Prosa cantada en voz baja
Espin¨¤s recopila sus mejores textos tras 36 a?os de periodismo diario
Si es verdad lo que mantiene (y en su caso ha escrito, hablando de la portera de su casa) Josep Maria Espin¨¤s de que la m¨¢s justa sentencia sobre un ser humano no la encontraremos nunca en los libros, discursos o medallas, sino en los ojos de la gente de su barrio, el escritor tiene todo el afecto y admiraci¨®n que uno pueda obtener en el veredicto del juicio de la vida y la obra. Porque eso emanaban las miradas hacia ¨¦l de gente tan dispar como Xavier Sard¨¤, Xavier Grasset o Albert Om; Joan de Sagarra, Salvador Card¨²s y Miquel Ferreres; M¨¤rius Serra, Carles Porta y Jordi Punt¨ª¡ ¡°Es que ha mantenido tres generaciones de lectores en ese misterio diario; es tan bestia lo que ha logrado que su articulismo ha eclipsado el resto de su obra; un coloso, vaya¡±, expon¨ªa Albert S¨¢nchez Pi?ol, tambi¨¦n en el particular homenaje en el que se convirti¨® ayer la presentaci¨®n de Una vida articulada (La Campana), t¨ªtulo con reminiscencias de su admirado Josep Maria de Sagarra para una generosa selecci¨®n de los 11.000 art¨ªculos diarios publicados tras 36 a?os de desaf¨ªo.
Ha mantenido tres generaciones de lectores en ese misterio diario; es tan bestia lo que ha logrado que su articulismo ha eclipsado el resto de su obra; un coloso, vaya¡± Albert S¨¢nchez Pi?ol
Qui¨¦n dir¨ªa que el azar llev¨® a Espin¨¤s al articulismo. El primero lo hizo con 22 a?os, en 1949, sobre ?ngel Guimer¨¤, del que ¡°no sab¨ªa nada¡±. Lo env¨ªo a tres diarios: solo uno, El Noticiero Universal, se lo public¨® sin decirle nada. Con ¨¦l ya gan¨® un premio. La predestinaci¨®n de nuevo le llev¨® en 1976 a encontrarse con Josep Faul¨ª, que le habl¨® de la posibilidad, cada tres semanas, de hacer un texto para el inminente Avui. ¡°No, estar¨¦ tres semanas con angustias; casi ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil hacerlo cada d¨ªa¡¯, le solt¨¦ casi por decir¡±. Y as¨ª ha sido desde entonces, si bien desde enero de 1999 en El Peri¨®dico.
Habla Espin¨¤s de que ¨¦l es ¡°un prosador: he intentado que mi prosa cante en voz baja, sin petulancias¡±, dijo, ilustr¨¢ndolo con fragmentos de la canci¨®n Chica de Ipanema. ¡°Busco esas cosas sencillas. ?Qu¨¦ hay m¨¢s bonito?¡±.
¡°Fija su mirada en la vida peque?a, pero con rigor intelectual y nunca deposit¨¢ndola sobre el poder sino sobre la gente: no aparece casi ni un pol¨ªtico¡±, constata la editora Isabel Mart¨ª, que solo ha reproducido los fragmentos clave de cada art¨ªculo, con lo que parece que uno lee un dietario o, de alg¨²n modo, una autobiograf¨ªa. Todo con ¡°una sintaxis rica, pero sin pirotecnia¡±, apuntaba Sergi P¨¤mies, hechizado por la iron¨ªa y la sensatez de unos textos siempre pespunteados por la ternura.
Parece que uno lee un dietario o, de alg¨²n modo, una autobiograf¨ªa. Todo con ¡°una sintaxis rica, pero sin pirotecnia¡± Sergi P¨¤mies
Una escuela de ladrones en Guatemala, el porqu¨¦ el perro orina levantado la pierna o la evoluci¨®n de las cremalleras son temas a priori f¨²tiles que, tras salir de la eterna Olivetti de Espin¨¤s, trocan en delicados retratos de la condici¨®n humana y su ritual cotidiano. ¡°Su fuerza es la continuidad en lo ef¨ªmero: el art¨ªculo diario comporta hacer artesan¨ªa m¨¢s que arte¡±, le elogiaba Josep Maria Fonalleras. ¡°C¡¯est mon doyen... y a los decanos hay que respetarlos (?pero yo le quiero!)¡¯; ah¨ª tiene tres modelos de lenguaje period¨ªstico¡±, bromeaba Joan de Sagarra.
¡°?Sabes el del Papa al que los cardenales felicitan por su 80 aniversario y le desean que viva 80 a?os m¨¢s, y ¨¦l responde: ¡®?Y por qu¨¦ hay que poner l¨ªmites a la providencia?¡¯. Ese darle la vuelta, ese buscar el detalle, es lo que me gusta¡±, contrarrestaba Espin¨¤s ante tanta felicitaci¨®n por el libro y sus reci¨¦n 86 a?os. Melod¨ªa Espin¨¤s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.