Noticia ardiente de Pompeya
Una exposici¨®n evoca la tragedia de la perla mediterr¨¢nea sepultada bajo la ceniza del Vesubio
Vida, pasi¨®n, agon¨ªa y resurrecci¨®n de la impar ciudad romana de Pompeya se muestran al p¨²blico hasta el pr¨®ximo mes de mayo en una exposici¨®n inaugurada esta ma?ana por el presidente de Madrid, Ignacio Gonz¨¢lez, en la plaza de Castilla de la capital, sede del Centro de Arte de la Fundaci¨®n Canal de Isabel II. En un escenario subterr¨¢neo jalonado por un bosque de columnas de ladrillo y arcadas de medio punto que ya diera cobijo a los guerreros de Xian, se narra un relato conmovedor: el acaecido una tarde de agosto del a?o 79 de nuestra era y que, en apenas 18 horas, vio asolar la perla de la bah¨ªa napolitana, tendida sobre la falda de un imponente volc¨¢n hasta entonces durmiente.
Un gigantesco estruendo del Vesubio, que se yergue altivo sobre el bell¨ªsimo litoral mediterr¨¢neo, anunci¨® el drama que sobreven¨ªa. En pocos minutos su cr¨¢ter emiti¨® un estremecedor ronquido. Masas viscosas de magma, retenidas durante siglos en su poderoso vientre, hicieron reventar la boca del volc¨¢n que inmediatamente comenz¨® a disparar millones de toneladas de piedra volc¨¢nica sobre la apacible ciudad, ti?¨® de sombra su luminoso cielo y lo taj¨® con una gigantesca columna de humos, tan t¨®xicos como letales, de hasta 15 kil¨®metros de altura. Hasta siete metros y medio de cenizas sepultaron poco a poco Pompeya bajo un sombr¨ªo oc¨¦ano de grisura. Bajo tan infausto sudario la ciudad qued¨® enterrada durante 1.500 a?os. Como se supo 15 siglos despu¨¦s, al menos 5.000 personas, muchos ni?os, ancianos y mujeres, perecieron en espantosa agon¨ªa en la que fuera considerada la cat¨¢strofe natural m¨¢s grave de toda la Antig¨¹edad.
De ella pudo dar cuenta Cayo Plinio, El Joven, cuyo veterano t¨ªo, el cient¨ªfico y almirante responsable de la flota romana en la bah¨ªa, Plinio El Viejo, acudi¨® con sus naves al rescate de la ciudad asediada por la furia vesubiana. Tambi¨¦n ¨¦l perecer¨ªa en Pompeya. Su narraci¨®n ha llegado hasta nosotros y permite que la exposici¨®n, gracias a la experiencia de su comisario Mart¨ªn Almagro y a un vivido montaje de Ignasi Cristi¨¢, rehaga la acomodada vida cotidiana, la ins¨®lita muerte y el sorprendente renacer arqueol¨®gico, en el siglo XVIII de la incauta ciudad romana que debe su nombre a la pomp¨¦, procesi¨®n en lengua griega, que H¨¦rcules recorri¨® a trav¨¦s de la pen¨ªnsula italiana tras culminar los 12 trabajos que le confirieron la inmortalidad.
Hasta 10 ¨¢mbitos distintos, de forma secuenciada, ¡ªorigen de la ciudad, casa de un pr¨®cer romano, pintura, vida privada, el ocio y la v¨ªa p¨²blica, entre otros¡ª componen y trenzan amenamente la historia pompeyana y su aterrador drama, del cual s¨®lo el milagro de la conservaci¨®n de la ciudad muerta y de las huellas de sus moradores, sepultados todos bajo las cenizas volc¨¢nicas, brinda el consuelo de averiguar qu¨¦ fue lo que en verdad all¨ª sucedi¨®.
Sin embargo, la furia del Vesubio no pudo destruir la belleza de algunas piezas de arte y enseres conservados bajo aquel aluvi¨®n de piedra y lava, como una excelsa Safo, que mantiene dos mil a?os despu¨¦s de ser pintada la fresca y pol¨ªcroma p¨¢tina de su delicado semblante. Estatuaria, mosaico, orfebrer¨ªa, cer¨¢mica, hasta 600 objetos de all¨ª rescatados se exhiben al p¨²blico a partir de ma?ana.
Gracias a la superintendenza creada en torno a los museos arqueol¨®gicos napolitanos, a la exposici¨®n madrile?a han llegado vestigios reales tan incre¨ªbles como las huellas de un pompeyano en fuga o la figura de otra v¨ªctima intentando ascender por una escalera mientras le sorprend¨ªa la muerte. La asfixia, primero, m¨¢s la lava despu¨¦s y la ceniza al cabo, causaron su muerte, la inmediata consunci¨®n del cad¨¢ver y el perfil del hueco ocupado por su cuerpo, como los huecos de otros infortunados de ambos sexos que no pudieron escapar de la ira del volc¨¢n.
Como propuesta creativa, la exposici¨®n culmina con el anillo, de engastado camafeo mitol¨®gico, del monarca Carlos III de Espa?a, entonces Carlos VII rey de N¨¢poles y de las Dos Sicilias, el m¨¢s importante de los reyes arque¨®logos de todos los tiempos, al decir de Mart¨ªn Almagro, comisario de la muestra y acad¨¦mico de la Historia.
¡°Como organizador, promotor y gestor arqueol¨®gico, nadie le superar¨ªa, ni lord Carnavon ni el propio Schliemann¡±, asegura el arque¨®logo espa?ol. Una galer¨ªa dedicada a las pompeyas hispanas, Seg¨®briga y M¨¦rida, exhibe entre otras joyas el majestuoso Efebo de Antequera, testigo de la pureza del arte de la ¨¦poca, s¨ªntesis excelsa de Roma y de Grecia, de cuyos tesoros escult¨®ricos y pict¨®ricos fue la infortunada Pompeya excelsa puerta de entrada. Completa la exposici¨®n una potente oferta audiovisual que permite al visitante evocar aquel episodio cuyo descubrimiento en el siglo XVI y su excavaci¨®n en el siglo XVIII por orden del mejor alcalde de Madrid, escribieron una p¨¢gina imborrable de la historia m¨¢s dolorida de la Humanidad.
Pompeya. Cat¨¢strofe bajo el Vesubio. De 10.00 a 21.00. Acceso cada 30 minutos. Entrada 6 euros. Hasta el mes de mayo. Centro de Arte Fundaci¨®n Canal. Plaza de Castilla.
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