Del chiringuito a la etiqueta
12.000 personas abarrotaron anoche el Palacio de los Deportes para ver a este Bisbi que ha madurado
Olvidemos por un momento que David Bisbal se dio a conocer en un concurso televisivo pavorosamente hortera. El chaval de los ricitos ¨¢ureos es ahora un caballero al que le abren las puertas del Teatro Real, el Carnegie Hall y el Royal Albert Hall. Nunca la sabidur¨ªa popular fue tan clarividente: hay gente para todo. Anoche, nada menos que 12.000 personas abarrotaron el Palacio de los Deportes para ver a este Bisbi que ha madurado, habla de s¨ª mismo en tercera persona y escenifica la evoluci¨®n del chiringuito y el bronceado marbell¨ª a la pompa y el traje de chaqueta. Mucha etiqueta, en cualquier caso, para vestir tan poca chicha.
Nuestro protagonista arranca en calidad de embajador regional con Almer¨ªa, algo parecido a una copla, y confirma desde ese momento los peores presagios: sigue confundiendo los trinos con una especie de teleles y ha preservado con los a?os su acreditada tendencia a vocear. Seg¨²n avanza la velada, introduce unos arreglos orquestales tan atildados como una fiesta en el casino de Estoril e intercala parlamentos insulsos, cual yerno aseadito que, a falta de conversaci¨®n, ayuda a la suegra a batir los huevos. En el fondo, David es un cl¨¢sico: para introducir el cl¨¢sico mexicano Te quiero, dijiste, admite su a?oranza por aquellos tiempos en que pod¨ªamos agasajar ¡°a nuestras parejitas con requiebros como ¡°labios de rub¨ª¡±.
Y todo ello, por no hablar de la escenograf¨ªa: lamparones rococ¨®s y unas gr¨¢ficas ondulantes que parec¨ªan salvapantallas del Windows 95. Bisbal sale bien parado en alg¨²n caso (como la primera vez, un Ave Mar¨ªa¡¯en clave de swing, ese Sombra y luz con r¨²brica de Alejandro Sanz), pero suele invitar al sonrojo: las letras de ¡®D¨ªgale¡¯ o ¡®El ruido¡¯ no alcanzar¨ªan para el graduado escolar. Y, tras Antonio Carmona, acaba invitando a sus cachorros cat¨®dicos Paco Arrojo y Rafa Blas. Una cortes¨ªa involuntariamente ir¨®nica: Blas ese un jevi¡¯perfecto para un s¨¢bado de carnaval.
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