Hacia el conf¨ªn
El sobrio, encadenado y bien resuelto programa de los hermanos Campallo es buena ocasi¨®n para reflexionar sobre los estilos
El sobrio, encadenado y bien resuelto programa de los hermanos Campallo es buena ocasi¨®n para reflexionar sobre los estilos, las maneras de atraer a la acci¨®n teatral contempor¨¢nea el poso de saber, la paleta de la tradici¨®n. No es un tema nuevo. Ya Vicente Marrero en El enigma de Espa?a en la danza espa?ola (1959) apunta que ¡°el baile solitario es la adquisici¨®n m¨¢s valiosa de la danza espa?ola. En ¨¦l reside su secreto m¨¢s oculto, su indiscutible acierto¡±. Los hermanos Campallo hacen breves d¨²os de presentaci¨®n al principio y al final, pero b¨¢sicamente se expresan a trav¨¦s de sus solos de baile, si bien en el la despedida hubo mucha poes¨ªa y buen gusto con el uso compartido del mant¨®n y las figuras.
HORIZONTE
Baile y coreograf¨ªa: Adela Campallo y Rafael Campallo; cante: Jes¨²s Corbacho y Jeromo Segura; guitarra: Juan Campallo y David Vargas; percusi¨®n: Javi Silva. Luces: Olga Garc¨ªa. Teatro Compac Gran Via. Hasta el 19 de agosto.
Ya quisieran muchos bailar la mitad de lo que baila Rafael Campallo (Sevilla, 1974), ofrecer ese rigor, esa entrega y ese poder¨ªo por derecho, un intenso canal comunicador con el espectador que lo puede hacer solamente un artista en plena conciencia de su talento. Maduro, pero en una forma f¨ªsica esplendorosa, el bailaor no elude lo vern¨¢culo, los toques de humor a?ejo, los gui?os particulares. Al mismo tiempo, es seguro en el giro y el desplante, enterao y asegurando en la retina del espectador una firmeza de estatua, un de aqu¨ª no me voy.
Desde que han nacido, Rafael y Adela Campallo tienen al flamenco como alimento vital, como complemento a la vida; la madre cantaba, el t¨ªo tambi¨¦n. Debutaron ni?os, se formaron y lustraron en ese crisol tan solar como variado que es Andaluc¨ªa. Son los primeros de la saga en despuntar profesionalmente, pero lo han hecho con seriedad y dominio. Adela hace un baile a veces muy cerrado sobre s¨ª misma, recurriendo tambi¨¦n a la pose antigua y al virtuosismo del zapateado. Sus manos merecen una menci¨®n aparte, las desdobla con el tiempo musical.
Las luces de Olga Garc¨ªa deben elogiarse; con no demasiados recursos da a la escena atm¨®sferas muy variadas.
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