Dos izquierdas, un solo Gobierno
Las elecciones europeas provocar¨¢n m¨¢s confrontaci¨®n
Al parecer hay una disputa soterrada dentro del Gobierno andaluz por ocupar el territorio de la izquierda. Susana D¨ªaz, nada m¨¢s llegar a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa, clav¨® su bandera sobre estos mont¨ªculos y proclam¨® que no est¨¢ dispuesta a dej¨¢rselos arrebatar. En realidad no se trata de ning¨²n cambio de estrategia sino de t¨¢ctica electoral. Cualquier estudio desapasionado sobre comunicaci¨®n pol¨ªtica indica que los recortes y decisiones duras de la gesti¨®n han reca¨ªdo hasta el momento en el campo del PSOE mientras que las medidas m¨¢s gr¨¢ciles y sociales se atribu¨ªan a la acci¨®n de Izquierda Unida. Aunque es evidente que los despidos de funcionarios y los recortes sanitarios o educativos han sido motivados por el ajuste duro del Gobierno central, en su gesti¨®n diaria los costes han reca¨ªdo sobre el PSOE mientras que los t¨ªmidos avances en materia de desahucios de viviendas o en protecci¨®n social, se los ha anotado IU.
La parte peso¨ªstica del Gobierno ha sido m¨¢s bien torpe en no anotarse algunos contrapuntos interesantes a las pol¨ªticas del PP como son la subasta de medicamentos, el mantenimiento de becas, la contenci¨®n de las tasas universitarias que son las menores del Estado o la renuncia a medidas tan crueles como la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes. Sin embargo IU vend¨ªa sin esfuerzo los titulares de expropiaci¨®n a los bancos de un centenar de viviendas por tiempo limitado o se anotaba la distribuci¨®n de alimentos en las escuelas andaluzas.
Lo que hasta ahora hab¨ªa sido una disimulada competencia, amenaza con convertirse en un malestar cierto ante la proximidad de las elecciones europeas, cuyo resultado en Andaluc¨ªa se leer¨¢ con mucha atenci¨®n. Por primera vez, tras esta dur¨ªsima crisis, sabremos la respuesta del electorado andaluz a las pol¨ªticas del PP y sabremos el grado exacto de apoyo que el pueblo otorga a cada una de las fuerzas que componen el Gobierno de coalici¨®n.
La cercan¨ªa de estas elecciones va a provocar, sin duda, una mayor confrontaci¨®n ¡ªo apariencia de ella¡ª entre los socios de Gobierno del PSOE e IU. Ambos miran de reojo, cada vez con mayor insistencia, el marcador del partido. El problema, sin embargo, es que hay otros jugadores en la partida a los que no prestan la necesaria atenci¨®n. O dicho de otro modo, que el PP en Andaluc¨ªa est¨¦ descabezado y en un marasmo shakesperiano por la sucesi¨®n no supone, autom¨¢ticamente, su descenso o su desaparici¨®n pol¨ªtica.
El PP andaluz, malversando a Cernuda, es un sue?o que algunos necesitaron para seguir existiendo, pero la esencia del PP no es andaluza; no necesita l¨ªderes andaluces reconocidos para seguir existiendo; es un voto de la derecha pol¨ªtica que no requiere de una existencia cierta en Andaluc¨ªa para seguir vivo electoralmente.
Como tampoco esa fuerza emergente del centralismo derechista posmoderno que es UPyD, necesita de l¨ªderes reconocidos en Andaluc¨ªa para seguir creciendo en intenci¨®n de voto.
Otro elemento que los componentes del Gobierno andaluz no valoran convenientemente es el impacto que est¨¢ causando la atractiva idea de salir de la crisis. De acuerdo que los datos sociales son demoledores pero este eslogan, repetido por el Gobierno, conecta con la esperanza ciudadana de poner fin a la pesadilla. La izquierda no puede eludir este debate de la salida de la crisis con la simple denuncia de la situaci¨®n ni mucho menos con el dibujo espeluznante de mayores desastres futuros. La izquierda agorera que proclama que ¡°lo peor de la crisis est¨¢ por llegar¡± no puede ganar ninguna batalla. Solo la bandera de la esperanza podr¨¢ sacarnos de este presente aciago.
Por eso, si el Gobierno andaluz quiere competir en el terreno de la izquierda ser¨ªa mejor que lo hiciera de verdad: poniendo sobre la mesa no ocurrencias sino nuevos proyectos de empleo, de medioambiente y de gesti¨®n renovada de los servicios p¨²blicos. Si de verdad desea conquistar terreno social deber¨ªa dejar de lado la resignaci¨®n o la caridad y recuperar la ambici¨®n del cambio.
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