La vida en un chorro de voz
El escoc¨¦s no solo no deja nada en manos del destino
Edwyn Collins podr¨ªa montar, al estilo del ¨²ltimo Elvis Costello, una ruleta sobre el escenario con el grueso de sus canciones impreso en ella, para que los temas se sucedieran al azar o los escogiera el p¨²blico, y seguir¨ªa sin defender ni una sola composici¨®n mediana. A mayor abundamiento, el escoc¨¦s no solo no deja nada en manos del destino, sino que se marca cada noche repertorios en los que cuesta echar de menos alg¨²n punto ¨¢lgido de su carrera. Como si cada concierto, tan lejos de la recreaci¨®n nost¨¢lgica como de la presentaci¨®n de material novedoso, fuera una nueva y exultante celebraci¨®n de la vida, tras la superaci¨®n de un par de ictus cerebrales que a punto estuvieron de mandarle al otro barrio hace ocho a?os, y que mermaron considerablemente su movilidad. Tres bloques entreverados modulan ahora su puesta en escena: los temas que, al frente de Orange Juice, ayudaron a perfilar un indie avant la lettre, tan cultivado que no ten¨ªa reparos en perfumarse de blue eyed soul y country (Falling and Laughing, Blueboy, Consolation Prize), la delicada estilizaci¨®n pop que perfil¨® una consistente carrera en solitario (Make Me Feel Again, Don¡¯t Shilly Shally, Low Expectations) y los temas correspondientes a su resurrecci¨®n creativa y vital en los ¨²ltimos cinco a?os, tan plet¨®ricos como Losing Sleep, Understated o Dilemma.
Edwyn Collins
Edwyn Collins: voz; James Walbourne: guitarras ac¨²stica y el¨¦ctrica; Carwyn Ellis: guitarra ac¨²stica y teclado. Loco Club. Valencia, jueves 21 de marzo de 2013.
Los defendi¨® todos en un formato mucho m¨¢s desnudo que ¨ªntimo. Con la excepcional guitarra de James Walbourne y los teclados de Carwyn Ellis (quien ejerci¨® de estimulante telonero mostrando las melod¨ªas folk de su proyecto Colorama), en una tesitura semi ac¨²stica que perdi¨® en matices y en finura todo lo que gan¨® en proximidad, veracidad y crudeza. Porque con Edwyn Collins ser¨ªa mezquino apuntar con el dedo las ya inevitables desafinaciones de su voz, cuando esa garganta de tintes bar¨ªtonos sigue colmando cualquier espacio esc¨¦nico que se precie. Y transmitiendo, en toda su descarnada autenticidad, las desbordantes ganas de vivir de un artesano que se aferr¨® como un clavo ardiendo a la caligraf¨ªa pop, lo que mejor supo nunca hacer, como indispensable gu¨ªa de supervivencia. Con puntos de inflexi¨®n como el que supuso ¡°Rip It Up¡± y ¡°A Girl Like You¡±, ya casi rematando la noche, ten¨ªa m¨¢s que merecidamente ganada a una audiencia cautiva y entregada.
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