Susana Mart¨ªnez-Conde, el cerebro en clave gallega
La neurocient¨ªfica coru?esa dedica su investigaci¨®n a desentra?ar las bases neurales por las que el cerebro crea su percepci¨®n del mundo
Susana Mart¨ªnez-Conde es intolerante a los sinsentidos. Y tal vez esta resistencia casi obsesiva a los enigmas es lo que la ha llevado a destacar como neurocient¨ªfica: ¡°Investigar es una forma de ordenar y dar sentido al mundo¡±. Su inter¨¦s por el funcionamiento del cerebro fue una vocaci¨®n temprana, de adolescente, cuando en lugar de sucumbir a las hormonas se rindi¨® al desaf¨ªo intelectual que presentaban las neuronas. Se decant¨® por la Psicolog¨ªa y encontr¨®, en el campo de la Neurociencia, el enigma al que ha consagrado su vida: las bases neurales de la percepci¨®n. Desde entonces, toda su vida profesional se ha orientado a investigar la forma en la que el cerebro procesa la informaci¨®n sensorial que recibe hasta generar, a partir de esos datos aislados, una percepci¨®n de la realidad: la imagen que tenemos del mundo que nos rodea.
La trayectoria como investigadora de Mart¨ªnez-Conde es un ascenso asombroso por una escalera muy empinada. Cuando detalla su curr¨ªculum con la misma escasa presunci¨®n con la que uno repasar¨ªa la lista de la compra, la modestia que es rasgo de su car¨¢cter la lleva a obviar un dato del que otros se jactar¨ªan: que nada menos que un Nobel, David Hubel, le abri¨® las puertas de su laboratorio en la Universidad de Harvard. Es obvio que supo aprovechar la oportunidad: tras dirigir su primer laboratorio en el London University College, desde el 2004 es responsable del de Neurociencia Visual en el Barrow Neurological Institute, en Phoenix (Arizona).
Su equipo ha hecho importantes contribuciones a este campo, entre las que destaca la reivindicaci¨®n de las microsacadas ¨Cun tipo de movimiento microsc¨®pico del ojo al que no se atribu¨ªa un papel relevante en la percepci¨®n visual¨C como elemento necesario para que el ser humano sea capaz de ver los objetos inm¨®viles, a diferencia de otros animales que s¨®lo perciben el movimiento. ¡°Estos movimientos est¨¢n afectados en una serie de enfermedades neurol¨®gicas, por lo que sirven de herramientas diagn¨®sticas en la enfermedad de p¨¢rkinson y otros parkinsonismos¡±, explica.
El estudio de las bases neurales de la experiencia la ha llevado a otro interesante campo de trabajo donde ciencia y magia van de la mano en un afortunado encuentro que hay que agradecer a esta gallega. ¡°El cerebro no puede percibir en su totalidad la realidad porque el cerebro es limitado y la realidad infinitamente detallada, as¨ª que toma atajos para construir una simulaci¨®n de lo que hay¡±, explica. ¡°A veces, esa simulaci¨®n no es perfecta, y por eso se produce una ilusi¨®n, que no es m¨¢s que una discrepancia entre la realidad y nuestra percepci¨®n de la misma¡±. Los magos son capaces de jugar con ese margen de error del cerebro, manipulando la consciencia y la atenci¨®n para enga?ar a la mente. Por ello, en los trucos de los ilusionistas ha encontrado perfectos experimentos neurocient¨ªficos a partir de los que trabaja para extraer una idea del comportamiento de los circuitos neuronales implicados en la construcci¨®n de nuestra propia versi¨®n de la realidad. Mientras busca el santo grial de la Neurociencia, multiplica ¨Cque no divide¨C su tiempo para disfrutar de sus hijos, la lectura simult¨¢nea de varios libros y la pr¨¢ctica de alg¨²n deporte para que un corpore sano acompa?e a tan privilegiada mente.
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