El a?o antipol¨ªtico
El descr¨¦dito debe su fuerza a las generaciones con poder desde 1981
Ha sido 2013 un a?o muy antipol¨ªtico. La antipol¨ªtica es un sentimiento casi universal, por lo menos, debo aclararlo, en el espacio estrech¨ªsimo de donde no salgo en las ¨²ltimas semanas, entre Granada y el litoral este de M¨¢laga. Pero a la costa llega gente de otros lugares espa?oles, y oigo repetir las mismas consignas con distintos acentos: la antipol¨ªtica parece tan extendida que podr¨ªa ser elegida estrella cultural del a?o ido.
Creo que, hasta hace tres a?os, muchos de quienes ven hoy a los pol¨ªticos profesionales como el colmo de la incompetencia ego¨ªsta y venal los consideraban una posible fuente de favores. Las tramas electorales de los partidos se han basado en el uso del poder como oficina de reparto de beneficios, en met¨¢lico y en especie, para los propios pol¨ªticos, sus partidos y asociaciones diversas, sus familiares, amigos y vecinos, por apol¨ªticos que se confesaran algunos. Cuando hab¨ªa dinero, los gobernantes dieron trabajo, emplearon desde basureros a asesores de empresa p¨²blica, delegaci¨®n o consejer¨ªa. Montaron fiestas en el palacio y en la plaza p¨²blica. Repartieron capitales en forma de subvenciones y contratas. Y de repente se acab¨® el cuento, y el poder pol¨ªtico, hasta entonces surtidor inagotable de ventajas diversas y felicidades de ocasi¨®n, se transfigur¨® en monstruo.
Estoy cansado de o¨ªr el serm¨®n de la abominaci¨®n de la pol¨ªtica. Llevo recibidas no s¨¦ cuantas arengas cl¨®nicas de condena de los perversos pol¨ªticos, todas iguales aunque cambien de forma: he o¨ªdo chistes y maldiciones, diatribas y parodias, imprecaciones filos¨®ficas y violentas. El segundo d¨ªa del a?o nuevo, 2014, me atrev¨ª a responderle al en¨¦simo se?or que me dictaba doctrina antipol¨ªtica. Me confes¨¦ extra?ado de su extraordinario vigor antipol¨ªtico: yo lo ve¨ªa a ¨¦l bastante pol¨ªtico, o por lo menos me estaba soltando un aut¨¦ntico discurso pol¨ªtico. Si ten¨ªa quejas contra determinados pol¨ªticos, le suger¨ª, pod¨ªa cit¨¢rmelos y explicarme qu¨¦ haza?as de semejantes antih¨¦roes le irritaban m¨¢s. Quiz¨¢ yo fuera capaz de ponerle otros ejemplos de profesionales de la cosa p¨²blica que contrarrestaran las maldades de sus bestias negras. Me dio tres o cuatro nombres de pr¨®ceres de la patria andaluza y nacional, pero inmediatamente concret¨® sus ideas, generalizando: ¡°Todos, todos¡±.
Supongo que el descr¨¦dito de la pol¨ªtica profesional debe su fuerza a las dos o tres generaciones que han ostentado el poder ejecutivo y legislativo desde 1981, preocupadas por proteger a una especie amenazada hasta entonces. El franquismo hab¨ªa sido muy antipol¨ªtico: durante muchos a?os sufrieron peligro todos los pol¨ªticos que no eran Franco o no eran franquistas. En 1981 hubo un intento de golpe de Estado para resucitar a Franco. Pero el resultado del natural instinto de conservaci¨®n de los pol¨ªticos parlamentarios ha sido su conversi¨®n en una aristocracia esencialmente hermanada en el bipartidismo, acorazada por derechos exclusivos y un sistema judicial a medida que les permite suavizar, eludir o suspender eternamente la asunci¨®n de responsabilidad por lo hecho o no hecho en el ejercicio de sus cargos.
Cuando los poderes p¨²blicos dejaron de repartir beneficios entre sus votantes, los privilegios de los gobernantes se convirtieron en manchas, en estigmas. Quiz¨¢ sea el momento de eliminar privilegios, si el bipartidismo lo consiente. No sobra pol¨ªtica en Espa?a: falta. El bipartidismo es tan pobre, tan limitado, tan dominante, como la euforia antipol¨ªtica de estos d¨ªas. La diferencia es que el bipartidismo suena a gastado y el discurso antipol¨ªtico se cree nuevo, valiente y subversivo. La verdad es que es m¨¢s viejo que Mussolini. Se considera l¨²cido, pero es repetitivo como un loro, aunque no se puede negar que constituye un aut¨¦ntico pensamiento pol¨ªtico. Se cree original y, s¨ª, es tan original como la ¨²ltima moda. Hasta he o¨ªdo que un organismo tan sospechoso de intrepidez rebelde como la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre inclu¨ªa en su agenda de 2014 consignas antipol¨ªticas entre las m¨¢ximas con que los calendarios suelen orientar la vida moral de los mortales humanos.
Justo Navarro es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.