El peso del boxeador
Todos los pa¨ªses europeos, grandes y peque?os, ser¨¢n irrelevantes si la UE no es un peso pesado en el boxeo global
En el peor momento, cuando m¨¢s necesario era trazar el camino, Europa se ha quedado sin proyecto. Justo cuando entraba en vigor del Tratado de Lisboa, el 1 de diciembre de 2009, aterrizaba en Europa la crisis iniciada un a?o antes en Estados Unidos. Es verdad que desde entonces la Uni¨®n Europea ha avanzado mucho m¨¢s en el camino de la uni¨®n econ¨®mica, fiscal y bancaria que en todos los a?os en que el euro llevaba una vida tan feliz como inconsciente. Pero ha sido en una mera navegaci¨®n a vista, justo para salir de una tormenta que amenaza con llev¨¢rsela por delante y de hacerlo con el menor coste para cada uno de los socios. Est¨¢ sin proyecto, como Espa?a misma.
As¨ª llevamos casi cinco a?os, los que han presenciado la plena emergencia de China, con las cifras del sorpasso en m¨²ltiples registros de su peso y actividad econ¨®mica, y el giro exterior de Estados Unidos, la todav¨ªa primera superpotencia, que ha seguido alej¨¢ndose de Europa, ha desplazado el pivote de su pol¨ªtica global desde Oriente Pr¨®ximo a Asia y ha emprendido una aproximaci¨®n m¨¢s modesta a su forma de liderar en el mundo.
En la nueva cancha de juego Washington pugna por mantener la fuerza de su protagonismo, adapt¨¢ndose a los nuevos jugadores, empezando sobre todo por China. Los pa¨ªses ya emergidos saben que acaban de entrar en el ring junto a los pesos pesados pero todav¨ªa no tienen la medida de su capacidad para modificar un escenario y unas reglas de juego que ellos no construyeron.
En el boxeo del siglo XXI solo los grandes de verdad har¨¢n cambiar las cosas porque estar¨¢n en la categor¨ªa superior. Estados Unidos y China, por supuesto. Tambi¨¦n Rusia, India y Brasil, los otros tres BRIC, a los que habr¨¢ que a?adir un buen pu?ado de pa¨ªses con demograf¨ªa, riqueza y geograf¨ªa suficientes.
La Uni¨®n Europea debiera estar, pero no tiene proyecto y todo su enorme peso y riqueza resta en vez de sumar. En primer lugar, porque su pol¨ªtica exterior por unanimidad, que da derecho de veto a todos y cada uno de los 27 miembros (pronto 28 con Croacia), la paraliza incluso para mantener un embargo de armas a Siria. En segundo lugar, porque no hay entre sus gobiernos una voluntad pol¨ªtica de reconstruir su proyecto y dotarse de la pol¨ªtica exterior que necesita, y en cambio regresan los viejos reflejos soberanistas, cada uno por su lado.
El regreso del s¨ªndrome neonacionalista conduce a una pretensi¨®n in¨²til, como es la de actuar como agentes directamente globales, sin pasar por las instituciones europeas: este es el ¨²nico y penoso proyecto que queda sobre la mesa. La tendencia centr¨ªfuga es bien clara en Londres, donde prospera el proyecto de salida de la UE. Tambi¨¦n en Berl¨ªn, donde Merkel puentea a la UE para tratar directamente con China e India. O en Francia, en este caso m¨¢s en el terreno militar que en el econ¨®mico.
Ning¨²n pa¨ªs europeo tiene peso suficiente para boxear solo en el nuevo cuadril¨¢tero multipolar o apolar. Han sido mal interpretadas las palabras de Mariano Rajoy acerca del tama?o. Iban dirigidas, naturalmente, a la limitada dimensi¨®n de una Catalu?a independiente: los m¨¢s peque?os son los que m¨¢s van a sufrir en esta nueva cancha global. Pero todav¨ªa m¨¢s se refer¨ªan al mediocre tama?o y leve peso internacional al que quedar¨ªa reducida Espa?a sin Catalu?a.
La cuesti¨®n del tama?o nada tiene que ver con la calidad de vida y el bienestar. Catalu?a tiene mayor viabilidad que muchos pa¨ªses europeos de id¨¦ntica o incluso mayor dimensi¨®n. Pero no tendr¨ªa peso alguno si combatiera sola en el ring global, y lo tendr¨ªa muy escaso en Europa, como no lo tienen los socios peque?os y s¨ª tiene todav¨ªa la Espa?a que incluye a Catalu?a, a pesar de lo mucho que ya ha perdido.
La cuesti¨®n es saber si queremos tener peso para boxear en Europa y luego contar con una pol¨ªtica exterior europea para boxear en la cancha global. Esa es la ¨²nica pol¨ªtica exterior que interesa a todos sin distinci¨®n. Tambi¨¦n es posible, e incluso leg¨ªtimo, aunque dudosamente responsable, renunciar a este tipo de ambici¨®n y apostar por la irrelevancia, espa?ola y catalana, que es como quedarse encerrados en casa. Algunos pa¨ªses ya lo hacen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.