El descanso del guerrero era traducir
El general Juan Beceiro traslad¨® al gallego 'El Quijote' y 'La Odisea'
Hizo la guerra en el bando de Franco, y como ¨¦l, naci¨® en Ferrol (en Serantes), en 1903, hijo de marinos, fue oficial en ?frica y mand¨® tropas contra la revoluci¨®n de Asturias. Pero Juan Beceiro Amado no lleg¨® a general¨ªsimo, se qued¨® en general, y ¡°nunca nos habl¨® de la guerra, de vencedores ni vencidos. Ni tampoco de los libros¡±, recordaba ayer su hijo, Juan Luis Beceiro Garc¨ªa. Los libros eran las traducciones al gallego que el general Beceiro fue haciendo amorosa y exhaustivamente, desde que pas¨® a la reserva. Don Quijote, El Lazarillo de Tormes, La Odisea, Hamlet¡ Su hijo hizo entrega ayer de las obras a la Real Academia Galega. ¡°Hoy es un gran d¨ªa para la Academia. Esta es la primera traducci¨®n que se hizo del Quijote al gallego y est¨¢ aqu¨ª¡±, las recibi¨® el presidente, Xes¨²s Alonso Montero.
Juan Beceiro Amado era hijo de Juan Beceiro D¨ªaz, capit¨¢n de m¨¢quinas del crucero Blas de Lezo, que en 1926 cruz¨® el Atl¨¢ntico para apoyar el vuelo del Plus Ultra del otro Franco, Ram¨®n, seg¨²n contaba hace un a?o en La Voz de Galicia el ¡°descubridor¡± del general traductor, el dibujante Siro L¨®pez. En 1927, el Blas de Lezo con el capit¨¢n Beceiro D¨ªaz zarpaba de nuevo de Ferrol con rumbo a Shangai para proteger a los residentes espa?oles ante el inminente conflicto entre comunistas y nacionalistas. ¡°Hubo un permiso, y mi abuelo remont¨® el r¨ªo unos 500 kil¨®metros. All¨ª se encontr¨® con un gallego. ¡®Que fas aqu¨ª? Casei¡¡¯¡±, recuerda Juan Beceiro III.
Juan Beceiro II acab¨® la Guerra Civil como comandante, en Extremadura, y volvi¨® a Ferrol en 1943, pero desde entonces tuvo la vida n¨®mada del militar, y solo regres¨® en verano y Navidad. De destino en destino, pas¨® Madrid, Valladolid (donde fue presidente del Centro Gallego) y Melilla, en donde lleg¨® al generalato en 1961 y fue gobernador militar. Ni siquiera al pasar a la reserva, en 1967, pudo establecerse en Ferrol, porque los m¨¦dicos le aconsejaron vivir en un clima c¨¢lido y fij¨® la residencia en Granada. El contacto con su tierra de origen lo mantuvo poni¨¦ndose a traducir, a mano y con caligraf¨ªa esmerada, obras cumbre de la literatura universal.
Don Quijote de la Mancha lo despach¨® en veinte meses, seg¨²n deja constancia en el propio manuscrito, en que se?ala el inicio, ¡°Granada, 19 do San Marti?o do ano 1970¡± y fija el final el 25 de enero de 1972. En mayo del a?o siguiente, acaba Contos e leendas d¡¯a Eirin, y el d¨ªa de Navidad de ese mismo a?o, Vida e milagres do Lazari?o do Tormes. A Odisea, de Homero, como simboliza su t¨ªtulo, fue m¨¢s trabajosa, la finaliz¨® en mayo de 1978. Hamlet, en octubre de 1979. Adem¨¢s de las traducciones, Beceiro Amado escribi¨® una curiosa obra, a modo de diccionario enciclop¨¦dico, Comentos. Un vocabulario castellano-gallego, ¡°en la que no se limita a poner ¡®herrero-ferreiro¡¯, sino que algunas palabras vienen acompa?adas de un cuento, una canci¨®n popular o una explicaci¨®n¡±, se?al¨® Alonso Montero, que se ufan¨® de ¡°haberle levantado la liebre¡± a Siro L¨®pez sobre la figura del general-traductor, a la que lleg¨® a trav¨¦s de un familiar, Carlos Beceiro, compa?ero suyo de oposiciones.
Los compa?eros de armas se hubiesen extra?ado ¨Ccuando menos- de que aquel general ferrolano dedicase algo m¨¢s que el tiempo libre a traducir las obras magnas de la literatura castellana a un entonces denostado dialecto. Pero posiblemente nadie les levant¨® la liebre. Ni siquiera a la familia. ¡°Era una persona muy discreta. Nunca le o¨ªmos hablar de la guerra, ni de sus traducciones¡±. Hasta que un d¨ªa, cuenta Siro L¨®pez, les ense?¨® una tarjeta que le enviara desde Nueva York un amigo y conocido de la familia, el coru?¨¦s Jos¨¦ Manuel Pita Andrade, primer director del Museo del Prado de la democracia, felicit¨¢ndolo por los cuentos que le hab¨ªa enviado y anim¨¢ndolo a publicarlos. ¡°As¨ª nos enteramos de las traducciones¡±, contaba su hijo ayer en la sede de la Academia Galega.
Antes de fallecer en Madrid, en 1990, Juan Beceiro Amado si intent¨® publicar sus traducciones, o al menos quiso entregarlas a la Xunta, que le respondi¨® que no pod¨ªa editarlas por no estar en gallego normativo. Obviamente, el general ferrolano carec¨ªa no ya de formaci¨®n filol¨®gica, sino que desconoc¨ªa cualquier norma habida o por haber del idioma gallego. ¡°?l lo aprendi¨® de ni?o de la criada que lo cuidaba, que no hablaba otra cosa, y de mayor, del se?or Jos¨¦, un viejo que le cuidaba una finca de Santa Mari?a que ten¨ªa un vocabulario precioso¡±. Ahora, la Academia realizar¨¢ y publicar¨¢ un estudio sobre los trabajos del militar que al dejar la espada tom¨® la pluma.
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