Las ciencias de la vida, el sector con m¨¢s futuro
Catalu?a ha conseguido dar en los ¨²ltimos a?os un salto cualitativo hacia la excelencia cient¨ªfica
Cuando el pasado 5 de septiembre se present¨® en Londres el espectacular resultado del proyecto internacional Encode, la investigaci¨®n gen¨¦tica m¨¢s ambiciosa desde la secuenciaci¨®n del genoma humano, una de las tres personas que particip¨® en la rueda de prensa era Roderic Guig¨®, profesor de la Universidad Pompeu Fabra e investigador del Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica de Barcelona. En esa imagen se condensa lo que todas las fuentes consultadas, ya sean gestores cient¨ªficos o investigadores, consideran que ha de ser el objetivo de Catalu?a para los pr¨®ximos 30 a?os: jugar en una Champions League de la ciencia a nivel mundial. Tener algo que hacer y decir en un mundo terriblemente acelerado, el del conocimiento, que no sabe de fronteras y en el que lo que cuenta es la capacidad de avanzar. Es tambi¨¦n la manera de orientar la econom¨ªa hacia un modelo productivo basado en el conocimiento, capaz de crear riqueza y prosperidad.
Despu¨¦s de casi una d¨¦cada de incremento continuado de los recursos, Catalu?a ha escalado muchos pelda?os en la senda de la excelencia cient¨ªfica, y en algunos ¨¢mbitos, como el de la biotecnolog¨ªa, incluso ha podido codearse con los que est¨¢n en primera l¨ªnea, rompiendo fronteras. Pero para que eso se convierta en el motor de un nuevo modelo econ¨®mico, se necesita una masa cr¨ªtica que todav¨ªa no se ha alcanzado. Este es el principal reto que tiene Catalu?a por delante.
?Con qu¨¦ cuenta para afrontar ese reto? Aunque hay nichos de excelencia en diferentes ¨¢mbitos, la biotecnolog¨ªa es, sin duda, el sector que cuenta con m¨¢s activos y m¨¢s expectativas de crecimiento. El recuento de existencias indica que la posici¨®n de partida no es mala: 435 grupos de investigaci¨®n, 20 parques cient¨ªficos, 80 centros de investigaci¨®n vinculados a universidades y grandes hospitales, entre ellos el Cl¨ªnic de Barcelona, que figura a la cabeza de Espa?a en publicaciones cient¨ªficas de impacto internacional. El sector industrial asociado a las ciencias de la vida tampoco es desde?able: 481 empresas de biotecnolog¨ªa, que facturan en conjunto 15.600 millones anuales, y una presencia muy destacada en la industria farmac¨¦utica, pues Catalu?a concentra el 46% de todo el sector.
Jordi Cam¨ª, uno de los gestores que ha contribuido a consolidar el sistema cient¨ªfico catal¨¢n, atribuye a tres factores el hecho de que Catalu?a haya podido convertirse en poco tiempo en uno de los polos de conocimiento m¨¢s activos de Europa: la creaci¨®n de una red de centros de investigaci¨®n dotados de autonom¨ªa de gesti¨®n y organizaci¨®n; la creaci¨®n del programa ICREA, que ha permitido atraer talento de otros pa¨ªses, y el impulso de grandes instalaciones cient¨ªficas como el laboratorio de luz sincrotr¨®n Alba, el supercomputador Mare Nostrum y el Centro Nacional de An¨¢lisis Gen¨®mico. Cam¨ª aporta unas cifras que permiten situar d¨®nde estamos exactamente: ¡°Catalu?a representa el 1,5% de la poblaci¨®n de la UE y el 1,69% del PIB y, sin embargo aporta el 2,98% de la producci¨®n cient¨ªfica (datos de 2009). Y ha obtenido el 3,48% de las becas del European Research Council (ERC), unas ayudas a la investigaci¨®n muy competitivas que solo se conceden a los grupos m¨¢s punteros. No est¨¢ mal. Esto indica que estamos en la buena direcci¨®n¡±, afirma.
El reto, sin embargo, es convertir en normal algo que hasta ahora era m¨¢s bien excepcional. Hay indicios de que esto es posible. Unos d¨ªas despu¨¦s de que se presentara el proyecto Encode, uno de los m¨¢s destacados investigadores cl¨ªnicos, el onc¨®logo Josep Baselga, era nombrado director del centro de oncolog¨ªa de referencia en el mundo, el Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, donde otro catal¨¢n, Joan Massagu¨¦ ha llegado a figurar entre los 50 cient¨ªficos m¨¢s citados del mundo en todas las ¨¢reas del conocimiento por sus trabajos sobre el c¨¢ncer y los mecanismos de la met¨¢stasis. En julio, un consorcio internacional coordinado por Pere Puigdom¨¨nech present¨® el genoma completo del mel¨®n y, a finales de agosto, cuatro investigadores del Instituto de Ciencias Fot¨®nicas public¨® un m¨¦todo pionero para observar y describir mejor las formas fot¨®nicas de las nanoestructuras. Son solo algunos ejemplos muy recientes de algo que nadie cuestiona: hay talento, hay conocimiento y hay ambici¨®n.
Pero eso no es suficiente: ¡°Se han puesto la bases, pero al sistema le falta masa cr¨ªtica y una cierta tradici¨®n de competir¡±, diagnostica Montse Vendrell, directora general de Biocat y desde marzo, presidenta del Consejo Europeo de Biorregiones. En n¨²mero de investigadores, 7 por cada 1.000 habitantes, todav¨ªa estamos por debajo de la media europea. La inversi¨®n, aunque importante relativamente, es todav¨ªa modesta: 870 millones de euros canalizados a trav¨¦s de las universidades p¨²blicas y 214 millones para centros de investigaci¨®n. ¡°En los ¨²ltimos a?os hemos hecho una inversi¨®n muy fuerte en recursos humanos, b¨¢sicamente a trav¨¦s del programa ICREA, creado en 2001 para poder reclutar a cient¨ªficos de primera l¨ªnea de todo el mundo, y de la Agencia de Gesti¨®n de la Investigaci¨®n¡±, explica Josep Martorell, director general de Investigaci¨®n. Nuestra pol¨ªtica est¨¢ orientada a lograr que los grupos sean competitivos y puedan conseguir recursos de la industria o de los fondos europeos¡±. En estos momentos, seg¨²n Martorell, la Generalitat aporta el 40% de la financiaci¨®n del sector, el 30% procede de fondos estatales y el restante 30% son fondos conseguidos por los propios investigadores en concursos competitivos. El objetivo es incrementar todo lo posible esa tercera fuente. ¡°Hasta que no tienes una base competitiva a nivel mundial, no puedes aspirar a tener un sector productivo¡±, a?ade. La internacionalizaci¨®n es, pues, una condici¨®n esencial. Dif¨ªcilmente Catalu?a estar¨¢ en condiciones de competir si su propia estructura cient¨ªfica no se abre al mundo. Y cuando lo hace, comprueba que no est¨¢ en mala posici¨®n. Para las 20 plazas que ha ofertado el programa ICREA este a?o se han presentado 200 candidatos, pese al deterioro que est¨¢ sufriendo la marca Espa?a a causa de la crisis econ¨®mica. El genetista Jaume Bertranpetit, director de ICREA, subraya que no ha bajado el n¨²mero de solicitudes, aunque reconoce que ahora necesita m¨¢s tiempo para entrevistar a los candidatos, porque plantean m¨¢s dudas.
La confianza es un elemento clave para atraer talento, pero nada convence m¨¢s que los hechos. Y muchos de los que han venido, no solo no se han arrepentido, sino que se han quedado. Esto es esencial, porque act¨²a como una especie de c¨ªrculo virtuoso: la concentraci¨®n de talento atrae recursos que, a su vez, atraen m¨¢s talento. Hasta 40 de los 279 investigadores reclutados a trav¨¦s del programa ICREA tienen en estos momentos una beca activa del ERC, lo que significa que son l¨ªderes en su campo de investigaci¨®n y cuentan con recursos externos para desarrollar su trabajo. Cuanto m¨¢s internacional, mejor ir¨¢ en el futuro. El Parque de Investigaci¨®n Biom¨¦dica de Barcelona (PRBB), que dirige Jordi Cam¨ª, es un ejemplo. Cada d¨ªa pasan por sus tornos 1.300 personas, de las cuales, dos tercios son cient¨ªficos y la mitad de ellos, extranjeros. Y el 70% tiene menos de 35 a?os. El 41% de los investigadores del Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica son de otros pa¨ªses. El talento busca las m¨¢ximas oportunidades, y si han elegido Barcelona es porque creen que las tendr¨¢n. En la sociedad globalizada, la ciencia es, sin duda, la m¨¢s global de las actividades.
El camino est¨¢ trazado y solo hay que insistir en esta estrategia. Pero, ?es suficiente para construir una econom¨ªa? No, en absoluto. ¡°Hemos podido crear unas estructuras capaces de eludir las inercias y rigideces de un sistema universitario fuertemente funcionarial. Tenemos centros monogr¨¢ficos y parques cient¨ªficos que crean el entorno necesario para que prosperen empresas relacionadas con la biotecnolog¨ªa. Las condiciones est¨¢n creadas, pero falta algo esencial: ¡°capital¡±, dice Montserrat Vendrell. Hay, en primer lugar, muy pocos incentivos fiscales. A diferencia de Estados Unidos, donde buena parte de la investigaci¨®n se financia gracias al mecenazgo, este se limita en Catalu?a a unos pocos y muy meritorios casos, como los de Pedro Mir y Ester Koplowitz, que han aportado sumas relevantes para la investigaci¨®n biom¨¦dica.
El capital espa?ol y catal¨¢n tiene aversi¨®n al riesgo y, adem¨¢s, est¨¢ muy mal acostumbrado. Despu¨¦s de una larga etapa de grandes rentabilidades en inversiones especulativas, se ha instaurado una cultura muy poco proclive a asumir riesgos. Para crear un sector biotecnol¨®gico potente y rentabilizar as¨ª la inversi¨®n social hecha en investigaci¨®n, se necesitan muchas m¨¢s iniciativas como la de Ysios, un fondo de capital riesgo de 68 millones de euros, o Inveready, de 15 millones, o Caixa Capital Risk, que dedica 20 millones a desarrollos biom¨¦dicos. ¡°Son iniciativas importantes, pero insuficientes¡±, dice Vendrell. Se ha dicho muchas veces que si hay verdadero talento y productos viables, el capital vendr¨¢. Pero eso no es exactamente as¨ª. Para conseguir productos viables se necesita invertir en las primeras fases, y los fondos internacionales de capital riesgo, antes de hacer una inversi¨®n, miran qu¨¦ hace el capital local. Si este no se arriesga, ellos tampoco¡±, dice Vendrell. Aunque ha crecido el 20% el n¨²mero de empresas biotecnol¨®gicas en los ¨²ltimos 10 a?os, no es suficiente para crear masa cr¨ªtica.
La transformaci¨®n que vive la industria farmac¨¦utica es una ventana de oportunidad para los centros de investigaci¨®n. Los grandes laboratorios se han dado cuenta de que es m¨¢s seguro colaborar con las universidades que tener sus propias l¨ªneas exclusivas de investigaci¨®n. Primero porque, dada la amplitud y aceleraci¨®n del conocimiento, tienen m¨¢s posibilidades de encontrar una mol¨¦cula, y segundo porque, aunque tenga que pagar luego un precio mayor, prefiere hacerlo cuando el producto ya ha mostrado en laboratorio que puede ser una diana terap¨¦utica. El desarrollo de un nuevo f¨¢rmaco puede requerir 12 a?os de investigaci¨®n y una inversi¨®n de al menos 1.000 millones de d¨®lares. Y siempre con el riesgo de fracasar.
La colaboraci¨®n de las universidades y centros de investigaci¨®n con la industria puede, pues, reportar muchos beneficios a ambas partes. La riqueza creada puede as¨ª revertir de nuevo sobre los propios centros de investigaci¨®n y contribuir a su sostenimiento. ¡°Pero si no alcanzas un determinado volumen, te quedas fuera¡±, indica Josep Martorell. Justo cuando Catalu?a estaba en condiciones de despegar, lleg¨® la crisis. En 2001, la I+D representaba en Catalu?a, seg¨²n Martorell, el 1,3% del PIB. En 2010 hab¨ªa alcanzado el 1,6%, pero la media europea se sit¨²a en el 2% y pr¨¢cticamente todo el crecimiento lo ha aportado la inversi¨®n p¨²blica. La inversi¨®n privada est¨¢ estancada.
Todos coinciden en que hay que evitar que la coyuntura adversa arrase en poco tiempo, como un hurac¨¢n enfurecido, lo conseguido hasta ahora. Una reducci¨®n de los fondos estatales del 30%, que se suma al 30% de los a?os anteriores, y el 10% adicional en los fondos de la Generalitat no dibujan un buen escenario para los pr¨®ximos a?os, pero mirando a m¨¢s largo plazo, Josep Martorell estima que Catalu?a est¨¢ en mejores condiciones relativas gracias a la continuidad en las pol¨ªticas: ¡°Ahora tenemos un conjunto de instituciones suficientemente fuertes como para poder resistir esta situaci¨®n adversa¡±, afirma. Y apunta otro factor determinante: el consenso pol¨ªtico: ¡°Llevamos casi dos d¨¦cadas aplicando un modelo que no ha cambiado ni cuando ha cambiado el color del Gobierno. La estabilidad es hoy un valor importante¡±.
Para Jordi Cam¨ª, eso es as¨ª, pero la nueva situaci¨®n requiere repensar algunas cosas: ¡°La econom¨ªa no est¨¢ ahora mismo en condiciones de financiar la expansi¨®n del sistema que hemos creado¡±. Aparece, en su opini¨®n, una amarga disyuntiva: acomodar todo el sistema a la situaci¨®n de penuria y escasez, o priorizar. ?l lo tiene claro: ¡°Hay que concentrar la inversi¨®n en la investigaci¨®n de m¨¢xima excelencia y hacer econom¨ªas de escala con mayor intensidad¡±. Tambi¨¦n Montse Vendrell: ¡°Los recursos que tenemos son limitados y hemos de invertir en investigaci¨®n que sea competitiva a nivel internacional¡±. Y lo mismo Josep Martorell: ¡°Hemos de priorizar de forma inteligente aquellos sectores en los que haya excelencia acad¨¦mica y sectores industriales maduros¡±. Por ejemplo, la biomedicina, la f¨ªsica de altas energ¨ªas, las telecomunicaciones, la fot¨®nica o, en el campo de las ciencias sociales, la econom¨ªa. Eso implica tambi¨¦n optimizar las estructuras universitarias. Todav¨ªa ahora hay profesores que reciben fondos para investigar que no est¨¢n bien aprovechados. ¡°Contribuyen a la literatura cient¨ªfica, pero no hacen aportaciones sustanciales. En Espa?a tenemos un porcentaje demasiado alto de trabajos que no tienen ning¨²n impacto; algunos no son citados ni por el propio autor¡±, dice Cam¨ª. ¡°En estos tiempos tan competitivos, eso es algo que no nos podemos permitir¡±.
El objetivo est¨¢ claro y el camino, trazado. La cuesti¨®n es crear los instrumentos para seguir avanzando.
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