Banca p¨²blica contra la crisis
El Parlamento andaluz estudia crear un instituto p¨²blico de cr¨¦dito
Ahora que se estudia en el Parlamento de Andaluc¨ªa la posible creaci¨®n de un Instituto P¨²blico de Cr¨¦dito Andaluz es oportuno plantear lo dif¨ªcil que ser¨¢ que a corto o medio plazo se disponga de la financiaci¨®n imprescindible para lograr que la econom¨ªa y el empleo se reactiven.
En las condiciones en las que actualmente se encuentra la banca privada (y lo que queda de las cajas de ahorros) el cr¨¦dito seguir¨¢ siendo muy escaso, demasiado caro o solo accesible a cambio de garant¨ªas que lo hacen inalcanzable. Es significativo, por ejemplo, que, seg¨²n una encuesta reciente del Banco Central Europeo, el 5% de las pymes espa?olas no acepta finalmente los cr¨¦ditos ya concedidos porque les resultan inasumibles.
A pesar de las billonarias ayudas que ha recibido la banca internacional, incluida por supuesto la espa?ola, y del continuo aporte de liquidez que hace el Banco Central Europeo los bancos privados siguen sin proporcionar el dinero que necesitan las empresas y consumidores para hacer que la econom¨ªa funcione con m¨ªnima normalidad. El quebranto patrimonial y la insolvencia que les produjo su irresponsable actuaci¨®n en los ¨²ltimos a?os es extraordinario y su agujero es mucho mayor del que dejan ver las triqui?uelas y mentiras contables que las autoridades les vienen consintiendo para salvarlos. Adem¨¢s, sin reformar las condiciones en que se desenvuelven los mercados internacionales, la banca privada seguir¨¢ dirigiendo los recursos que maneja hacia actividades financiero-especulativas mucho m¨¢s rentables que financiar a la actividad productiva. Y, para colmo, resulta que la falta de cr¨¦dito hace menos solventes a las empresas y eso limita, a su vez, la financiaci¨®n que le ofertan los bancos. Todo ello explica que por mucha liquidez que se ponga a disposici¨®n de la banca privada sea muy poca o ninguna la que ¨¦sta traslada hacia empresarios y consumidores.
Los bancos privados siguen sin proporcionar el dinero que necesitan las empresas y consumidores para hacer que la econom¨ªa funcione
Esta carencia es a¨²n m¨¢s grave en Espa?a o en Andaluc¨ªa. Aqu¨ª, adem¨¢s de habernos estallado la crisis internacional, ha saltado tambi¨¦n por los aires el modelo productivo y no podemos salir del hoyo en el que estamos sin cambiar los motores de arranque de la econom¨ªa, para lo cual necesitamos una financiaci¨®n adicional que no tenemos y que es casi imposible, como he dicho, que pueda proporcionar la banca privada tradicional.
Por eso, porque la banca privada es pr¨¢cticamente un zombi que vive de ayudas p¨²blicas y que no puede proporcionar el cr¨¦dito necesario para crear otro tipo de actividad y empleo, me parece que es imprescindible disponer de entidades p¨²blicas que puedan comprometerse de otra forma con las empresas, asumir con ellas el mayor riesgo que conlleva operar en tiempo de crisis y abrir nuevas v¨ªas de negocio, y que ofrezcan a empresarios y emprendedores recursos a menor coste que el que proporciona la banca privada obligada, para mantener sus beneficios, a elevar sus m¨¢rgenes por encima de lo que puede asumir una econom¨ªa como la nuestra.
Ahora bien, aunque all¨ª donde ha existido banca p¨²blica se ha hecho frente mejor a la crisis y se sale antes de ella, ponerla en marcha en Andaluc¨ªa o en Espa?a tiene dificultades especiales. Por un lado, es muy dif¨ªcil que una entidad p¨²blica de cr¨¦dito pueda disponer de los recursos y la liquidez necesarios sin un buen banco de bancos o prestamista en ¨²ltima instancia, es decir, sin un apoyo del BCE al menos parecido al que ¨¦ste da a la privada. Algo dif¨ªcil en una uni¨®n monetaria como la europea, precisamente dise?ada en beneficio de la banca privada, salvo que se reclame con un empe?o y fuerza pol¨ªtica muy grandes por parte de los poderes p¨²blicos. Pero, por otro, es poco cre¨ªble que gobiernos directa o indirectamente responsables de la desaparici¨®n de las cajas, o incluso de bancos p¨²blicos, los demanden ahora, o que conciten el apoyo social necesario para reclamarlos con ¨¦xito si previamente no realizan una profunda catarsis reconociendo ante la sociedad sus errores y responsabilidades.
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