Muertos de hambre
Al cumplirse el primer a?o del Gobierno de Rajoy se ha cumplido la predicci¨®n de m¨¢s paro y m¨¢s pobreza
El sabor dulz¨®n de las fiestas navide?as ha dejado en segundo plano el drama de un hombre que se quem¨® en M¨¢laga, a las puertas de un hospital.
Un alba?il en paro de 57 a?os, natural de Ceuta, que sacaba unos miserables euros como gorrilla en un solar pr¨®ximo al Carlos Haya, se prendi¨® fuego porque ya ¡°no ten¨ªa ni para comer¡±.
Era el 2 de enero. La noticia aguant¨® un par de d¨ªas en las cabeceras de los informativos. El d¨ªa 4 falleci¨®. Su drama qued¨® sepultado por la bullanguera avalancha de los regalos de Reyes.
Un par de semanas antes, otro drama hab¨ªa sacudido brevemente a la ciudad de M¨¢laga. Dolores Garc¨ªa, de 52 a?os, se suicid¨® arroj¨¢ndose de una ventana de su piso. Lola, La cigarrera, como era conocida en su barrio de Los Corazones, iba a ser desahuciada. No pod¨ªa pagar la hipoteca. Unos d¨ªas antes, otra mujer, Amaia Ega?a, tambi¨¦n perd¨ªa la vida en Barakaldo, por las mismas razones y de la misma forma.
Estas tres muertes no pueden quedar archivadas sin m¨¢s. El drama que llev¨® al alba?il A.H.A, a Lola y a Amaia al suicidio lo sufren seis millones de espa?oles que est¨¢n en paro y/o carecen de recursos. No tienen dinero ni para pagar sus hipotecas. Ni para comer.
Casualmente, la noticia de que un hombre se hab¨ªa quemado a lo bonzo comparti¨® honores de primera p¨¢gina con otra diametralmente opuesta: el empresario gallego Amancio Ortega (Zara) ascend¨ªa al tercer puesto de los m¨¢s ricos del mundo, con una fortuna de 43.300 millones.
Daba escalofr¨ªos leer una noticia detr¨¢s de la otra. Saber que la riqueza de esas 40 personas ha crecido en 177.000 millones de euros en un solo a?o. (La de Ortega, en 16.700 millones). El mismo a?o en el que los salarios bajaron en Espa?a un 5,4%.
El patrimonio acumulado por esos 40 hipermillonarios alcanz¨® 1,4 billones de euros, lo que representa un 50% m¨¢s que toda la riqueza que generamos los espa?oles en un a?o (PIB).
Son un pu?ado de ricachos como esos, junto a unos cientos de altos ejecutivos, financieros y pol¨ªticos quienes deciden el futuro del resto de la humanidad. Quienes dibujan para cientos de millones de personas un porvenir cada d¨ªa m¨¢s oscuro, m¨¢s triste, m¨¢s desolador.
Consecuencia: paro masivo. Los ¨²ltimos datos del Inem (4,8 millones de parados, de ellos 1,08 en Andaluc¨ªa), se quedan cortos con las m¨¢s recientes previsiones de Eurostat: 6,16 millones, el 26,6% de la poblaci¨®n y nada menos que un 57,6% entre los j¨®venes menores de 25 a?os.
Se ve¨ªa venir. Al cumplirse el primer a?o del Gobierno Rajoy, se ha cumplido la predicci¨®n que hizo en marzo pasado Jean Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, al ministro Luis de Guindos: con la reforma laboral habr¨ªa en Espa?a ¡°m¨¢s paro y m¨¢s pobreza¡±.
Y m¨¢s hambre. As¨ª lo muestra otro dato arrojado al olvido en estas fiestas navide?as: durante tres meses seguidos ha bajado la compra de comida de las familias espa?olas. Por el paro, el IVA y la bajada de salarios.
?Qu¨¦ hacer? ¡°Ya solo me queda robar¡±, dec¨ªa desolado en estas p¨¢ginas Blas Monsalve, otro joven parado de ?beda. El parado ceut¨ª eligi¨® una salida mucho m¨¢s traum¨¢tica. Morir a lo bonzo. Una muerte que recuerda la del joven tunecino Mohamed Buazizi, acaecida hace poco m¨¢s de dos a?os.
Buazizi ten¨ªa 26 a?os. Era inform¨¢tico y estaba en paro. Como el alba?il, se ganaba unos dinares realizando una actividad ilegal: vend¨ªa fruta por las calles. Un polic¨ªa lo moli¨® a palos. Buazizi, en un acto de rabia y desesperaci¨®n, se prendi¨® fuego. Su muerte levant¨® al pueblo tunecino. Las calles ardieron y el dictador Ben Al¨ª fue derrocado.
La muerte de A.H.A, de Lola, de Amaia, deber¨ªa encender la llama de la indignaci¨®n en las calles de este pa¨ªs al que unos mercados sin entra?as est¨¢n condenando al paro y a la pobreza. A morir, poco a poco, de hambre. Y de rabia.
@JRomanOrozco
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.