Sortu: Batasuna, de nuevo
Diez a?os despu¨¦s ha vuelto Batasuna a nuestras vidas. Han cambiado su nombre, pero han variado muy poco sus caras; en todo caso, s¨ª han modificado sus semblantes. Nada de cuanto ha trascendido de su acto (re)constitucional supone un cambio demasiado excesivo del que se produjo cuando ETA anunci¨® que abandonaba la lucha armada.
La simbolog¨ªa ha sido cuidada hasta sus ¨²ltimos extremos, empezando por el lugar en el que ha tenido lugar ese acto (re)constitucional de Sortu, que se llama El Baluarte, en Pamplona, es decir ¡°una fortificaci¨®n en la parte exterior de la muralla de Pamplona¡±, en un aut¨¦ntico basti¨®n.
M¨¢s simbolog¨ªa: la presencia de Arnaldo Otegi, tan notable, a pesar de que se encontrara en la c¨¢rcel de Logro?o. M¨¢s simbolog¨ªa: el exrecluso Kandido Zubikarai ley¨® tambi¨¦n un comunicado enviado por el colectivo oficial de presos, EPPK.
M¨¢s simbolog¨ªa a¨²n: la nomenclatura de algunos de los cargos adjudicados no ofrece dudas: Resoluci¨®n del Conflicto (Rufi Etxeberr¨ªa), Lucha Ideol¨®gica y de Masas (Iosu Lizarralde y Marije Fullaondo), Lucha Institucional (Permach), etc¨¦tera. La ¡°lucha¡± siempre presente.
La llegada, por fin, de Sortu acontece diez a?os despu¨¦s de que Batasuna fuera ilegalizada, y tras ocho intentos fracasados de burlar a la Justicia y a los ciudadanos vascos intentando presentarse a las elecciones mediante formaciones pol¨ªticas de ocurrentes nombres y ocasionales l¨ªderes de barro, tras los que se ocultaban los mismos que ahora se han colocado al frente de Sortu.
Por todo esto la ¡°nueva¡± formaci¨®n ha de ser recibida con la debida mesura, sin lanzar las campanas a vuelo en tanto no se definan en el destino que pretenden para sus presos, o en el tratamiento que debe darse a los terroristas de ETA que a¨²n merodean por Euskadi Norte y Sur, con alg¨²n delito en sus conciencias y algunas pistolas en sus bolsillos.
No debemos dudar de que el cambio producido ha sido muy importante, pero las palabras nunca son neutrales del todo, y la pregunta contenida en el mensaje de Otegi es contundente: ¡°?Hemos interiorizado, explicado y compartido suficientemente el profundo calado del cambio estrat¨¦gico que hemos puesto en marcha o creemos que la ¨²nica diferencia en la estrategia futura es que ha desaparecido la lucha armada?¡±
Produce un poco de inquina que todo pueda obedecer a una ¡°estrategia¡± y no al convencimiento ¨¦tico de que las extorsiones y los asesinatos perpetrados en nombre de Euskal Herria han constituido una realidad tan brutal como miserable, por m¨¢s giros y retru¨¦canos que se hayan querido usar para explicar el inexistente ¡°conflicto pol¨ªtico¡±. Inexistente en el plano pol¨ªtico, que no en el social y convivencial, provocado por la estricta existencia de ETA.
Sin embargo, la manipulaci¨®n constante de la propia opini¨®n y de la opini¨®n p¨²blica por parte de Sortu va a marcar el tiempo venidero. De momento, se reunir¨¢ con todos los partidos de Euskadi, a excepci¨®n del PP y UPyD, que vieron morir a algunos de sus partidarios a manos de sus amigos de ETA.
Curiosa forma de sonre¨ªr, siguiendo el modelo esbozado en el comunicado de Otegi como ¡°otra forma de ense?ar los dientes¡±, o sea, mostrar los dientes afilados al PP mientras piden medidas extraordinarias a favor de sus presos encarcelados. ¡°Nuestra prioridad son los presos¡±, dijo Arraiz, ¡°ahora y siempre¡±, y har¨¢n todo lo posible para que ¡°est¨¦n con nosotros lo antes posible¡±.
Estas frases contundentes, salpicadas con apelativos como ¡°criminal¡± para referirse a los Estados espa?ol y franc¨¦s en sus comportamientos carcelarios, deber¨ªan hacernos pensar que, habiendo sido tan beneficiosa para todos la renuncia de ETA a la lucha armada, la reconstrucci¨®n de Sortu en el Baluarte de Pamplona, en modo alguno supone que Sortu se haya convertido en un baluarte o basti¨®n de nada: ni de la izquierda ni de la libertad. Batasuna ha vuelto, pero su evoluci¨®n no permite a¨²n que se le d¨¦ el alta m¨¦dica.
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