?Pero qu¨¦ broma es esta?
Con la marcha de Manuel Pastrana de la secretar¨ªa general de UGT se va un hombre sencillo, cabal y conciliador
Incansable. Que se lo pregunten a los de su equipo. Los madrugones que les pegaba cada vez que hab¨ªa que salir de Sevilla. ?Reuni¨®n en Granada? Pues a las 8 de la ma?ana ya estaba en la ciudad del Darro, sentado a la mesa.
Jornadas intensas. Como intensos son los dolores que padece debido a una enfermedad degenerativa. Dolores que calma con 36 pastillas diarias, 30 de ellas de morfina. Pero se dejar¨¢ ¡°hasta la ¨²ltima gota de su salud¡± en defensa de los intereses de los trabajadores, se?ala el que ser¨¢ su sucesor, Francisco Fern¨¢ndez.
Hablamos de Manuel Pastrana. El 9 de mayo se despide como secretario general de UGT Andaluc¨ªa. Se va un hombre sencillo, modesto, trabajador, ¨ªntegro, cabal, conciliador. Los adjetivos los pone Francisco Carbonero, secretario general de Comisiones Obreras. Los suscriben much¨ªsimos m¨¢s.
Malague?o, 52 a?os. Su padre trabajaba en un cortijo. La madre era temporera. Pocos ingresos y muchos hijos: seis. Aun as¨ª, Manuel se gradu¨® como educador social y en Ja¨¦n atendi¨® a ni?os con problemas de abandono y desarraigo. Aquel trabajo le impact¨® tanto que, ¡°desde entonces, mi vida ha girado en torno a la pelea por la justicia social, la igualdad y la defensa de los derechos de la gente¡±.
Cierra ahora, por voluntad propia, una etapa de 15 a?os al frente de UGT-A. Una organizaci¨®n que, bajo su mandato, ha duplicado el n¨²mero de afiliados, hasta los 200.000. Es la mayor organizaci¨®n sindical y social de Andaluc¨ªa. Adem¨¢s, impuls¨® su independencia respecto de su hermano pol¨ªtico, el PSOE.
En cualquier pa¨ªs civilizado, la marcha de este hombre bueno, que ha dedicado media vida a pelear por los derechos de los trabajadores, convocar¨ªa a las fuerzas pol¨ªticas y sociales a reconocer su labor. No ser¨¢ as¨ª. Para algunos, Este sigue siendo un pa¨ªs cainita.
La campa?a antigua de los sectores ultraliberales del PP y su cohorte de plum¨ªferos contra los sindicatos de clase se ha personalizado en las ¨²ltimas semanas precisamente en Pastrana. La excusa: que viv¨ªa en Sevilla en una casa propiedad del sindicato y que gast¨® 852 euros en la comida de la delegaci¨®n espa?ola en un congreso mundial celebrado en Sur¨¢frica, a la que asistieron 24 personas (35 euros por barba).
?Qu¨¦ hay de raro? ?D¨®nde viv¨ªa Javier Arenas, por poner un ejemplo, y qui¨¦n le pagaba el piso en Madrid cuando era ministro o secretario general del PP nacional? Si Pastrana tiene su vivienda habitual en Ja¨¦n y su trabajo le obliga a residir en Sevilla temporalmente, ?qu¨¦ hay de extra?o que viva en un piso del sindicato?
?Comidas? Para comidas las del n¨²mero dos del PP andaluz, Jos¨¦ Luis Sanz, con gambas a 200 euros el kilo, puro y copa de bal¨®n para la sobremesa, a costa del presupuesto de protocolo del pueblo del que es alcalde, Tomares. O los 178.793 euros que cobraba Aznar del PP, adem¨¢s de su sueldo como diputado: para sus gastillos de representaci¨®n y dietas. Otros dirigentes del PP tambi¨¦n cobraron. Arenas se embols¨® 127.968 euros en menos de cinco a?os. Claro que esos gastos le parecen a Juan Ignacio Zoido, heredero provisional de Arenas, ¡°entendibles y justificables¡±. ?Ah, pero la comida surafricana de Pastrana es intolerable!
?D¨®nde est¨¢ esa prensa patri¨®tica que se escandaliza por una comida de 850 euros y traga con los 623.826 euros que cobr¨® en tres a?os, y de varios sueldos oficiales y del partido, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal?
Llegados a este punto, habr¨¢ que preguntarse, como a menudo hace el simpar Miguel ?ngel Aguilar: ?pero qu¨¦ broma es esta?
Pregunta que solo tiene una respuesta: no perdonan que la izquierda alcanzara el Gobierno en Andaluc¨ªa con el concurso, entre otros, de los sindicatos de clase. ?Con las botellas de cava y los puros que ten¨ªan preparados cuando Arenas fracas¨® por cuarta vez!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.