Las caras de la quiebra de la EMVS
Los vecinos de los 18 edificios que vende el Consistorio critican la falta de informaci¨®n
![Abel (derecha) y su vecino Juan Andrés, en la terraza del piso de este último, en la calle del Pinar de San José en el Ensanche de Carabanchel.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6T6EPUI3XR6XX6KENJR4CKMKEE.jpg?auth=abaa7bc99403ca2b40d99043eec85b157ff4f97e903e889a63a22f86eea0b2c6&width=414)
El timbre de Mar¨ªa ?ngeles suena diferente al de sus vecinos. Cuando abre la puerta, sonr¨ªe al periodista y pregunta si le puede ayudar en algo. Est¨¢ acostumbrada a las visitas. Esta se?ora, que cumplir¨¢ 80 a?os a finales de junio, es la abuela de su edificio; un bloque de 11 viviendas de protecci¨®n oficial, situado en la calle de Lope de Vega (Las Letras), y del cual el Ayuntamiento planea desprenderse en las pr¨®ximas semanas junto a otros 17 inmuebles que ha puesto a la venta. ¡°Eh, eh, eh. Espere un momento. ?Que lo van a vender? ?No me fastidie!¡±, resopla esta inquilina. ¡°?Pero si nadie me ha dicho nada!¡±, a?ade confusa.
Nadie es la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS); es decir, la casera de Mar¨ªa ?ngeles. La semana pasada, EL PA?S public¨® el plan de viabilidad de la EMVS para garantizar su supervivencia en el que figura, entre otras medidas de urgencia, el traspaso de 1.860 de los 6.152 pisos de alquiler que esta empresa tiene en Madrid. Seg¨²n ha sondeado este peri¨®dico, nadie de esta entidad se ha puesto en contacto con los vecinos afectados. No saben, en definitiva, si el nuevo propietario va a respetar sus alquileres. O si van a tener la posibilidad de comprar el piso bas¨¢ndose en el c¨¢lculo que viene reflejado en 652 contratos de arrendamiento con opci¨®n a compra. Sobre este ¨²ltimo punto, una portavoz de la EMVS asegura que los contratos de los adjudicatarios de estas viviendas est¨¢n garantizados, ya que en caso de producirse la venta de la promoci¨®n, ¡°el nuevo propietario se subrogar¨¢ en todos los derechos y deberes de los inquilinos, por lo que las condiciones de sus contratos actuales con la EMVS no se ver¨¢n afectados¡±.
Un jard¨ªn con una trama bajo sus ra¨ªces
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LYW3EBM2BE2S7GT6ZYJ3ZNUV4U.jpg?auth=507ef5b911a57154ea8e866e6a227ba95c3e229794bd8c03b0b03b424c1aaf61&width=414&height=233&smart=true)
Los vecinos del Pinar de San Jos¨¦ comentan que cuando llegaron al edificio se encontraron en un trastero una pila de documentos, aparentemente olvidados, en los que figuraba el coste total del bloque, 5.150.957,47 euros, y las condiciones del mismo. Seg¨²n la documentaci¨®n que ense?an, el inmueble tiene videoportero, zona infantil de juego, un jard¨ªn, la urbanizaci¨®n est¨¢ cerrada y los pisos tienen persianas, entre otros acondicionamientos.
La realidad, en cambio, es bien distinta. La urbanizaci¨®n est¨¢ abierta al p¨²blico y la tecnolog¨ªa del portal dista mucho de parecerse a la que figura en los papeles. La zona infantil es un peque?o solar de cemento de obra sin pulir ¡°donde si se cae un ni?o, se desolla¡±, y el citado jard¨ªn, por cuyo mantenimiento aseguran estos vecinos que pagan cerca de 6.000 euros al a?o, se reduce a un pu?ado de hierbajos coronado por un mont¨ªculo de arena que recubre los escombros de las obras del garaje. ¡°Lo supimos cuando empezamos a tener goteras abajo por el riego¡±, explica Abel. Dentro de las viviendas, hay grietas y desconchones, pero ni rastro de las persianas. En su lugar hay unos paneles de chapa a juego con el suelo de la terraza: un andamio de hierro forjado con rejillas. ¡°Imag¨ªnate si andas descalzo por aqu¨ª¡±, sugieren.
Seg¨²n Abel, llevan seis a?os pidiendo a la EMVS las cuentas de la Comunidad para saber a qu¨¦ se destina cada partida de los gastos de mantenimiento del edificio: 57. 515 euros, seg¨²n la documentaci¨®n del trastero. ¡°Y seis a?os despu¨¦s a¨²n seguimos esperando. Estamos pagando por unas condiciones que no tenemos. Todo esto est¨¢ presupuestado y pagado, ?d¨®nde est¨¢ el dinero, qui¨¦n se lo ha quedado?¡±, se preguntan estos inquilinos. En una de las carpetas encontradas figura el nombre de la constructora Teconsa, relacionada con la trama G¨¹rtel.
Desde este organismo explican, asimismo, que los vecinos no tendr¨ªan que negociar con el nuevo propietario el precio final del piso que solo podr¨ªa modificarse ¡°a la baja¡±, y nunca por encima de lo que estipula el Reglamento de Viviendas con Protecci¨®n P¨²blica de la Comunidad de Madrid. Con todo, esta misma fuente afirma que, en cualquier caso, el Ayuntamiento no est¨¢ obligado a vender estas viviendas a sus actuales inquilinos, sino que simplemente se recoge esa posibilidad que puede materializarse ¡°o no¡±, especula.
¡°La palabra clave es fa-cul-ta-ti-va-men-te¡±, deletrea Abel. Y acto seguido lee: ¡°El Consejo de Administraci¨®n de la EMVS podr¨¢, facultativamente, ofrecer en venta al inquilino abajo firmante la vivienda a la que se refiere el contrato¡±. Lo que quiere decir, efectivamente, que la EMVS no se compromete a nada. ¡°Ni nos han llamado¡±, concede este inquilino de 44 a?os del Ensanche de Carabanchel, otra de las promociones en venta.
En julio de 2006, este taxista firm¨® el contrato de su vida. Aquel que le iba a permitir vivir, por fin, con su mujer y su hijo bajo el mismo techo. Hasta entonces, este matrimonio hab¨ªa tenido que ingeni¨¢rselas por separado: ¨¦l con su madre y ella y el peque?o en casa de sus suegros. Una vida de estrecheces que parec¨ªa, en ese momento, aflojarse un poco. Un mes m¨¢s tarde, esta familia entraba a vivir en un piso de 78 metros cuadrados, con tres habitaciones y dos cuartos de ba?o, adem¨¢s de trastero y garaje. Y todo por un alquiler de 640 euros, el precio que la EMVS hab¨ªa estipulado. Ahora el pinchazo de esta entidad ha desinflado la realidad de estos miles de inquilinos.
Muchos de estos bloques tienen cargas, por ejemplo, que no presentaban al principio. En este tiempo, los vecinos han hecho su vida, como es l¨®gico, y algunos han tenido hijos. O bien han acudido de nuevo al Registro Civil, como Abel, que siete a?os despu¨¦s cuenta su historia indignado. ¡°Nos han jodido vivos¡±, resume mientras baja a otra prisa por las escaleras para ir a buscar a sus hijos al colegio. Ahora tiene tres: el mayor, que ha crecido y tiene 14 a?os, y dos peque?as, de cinco y tres. Es casi la hora de comer y en la calle del Pinar de San Jos¨¦, donde vive, solo se escucha el sonido de los aviones del aer¨®dromo de Cuatro Vientos cortando el cielo. A simple vista, el PAU est¨¢ bien equipado, tal vez por su cercan¨ªa con el barrio de Carabanchel Alto: hay farmacias, zonas verdes, un centro de salud, colegios, restaurantes, peque?os bazares o el metro de la Peseta; pero a esta hora las calles se asemejan, sin embargo, a un pueblo costero en temporada baja. Cuesta encontrar a alguien que no viva de puertas para dentro.
Los pocos peatones que se ven aseguran que no sab¨ªan nada de la subasta de 859 pisos de la EMVS en este extremo de Madrid. A unas calles de la casa de Abel, un vecino que empuja un carrito con un beb¨¦ se para en seco: ¡°?No me digas! ?Pero esto desde cu¨¢ndo? ?Y los de Salvador Allende est¨¢n en el lote? ?No me jodas!¡±. En ese momento, dos vecinos salen de este portal y se forma un peque?o corrillo: ¡°?T¨² sab¨ªas algo, Juan? ?Yo? ?Qu¨¦ va! A m¨ª nadie me ha llamado¡±. El revuelo es generalizado en buena parte de este ensanche. Aunque en la calle de las Iglesias Extremuros, cerca de la carretera del barrio de la Fortuna, lo que planea es la tragedia. ¡°Lo que me faltaba¡±, suspira Mariana, de 47 a?os.
Esta ecuatoriana explica desde el quicio de su puerta su dram¨¢tica situaci¨®n: vive con su madre, enferma de di¨¢lisis, su hermana, que tiene s¨ªndrome de Down, y una hija de 12 a?os. Entre alquiler y comunidad paga 787 euros; ¡°900 euros si les sumas los gastos¡±. Trabaja de limpiadora y cobra seis euros la hora. ¡°Si me echan, ?ad¨®nde voy?¡±, se pregunta entre l¨¢grimas. Lleva casi siete a?os en su piso y dice que est¨¢ en tr¨¢mites de acceder a un alquiler m¨¢s barato. Asegura que cuando lleg¨®, le dijeron ¡°de palabra¡± que pasados 10 a?os podr¨ªa comprar su vivienda de cuatro habitaciones. ¡°?Pero ahora se lo van a vender a otro!¡±, exclama. En el barrio de Opa?el, donde resid¨ªa antes, pagaba 250 euros de alquiler. ¡°Pero si te prometen una vida mejor¡¡±, solloza esta mujer de ojos oscuros.
Abel se enter¨® de la venta por la prensa. Aunque algo ya se rumoreaba en su escalera del Pinar de San Jos¨¦. Algunos vecinos hab¨ªan o¨ªdo rumores en otros bloques, pero fue el art¨ªculo de EL PA?S el que les sac¨® de dudas. ¡°Lo peor es que no nos dan a nosotros la prioridad de la opci¨®n a compra, que es lo que pedimos¡±, clama. El Plan Estatal de Vivienda no contempla este supuesto, pero s¨ª permite la venta de todo el edificio en su conjunto a sociedades que tengan por objeto su destino a alquiler; siempre que el nuevo propietario mantenga el edificio en r¨¦gimen de arrendamiento durante el periodo de calificaci¨®n.
![Imagen de uno de los solares donde juegan los ni?os del edificio de Pinar de San Jos¨¦.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VAK2ADTGOQCROWVZ76EJ47Z6Y4.jpg?auth=4a873ac8bba69f593e99953652426f6fe22772e93ea5be4163e9feb581e71694&width=414)
Este taxista calcula que lleva invertidos en su piso 48.240 euros. Pero en esta familia ahora solo entra un sueldo; su mujer, auxiliar administrativa, est¨¢ en paro. Les faltar¨ªan otros tres a?os m¨¢s para llegar a los 10, que es el tiempo que se calcula que se tarda en pagar el valor de la construcci¨®n de la vivienda. ¡°Con la edad que tengo, si no me hubieran asegurado la compra, no estar¨ªa aqu¨ª tirando el dinero y aguantando desperfectos¡±, dice.
De goteras, desconchones, grietas o falsos techos saben tambi¨¦n en el Ensanche de Vallecas. El edificio de la calle de la Granja de San Ildefonso, uno de los 916 que se subastan en la zona, mucha menos arraigada que Carabanchel, es todo un c¨²mulo de deterioros. ¡°A ver si encuentran a alguien que lo quiera¡±, comenta ir¨®nico un vecino en la entrada del portal. La raz¨®n, acaso, de que haya 24 viviendas vac¨ªas de 50, seg¨²n calculan sus inquilinos. Pascual es de los pocos que a¨²n resiste, a pesar de llevar desde 2008 lidiando con humedades y malas calidades. ¡°El seguro no se hace responsable, dice que es cosa de la constructora y la EMVS pasa, ?a qui¨¦n reclamas entonces?¡±, se pregunta ret¨®rico este empleado de telemarketing.
En una de las viviendas de este inmueble, una vecina muestra toda una gama de desperfectos incluidos en el alquiler de 660 euros: las puertas de los armarios, por ejemplo, no cierran; el suelo est¨¢ levantado, las ventanas descolocadas y las terminaciones mal acabadas. ¡°Yo vivo aqu¨ª con un beb¨¦ que tuve en esta casa, imag¨ªnate¡±, apostilla. En este portal s¨ª est¨¢n enterados de la venta, pero nadie de la EMVS le ha llamado, igualmente, para informarles de los detalles. ¡°Cuando haya alguna novedad, se les comunicar¨¢ la nueva situaci¨®n. De momento, se est¨¢n estudiando las ofertas¡±, abundan.
Mar¨ªa ?ngeles, la vecina de Lope de Vega, ya pas¨® por un proceso de venta similar. Y ya no pica: ¡°Me dijeron que me iban a llevar a uno mejor y era mentira¡±. Se refiere a cuando la trasladaron de la calle de las Infantas, donde hab¨ªa vivido toda su vida, a su casa actual, de 30 metros cuadrados, en la que lleva algo m¨¢s de un a?o. ¡°All¨ª ten¨ªa ocho balcones y pagaba 200 euros; aqu¨ª pago 300 y pico con 600 euros de pensi¨®n y f¨ªjate qu¨¦ casa¡±.
El bloque, uno de los 33 que se venden en el Centro, es similar a otros de otras promociones hechos de planchas de metal con rejillas que tiemblan al caminar. Para andar, Mar¨ªa ?ngeles se ayuda de una muleta. ¡°Llevo pr¨®tesis en las rodillas¡±, explica mientras ense?a el interior de su piso: una cocina sin puertas, ¡°que cuando cocinas se te llena todo de humo¡±; dos dormitorios; un peque?o ba?o y muchas fotos: ¡°Pero soy soltera y sin hijos¡±. Lo que no impide que tenga una decena de nietos: los vecinos que le traen la comida y la cena cuando est¨¢ enferma. A ella y a su canario Collar¨ªn. ¡°Yo me quedo aqu¨ª hasta el final¡±, se jacta esta antigua vendedora de libros. Sus vecinos tienen el caso en manos de un abogado. Pero a Mar¨ªa ?ngeles no le hace falta. Se basta ella sola: ¡°Si tienen narices que vengan aqu¨ª y llamen al timbre¡±.
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