Unos Oasis biso?os

Frecuentan todav¨ªa las salas de dimensiones reducidas, pero la de anoche en Costello era ya la tercera ocasi¨®n en que el cuarteto barcelon¨¦s Yellow Bricks se apoderaba de un local madrile?o en lo que llevamos de a?o. Sus aspiraciones a reverdecer el esp¨ªritu de aquel britpop que hizo fortuna hace dos d¨¦cadas son evidentes, al igual que las limitaciones en ese primer disco, Say no now kids, m¨¢s inici¨¢tico y voluntarioso que otra cosa. A juzgar por el jovial aspecto de estos veintea?eros, tiempo hay, todav¨ªa, para afinar (en todos los sentidos) el rumbo.

Juegan los Ladrillos Amarillos la baza de un jefe de filas con cierto relieve medi¨¢tico, el periodista deportivo Rodrigo F¨¢ez, que demora unos minutos su salida al escenario y luce gafas oscuras como buen chico malo. El mimetismo con Liam Gallagher resulta flagrante, chicle incluido, aunque el acento ingl¨¦s se convierte en involuntario homenaje al difunto Madrid ol¨ªmpico. Pero patina todav¨ªa Rodrigo en esa entonaci¨®n nasal, plana y alarmantemente mon¨®tona, como si en la vida (y, en consecuencia, en el rock) no hici¨¦ramos distingos entre un saque de banda, una internada vertiginosa, el patad¨®n de un defensa central y, de vez en cuando, hasta alg¨²n gol.

Guille, bajista y el m¨¢s desinhibido sobre las tablas, arranca con un cierto toque funk que podr¨ªa aprovechar con m¨¢s frecuencia, mientras que en el flanco guitarr¨ªstico todav¨ªa falta confianza e imaginaci¨®n. Con todo, se atisba alg¨²n argumento para conservar la fe: el deje chuleta de Are you gonna stop me now?, ese alentador regusto a mala baba en Sister, las dos velocidades para Come and feel with me. F¨¢ez pasa de puntillas por las divergencias territoriales (¡°en Madrid estamos muy c¨®modos tocando, todo hay que decirlo¡±) y prefiere centrar el discurso por su lado gijon¨¦s, dedicatoria incluida a Manolo Preciado, aquel delicioso entrenador sportinguista. A Yellow Bricks les queda partido, pero por ahora no pasan de ser unos Oasis muy biso?os. Y hasta para rendir homenajes conviene diversificar los destinatarios.