Como consejero de Sanidad, trat¨® a cinco ministros. El primero con quien se re¨²ne es Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, a los que siguieron Juli¨¢n Garc¨ªa Valverde, ?ngeles Amador; el actual presidente andaluz, Jos¨¦ Antonio Gri?an, todos ellos socialistas, y, ya con un Gobierno del PP, Jos¨¦ Manuel Romay Beccaria. ¡°He tenido una gran amistad con todos. Hombre, Romay me concedi¨® la medalla de la Orden de la Gran Cruz de Sanidad, pero tuvimos tambi¨¦n nuestras peleas, como cuando Trias y yo fuimos los que hicimos de balanceo en la comisi¨®n interterritorial. Ah¨ª tuvimos la bronca de la oferta de servicios que pod¨ªa ofrecer la Sanidad P¨²blica al paciente. Esa fue una discusi¨®n de pantal¨®n largo¡±, destaca Azkuna.
En esos a?os y como consejero vasco Azkuna no coincide con Felipe Gonz¨¢lez, pero s¨ª con Alfonso Guerra, al que conoce en el Congreso de Diputados y con el que luego coincide en Bilbao. ¡°Me acuerdo que me felicit¨® por el discurso que pronunci¨¦ con ocasi¨®n de la inauguraci¨®n de la escultura colocada en el paseo de Abandoibarrra en homenaje a Ram¨®n Rubial¡±, indica. Tampoco tuvo relaci¨®n con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, al que afirma no conocer, en las dos legislaturas de este en La Moncloa.
Alcalde de Bilbao desde julio de 1999, el cargo municipal le permite a Azkuna viajar de nuevo frecuentemente a la capital y son m¨²ltiples sus citas para abordar cuestiones culturales, de infraestructuras o simplemente para conocer a otros regidores, adem¨¢s de promocionar el nuevo Bilbao en marcha con el Guggenheim como emblema. Son continuas las mesas redondas, como una organizada por EL PA?S con Alberto Ruiz-Gallard¨®n cuando este era alcalde madrile?o, o las reuniones con hom¨®logos como la valenciana Rita Barber¨¢, o las m¨²ltiples ruedas de prensa.
Con especial inter¨¦s Azkuna quiere subrayar que, cuando en el a?o 2000 se cumpli¨® el 700? aniversario de la fundaci¨®n de Bilbao, en Madrid se mont¨® una exposici¨®n antol¨®gica ¡°extraordinaria¡±. El local lo prest¨® el entonces alcalde madrile?o, el popular Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano. ¡°En esa muestra se expuso tambi¨¦n la relaci¨®n que ha existido entre Bilbao y Madrid. Fue una de las mejores exposiciones que he visto en mi vida; con la voz de Miguel de Unamuno, con la figura de Ricardo Urgoiti, el empresario vasco de post¨ªn que fund¨® El Sol, renov¨® la radio y el cine espa?oles¡ La verdad es que en Madrid no he hecho mucha politiquer¨ªa, eran cosas muy concretas. Y siempre he dicho que si pudiera traerme la Cibeles o el Palace a Bilbao, los traer¨ªa. Siempre he ido a Madrid a discutir problemas concretos o abstractos, pero de un cierto nivel, no a conspirar, eso no me ha interesado. Como alcalde, esa ha sido mi vida en Madrid¡±, resume.
Su¨¢rez fue un H¨¦rcules. Lo que no entiendo es c¨®mo pudo aguantar¡±
Durante todos estos a?os al frente del primer municipio de Euskadi, Azkuna ha tenido ocasi¨®n de mencionar m¨²ltiples veces el pol¨¦mico debate sobre la ley Municipal, que colea desde hace tres d¨¦cadas y no consigue abordarse con el consenso necesario. ?l tiene una opini¨®n muy clara al respecto: ¡°Si la ley Municipal va a hablar de p¨¢jaros y flores, mejor no tocarla. Si entra en el gran debate, que es el de competencias y dineros, adelante¡±. Resalta la estructura en tres niveles existentes en Euskadi, el local, el foral y el gubernamental. ¡°Si son capaces de delimitar las competencias de cada cual, estupendo. Pero, claro, el Gobierno ha hecho un estudio sobre duplicidades y cuando lo vamos a aplicar, sale corriendo todo el mundo¡±, incide.
Y contin¨²a su reflexi¨®n: ¡°Cuando yo digo ¡®esto no es competencia municipal y me lo voy a quitar de en medio¡¯, me dan por arriba y por abajo. Si es de Sanidad es de Sanidad, y si es municipal es municipal. Ese es el gran debate al que poca gente quiere llegar. ?D¨¦jeme de monsergas y no me complique m¨¢s! Lo que tiene que definirse son las competencias propias de cada instituci¨®n, porque yo tengo muchas que son impropias y estoy haciendo cosas que no me corresponden. Si fu¨¦semos capaces de llegar a un acuerdo sobre cu¨¢les son las competencias de cada uno habr¨ªamos dado un paso de gigante¡±. A su entender, ¡°si no hay un trabajo de clarificaci¨®n, la ley Municipal no sirve para nada¡±.
Como decenas de miles de vascos, el alcalde de Bilbao considera muy positivo el cese de la violencia por parte de ETA. Incluso tilda de ¡°maravilloso¡± no tener que estar todo el d¨ªa mirando bajo el coche o para atr¨¢s. Pero, siendo positivo, cree que todav¨ªa hay que dar muchos pasos. ¡°No nos fiemos de que el asunto est¨¢ acabado¡±, advierte.
He ido cada vez a Madrid a discutir problemas concretos, no a conspirar¡±
Sin embargo, como la mayor¨ªa de los ciudadanos vascos, la situaci¨®n cr¨ªtica que destaca es la econ¨®mica. ¡°Nos est¨¢ llevando a una problem¨¢tica tremenda, y aun estando en uno de los Ayuntamientos m¨¢s saneado de Espa?a, porque en este momento tenemos deuda bancaria cero, veo la situaci¨®n muy dif¨ªcil¡±, asevera.
¡°La tentaci¨®n de Rajoy, ayudado por la crisis, va a ser la de gobernar por decreto ley de obligado cumplimiento. Entonces de qu¨¦ autonom¨ªa municipal, de qu¨¦ autogobierno y de qu¨¦ leches en vinagre hablamos¡±, se queja. ¡°Para qu¨¦ voy a salir al balc¨®n y hablar de ley Municipal si por decreto me dicen qu¨¦ tengo que hacer o pagar y qu¨¦ no. Puedo entender que en una situaci¨®n cr¨ªtica no haya m¨¢s remedio, pero en un sistema democr¨¢tico se deben explicar bien las cosas, y naturalmente discutirlas en las Cortes¡±, opina.
¡ª ?Cree que el pulso lanzando por el Gobierno vasco y alguna de las Diputaciones cuestionando o rechazando esas medidas tiene recorrido?
¡ª ¡°Le voy a poner un ejemplo¡±, responde. ¡°Cuando el juez ha mandado colocar la bandera espa?ola a los de Bildu, ?qu¨¦ han hecho, insumisi¨®n o la han puesto? La han puesto, ?no? Ya le he dicho bastante. Es decir, una ley org¨¢nica, tarde o temprano es de obligado cumplimiento. Te podr¨¢s negar, pero te llegar¨¢ un requisito del juez diciendo que ¡®haga el favor de cumplir¡¯. El problema es si la ley del Concierto y el Estatuto dan de s¨ª para poder tomar nuestras propias decisiones¡±.
Siempre he dicho que si pudiera traer la Cibeles o el Palace a Bilbao, los traer¨ªa¡±
¡ª Hablando de Bildu. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con los concejales de la coalici¨®n abertzale?
¡ª ¡°Creo que les falta mucho aprendizaje democr¨¢tico, que evidentemente no se aprende en tres d¨ªas. Me parece que el proceso ha sido positivo, pero todav¨ªa tenemos ramalazos de los ¨²ltimos 40 a?os, como cuando aparece todo el Casco Viejo lleno de pintadas acusando o insultando a tal o cual. Son ramalazos e inercias de cuatro d¨¦cadas. Estas cosas no se olvidan en tres minutos¡±, opina.
Antes de finalizar la conversaci¨®n, Azkuna desea regresar a Madrid y puntualizar lo siguiente: ¡°Aqu¨ª el problema es qu¨¦ somos nosotros para los madrile?os y qu¨¦ es Madrid para nosotros. Por ejemplo, creo que el pueblo de Madrid tiene una relaci¨®n extraordinaria con los bilba¨ªnos. Se ha visto en la ¨²ltima final de Copa, entre otras cosas porque en Madrid hay un sustrato bilba¨ªno importante¡±.
A lo que apostilla: ¡°En general, el pueblo de Madrid ha sido extraordinario con Bilbao, aunque no lo haya sido tanto la reacci¨®n de las autoridades madrile?as. Ha sido de una torpeza incre¨ªble, entre otras cosas porque a los pol¨ªticos se nos exige que resolvamos problemas y no crearlos. Esto es una m¨¢xima que he aprendido en 25 a?os de pol¨ªtico de bajura. Porque hay pol¨ªticos de altura que est¨¢n todo el d¨ªa hablando de ETA, generalmente de lo que no saben, y hay pol¨ªticos de bajura, como yo, que nos dedicamos a lo que nos tenemos que dedicar. A resolver alg¨²n problema a la poblaci¨®n, y digo alguno, porque muchos no podemos arreglar¡±, cierra.
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