Barras con pantalla grande
La oferta de bares y locales de ocio se enriquece con espacios fijos o intermitentes para el cine. Son el escenario ideal para dar visibilidad a cortometrajes y nuevos directores
Toda la vida pensando que irse de cortos a los bares significaba tomarse unas ca?as, y resulta que hay m¨¢s acepciones de esta expresi¨®n por descubrir. Unos desde hace lustros, otros desde tiempos muy recientes, varios locales de la capital han abierto sus puertas a la homonimia en lo que respecta a la expresi¨®n. Para ellos, adem¨¢s de beber, la frase tambi¨¦n conlleva otro verbo: ver. Bien como medio para atraer m¨¢s clientes o como propuesta cultural alternativa, estos establecimientos hacen lo que la gran mayor¨ªa de salas de cine ignoran: muestran cortometrajes. As¨ª que la expresi¨®n adquiere un sentido a¨²n m¨¢s rico y nutritivo, y no solo a nivel estomacal: a los bares se puede ir a tragar unos cortos y, adem¨¢s, a disfrutarlos con la cabeza.
Las diferentes propuestas permiten trazar una l¨ªnea divisoria entre dos grandes categor¨ªas: los locales que han institucionalizado las proyecciones organizando festivales o ciclos y los que realizan sus actividades de manera m¨¢s informal, en ocasiones sin periodicidad fija. Entre los primeros destaca La Boca del Lobo, uno de los pioneros en la f¨®rmula de copas m¨¢s arte igual a diversi¨®n constructiva. Este cl¨¢sico de Malasa?a acoge con su nombre un prestigioso festival internacional de cortometrajes que se prolonga durante dos semanas en el mes de octubre, con 300 proyecciones, adem¨¢s de conciertos, charlas, encuentros y exposiciones. ¡°Cuando empezamos, hace casi 16 a?os, no hab¨ªa casi salas alternativas en Madrid¡±, explica Asier Mu?iz, el director. ¡°As¨ª que empezamos a generar ciclos de cine, y enseguida nos dimos cuenta de que el corto estaba vilipendiado¡±.
En la carta, cortos
La Boca del Lobo. Echegaray, 11. En octubre acoge un festival de cortos. Entrada a todas las sesiones, 20 euros.
La Escalera de Jacob. Lavapi¨¦s, 9. Festival Cortos con ?. Los martes. Entrada, de 3 a 3,5 euros.
Atomium. Covarrubias, 21. Cortos los viernes a las 21.00. Entrada gratuita.
Versi¨®n Original. S¨¢nchez Pacheco, 64. Sin periodicidad fija. Gratis.
El Chambao. Manuela Malasa?a, 16. Proyecciones gratis los domingos; 20.30.
El Gallinero. San Carlos, 6. Proyecciones una vez al mes. Entrada gratuita.
Kino. Olivar, 17. Largos todos los d¨ªas. Entrada, 2 euros; sesi¨®n golfa, 8.
Lolita Lounge & Bar. Manuel de Falla, 3. Gratis, sin periodicidad fija.
M¨¢s all¨¢ de su sede, desde 2011 se han expandido a otros centros como su Espacio Cultural La Boca, en Lavapi¨¦s, o el Matadero de Legazpi. ¡°Por la calidad de las piezas, quer¨ªamos que se pudieran ver tambi¨¦n con calidad¡±. Y no exagera en la loa: el ganador de su premio Lobo Internacional de 2012, Curfew, de Shawn Christensen, es el mismo que se hizo nada menos que con el Oscar de Hollywood en esta pasada edici¨®n.
La Escalera de Jacob, otro bar con clara intenci¨®n art¨ªstica, acoge desde hace cinco a?os en su sede de Lavapi¨¦s (la otra est¨¢ en La Latina) el festival semanal Cortos con ?. Todos los martes hay unas cinco proyecciones seguidas de un cinef¨®rum con los autores y, tras las votaciones populares, al final del a?o se otorga un premio con jurado. ¡°Es una experiencia que propicia sinergias entre los grupos de actores, directores... para dar lugar a un espacio en el que se generan din¨¢micas de trabajo¡±, se?ala Jorge de las Heras. ¡°El objetivo es tener un criterio abierto, por eso entre los perfiles hay de todo: desde figuras potentes y actores muy conocidos, como Carmen Maura, hasta otros noveles¡±.
En colaboraci¨®n con la productora Cine Propio, a trav¨¦s de su filial Corto Propio, el Atomium, en Alonso Mart¨ªnez, se embarc¨® en enero en un viaje con parecido destino, solo que sin premios de por medio. Los viernes convocan a la parroquia para reunirse, ver unos cortos, tomar algo y charlar con los artistas. En su caso, la vocaci¨®n principal es impulsar a directores cuyos trabajos no encuentran salida en los circuitos comerciales. Y, a diferencia de las otras iniciativas institucionalizadas, ellos lo hacen siempre gratis. ¡°Al estar en un bar, hemos descubierto que se crea un ambiente m¨¢s cercano¡±, explica Sergio de Vega, director de Cine Propio. Puntualmente, tambi¨¦n acogen proyectos de mayor prestigio, como la reciente proyecci¨®n de un corto de la nominada a Goya Natalia Mateo, o la presentaci¨®n de 10videoclips conmemorativos del 10? aniversario de la banda Canteca de Macao a partir de mayo.
Coloquio posterior
La presencia de los artistas durante las proyecciones y su posterior di¨¢logo con los espectadores es uno de los puntos en com¨²n entre los diferentes proyectos. La experiencia se convierte as¨ª en un coloquio enriquecido, en caldo de cultivo para las ideas con sabor a cerveza y vino con el que todos pueden aprender de todos, adem¨¢s de servir de conducto respiratorio para un g¨¦nero mal entendido como el hermano peque?o del largo. ¡°Hay verdaderos profesionales volcados exclusivamente en el corto. Es un cine de calidad que queremos aupar¡±, apunta Mu?iz, de La Boca del Lobo.
Antes que este ¨²ltimo local, y dentro de la vertiente no institucionalizada, el Versi¨®n Original ya abri¨® camino desde el barrio de Prosperidad, donde comenz¨® su andadura a finales de los ochenta. Am¨¦n del nombre, sus paredes forradas de fotos de iconos f¨ªlmicos sirven de aviso al despistado: aqu¨ª se venera el cine. Aunque antes reservaban un d¨ªa a la semana para el visionado de cortos, ahora lo hacen sin un calendario preestablecido. ¡°Trabajamos con gente que est¨¢ estudiando o que son profesionales noveles, para ofrecerles una oportunidad¡±, se?ala David, el encargado. ¡°Esto nos sirve para atraer a m¨¢s clientela y tambi¨¦n para dar un poco m¨¢s de servicio a la gente que viene¡±.
Otras cantinas tiran de agenda para hacer de su local patio de butacas. Es el caso de El Chambao, en Malasa?a, que se inaugur¨® hace un a?o, y que desde sus or¨ªgenes se dedica a las muestras semanales de cortos. ¡°Empezamos a hacerlo por mover un poco el bar y porque ten¨ªamos amigos que se dedican al cine¡±, cuenta Beatriz Velasco, la gerente. En El Gallinero de Lavapi¨¦s a¨²n lo ten¨ªan m¨¢s f¨¢cil, dado que su due?a, Virgina Llera, es cortometrajista: ¡°Empezamos con obras m¨ªas, y luego fuimos a?adiendo otras que me han gustado, para darlas a conocer¡±. A solo unos metros de su bar, el recientemente abierto Kino alarga y ensancha la iniciativa proyectando pel¨ªculas (comerciales) en ciclos tem¨¢ticos todos los d¨ªas en una acogedora salita con sof¨¢s para una docena de espectadores.
Gesti¨®n de licencias
Para divulgar estas actividades, cuyas licencias de reproducci¨®n se suelen gestionar informalmente entre los due?os y los autores, estos espacios echan mano de los cl¨¢sicos flyers y carteles, que distribuyen por sus respectivos barrios, adem¨¢s de las redes sociales. Aunque como siempre, el boca a boca sigue siendo una tremenda arma publicitaria. En la mayor¨ªa de los casos, aunque no en todos, se habilitan salas separadas de la barra para el visionado: no se fuerza a nadie a mirar los cortos si lo que quiere, en realidad, es tomarse un corto. ¡°La gente flipa con el ambiente que se crea¡±, a?ade Mu?iz, ¡°porque el club se convierte en una aut¨¦ntica sala de cine, con todo el mundo en silencio y una energ¨ªa muy positiva¡±.
Si uno se para a contar, solo esta decena de bares es capaz de exhibir anualmente miles de cortometrajes. ?A qu¨¦ se dedican pues las distribuidoras? ¡°Desde el DVD al m¨®vil, a la televisi¨®n y el circuito de festivales, hay much¨ªsimas maneras de mostrarlos¡±, aclara Mill¨¢n V¨¢zquez, director de la agencia Freak, una de las pioneras en Espa?a en el campo de las pel¨ªculas cortas. ¡°No creo que los bares sean uno de los ¨²ltimos reductos para el corto. Es una ventana, pero, por la capacidad de atraer a audiencias, probablemente no tiene mayor trascendencia que para el bar, que tiene un detalle estupendo con su clientela¡±.
Como creadora, Virginia Llera, la due?a de El Gallinero, reconoce las limitaciones de exhibir en un bar frente a templos como el cine Capitol, el centro de difusi¨®n de cortos por excelencia en Madrid, con capacidad para 1.500 asistentes, y donde ella misma ha presentado piezas. Pero tambi¨¦n sabe encontrarle las ventajas: ¡°Cuando estrenas en el Capitol te sientes como si fueras a los Oscar, pero hacerlo en un bar es una oportunidad fenomenal para acercarse a un p¨²blico que a lo mejor no est¨¢ tan en contacto con el mundo de los cortos, que es un poco endog¨¢mico. Adem¨¢s, el ambiente es mucho m¨¢s distendido, tipo cine club, que es algo que casi se ha perdido. Mientras que en una proyecci¨®n m¨¢s formal todo es m¨¢s distante, aqu¨ª puedes preguntar al director tom¨¢ndote una cerveza. Es otro mundo¡±.
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