Di¨¢logos entre paisajes

Cuando hace dos a?os inaugur¨® el museo que lleva su nombre en M¨¢laga, Carmen Thyssen prometi¨® acercar a sus salas lo mejor de su colecci¨®n privada. Adem¨¢s de las 267 obras que componen la colecci¨®n permanente del Palacio de Villal¨®n, la baronesa siempre so?¨® con presentar en la pinacoteca malague?a algunas de las obras maestras m¨¢s queridas por ella, esas que suelen exhibirse en el museo hermano de Madrid.

Por eso, este viernes Carmen Thyssen luc¨ªa radiante al contemplar Molino de agua en Gennep -un gran ¨®leo sobre lienzo pintado por Van Gogh en 1884 en el que ensaya por primera vez toques puros de color que le acercan al impresionismo y anticipan su obra madura- abriendo la exposici¨®n temporal Courbet, Van Gogh, Monet, L¨¦ger. Del paisaje naturalista a las vanguardias en la Colecci¨®n Carmen Thyssen, muestra que propone un recorrido por la pintura de paisaje desde la mitad del siglo XIX hasta 1950 a trav¨¦s de 42 obras maestras.

Hasta el pr¨®ximo 20 de abril, los visitantes podr¨¢n contemplar c¨®mo dialogan grandes pintores nacionales como Mart¨ª i Alsina, Santiago Rusi?ol, Joaquim Sunyer o Celso Lagar con otros grandes maestros del paisaje internacionales como Coubert, Van Gogh, Monet, L¨¦ger, Gauguin o Bonnard, un di¨¢logo que se centra desde el romanticismo tard¨ªo hacia la modernidad.

La pinacoteca malague?a presenta lo mejor del g¨¦nero desde mediados del siglo XIX hasta 1950

Adem¨¢s de Molino de agua en Gennep, entre las piezas clave de la muestra figuran Marea baja en Varengeville (1882), de Monet; Hoguera junto a una r¨ªa (1886), de Gauguin; El puente (1923), de Fernand L¨¦ger; Marsella, vista del puerto (1921), de Celso Lagar; Barco de pesca entre dos rocas en una playa del B¨¢ltico (1830-1835), de Caspar David Friedrich y El Sena en Vernon (1920), de Pierre Bonnard, entre otras.

La exposici¨®n plantea un recorrido dividido en cinco cap¨ªtulos que abarcan desde la pintura naturalista a las primeras experimentaciones de las vanguardias. Comienza con el cap¨ªtulo dedicado al naturalismo, en el que el molino de Van Gogh es el emblema junto a obras de Th¨¦odore Rousseau y el catal¨¢n Mart¨ª i Alsina, entre otras. Aqu¨ª se aprecian los primeros paisajes modernos, paisajes puros, pintados al aire libre, una de las bases sobre las que se asentar¨ªa la pintura impresionista.

Le sigue el tr¨¢nsito del romanticismo al simbolismo, con paisajes cargados de melancol¨ªa y despoblados. As¨ª, artistas como Modest Urgell o Eliseu Meifr¨¨n se centraron en crear composiciones crepusculares, donde la naturaleza despoblada refuerza el concepto de quietud tan vinculado al simbolismo, a la vez que les ofrece la posibilidad de estudiar los cambios de luz.

Los artistas franceses y espa?oles estrechan lazos con la llegada del impresionismo a Par¨ªs, que constitu¨ªa el paradigma de modernidad. La secci¨®n La mirada impresionista alberga piezas de Claude Monet, Alfred Sisley y Santiago Rusi?ol. Posteriormente, en Espa?a, y principalmente en Catalu?a, gracias al surgimiento del noucentisme, empiezan a adoptar el modelo del maestro C¨¦zanne. Este movimiento queda representado dentro de la exposici¨®n en la secci¨®n Nuevos clasicismos, donde se incluyen piezas de artistas como Pierre Bonnard y Joaquim Sunyer, que se aproximan a los valores cl¨¢sicos donde primaba el orden y la serenidad.

La exposici¨®n culmina con el renacer de los movimientos de vanguardia en busca de la renovaci¨®n del panorama art¨ªstico, principalmente durante la posguerra. La ciudad y el desarrollo industrial toman el relevo entre las preferencias de artistas como Celso Lagar o Fernand L¨¦ger, entre otros.

¡°Por su flexibilidad tem¨¢tica, el paisaje sirvi¨® para que los pintores pudieran experimentar, algo que no ocurri¨® con otros g¨¦neros como el retrato o el bodeg¨®n, que est¨¢n mucho m¨¢s formalizados¡±, explica Lourdes Moreno, directora del Museo Carmen Thyssen.