La canci¨®n cl¨¢sica seg¨²n Parade
El genio subterr¨¢neo del pop espa?ol lo borda con ¡®Amor y ruido¡¯, un disco alejado del tecno
Del planeta Metaluna, asteroides o ni?os zombis a la canci¨®n popular rom¨¢ntica con banda: ¡°Me persigue un estigma: ¡®ah s¨ª, Parade, el de las pelis de serie B y de extraterrestres¡¯. Y aunque en ese tipo de letras encontr¨¦ mi identidad art¨ªstica, siempre ha sido un veh¨ªculo para hablar de relaciones humanas y las cosas que me preocupan. Ahora ya no necesito el cariz fant¨¢stico para que una historia me llegue¡±. Lo dice Antonio Galva? (Yecla, Murcia; 1967), que el viernes present¨® en la sala Siroco Amor y ruido, su s¨¦ptimo ¨¢lbum bajo ese alias de Parade que no se pronuncia como desfile en ingl¨¦s, sino a la espa?ola, y que alude a un ballet ruso de 1917 en el que colaboraron Satie, Picasso y Cocteau. Seamos claros: Galva? lo ha vuelto a bordar en el nuevo cap¨ªtulo de una de las trayectorias m¨¢s brillantes del pop en castellano.
As¨ª que olviden prejuicios todos los al¨¦rgicos a la ciencia-ficci¨®n y el terror: Amor y ruido baja las dosis de dichos g¨¦neros en el af¨¢n de Parade por no repetirse y explorar otros terrenos. ¡°Si me estrello ya lo reconsiderar¨¦¡±, bromea. El disco confirma su tendencia a incorporar cada vez m¨¢s instrumentos cl¨¢sicos en detrimento de los sintetizadores y cajas de ritmo de sus primeras entregas: ¡°Oscilo entre aquel tecnopop y este ¨¢lbum, el m¨¢s ac¨²stico que he hecho nunca¡±. Y en vez de lo anglosaj¨®n, pese a los aires a lo Paul McCartney de alg¨²n corte, la chanson y la canci¨®n italiana figuran como principales influencias.
De fan a compinche
Los ochenta lanzaron a algunos de los ¨ªdolos con los que Parade ha tenido oportunidad de cooperar. Galva? se encarg¨® por ejemplo de todos los teclados en Impermeable (2001), el ¨¢lbum postrero de Carlos Berlanga. "Lo primero que me dijo cuando nos conocimos fue 'qu¨¦ bueno que hayas hecho una canci¨®n sobre la pel¨ªcula de mi padre [Luis Garc¨ªa Berlanga]'. Se refer¨ªa a Gagarin en Calabuch, de mi segundo trabajo para el sello Spicnic".
El profesor de Yecla tambi¨¦n ha colaborado con otros nombres de La Movida. Con Fernando M¨¢rquez (Para¨ªso, La Mode) registr¨® un ep¨¦ en 2002 como Los Fantasmas del Para¨ªso: cuatro canciones, entre ellas covers de faros setenteros para Parade (Vainica Doble o C¨¢novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm¨¢n, de los que ya hab¨ªa versionado Se?ora azul en su primer disco). Y a la que fue musa de M¨¢rquez, Kik¨ª d'Ak¨ª, Galva? le produjo No mires atr¨¢s (2008): "Guardo con ella relaci¨®n, de Fernando me he distanciado".
Ese sabor, digamos, europeo ya empujaba hace una d¨¦cada Inteligencia artificial. ¡°S¨ª, pero aquel ¨¢lbum lo grab¨¦ yo solo en mi estudio casero. Estoy orgulloso de ¨¦l aunque qued¨® sobrearreglado. En este, en el que adem¨¢s la discogr¨¢fica [la madrile?a Jabalina] me financi¨® algunas sesiones fuera, he preferido la sencillez, primar canci¨®n y letra¡±. Hablemos pues de los espejos italianos: Gino Paoli y Lucio Battisti polarizan la atenci¨®n de Galva?. Al primero, que inspira ahora el sonido de La vida tal cual, le dedic¨® hace dos a?os El hombre con una bala en el coraz¨®n. ¡°No solo es una bestia parda como cantante y compositor. De joven vivi¨® al l¨ªmite, y yo pensaba en la sensaci¨®n de tener ah¨ª el proyectil alojado, como es su caso tras un intento fallido de suicidio¡±. De su admirado Battisti le separa que el transalpino siempre deleg¨® en letristas. ¡°Para m¨ª en cambio cada vez cobran m¨¢s importancia los textos; hasta que no s¨¦ de qu¨¦ voy a hablar no empiezo con la m¨²sica¡±.
Los ecos de otra de las fijaciones de Parade, Georges Brassens, fluyen palpables en Reality en la casa encantada: ¡°Esa pasi¨®n me la contagi¨® un compa?ero del colegio [Galva? ha ejercido tres lustros como profesor de m¨²sica y ahora es tutor de Primaria]. Componer a su estilo era solo un punto de partida¡±. Aunque la s¨¢tira que teje sobre la telerrealidad extrema en dicho t¨ªtulo encaja de sobra con la iron¨ªa del cantautor franc¨¦s. Y con la televisi¨®n hemos topado: Amor rom¨¢ntico recoge la supuesta queja del vampiro de vieja escuela por ¡°lo descafeinado del mito en series como Crep¨²sculo¡±. Ya lo enfatiza la letra: ¡°?Y c¨®mo voy a cuidar mi aspecto / si nunca me veo reflejado en los espejos?¡±.
Aumentemos la pantalla: el cine, manantial inagotable. Y no ya por la obvia inspiraci¨®n de Rushmore en la cinta hom¨®nima de Wes Anderson. Hay aluvi¨®n de referencias ochenteras: Poltergeist, Mad Max, La chica de rosa¡¡°Las pel¨ªculas para adolescentes de John Hughes han envejecido mejor que otras propuestas de m¨¢s pretensiones. Lo profundo no tiene por qu¨¦ ser melodram¨¢tico. Y me emociono cuando lo digo, ya que a veces es lo que intento: pop ligero y alegre con letras fuertes¡±.
Parade debut¨® en 1998 con un asombroso ejercicio de tecnopop concebido enteramente en su casa. Aunque sirvi¨® para que se le encuadrara injustamente en el llamado tonti-pop: ¡°Solo ten¨ªamos en com¨²n nuestra reacci¨®n frente al noise cantado en ingl¨¦s. Aunque si se mete ah¨ª a grupos como Astrud, yo tambi¨¦n quiero estar¡±. El disco inclu¨ªa La casa azul, tema del que tom¨® el nombre para su banda Guille Milkiway (popular por su Amo a Laura para la MTV o su revisi¨®n de Nino Bravo): ¡°Para m¨ª, el mejor m¨²sico de este pa¨ªs con diferencia¡±, dice Galva?.
El estreno de Parade luc¨ªa adem¨¢s un hit indie, Metaluna, con extractos del discurso del replicante de Blade Runner. Al igual que dicho filme naci¨® de la literatura de Philip K. Dick, el m¨²sico murciano bautiza ahora El imperio nunca dej¨® de existir por una de las obsesiones del escritor. ¡°Pero en ese corte y en Los muertos vivientes subyace el empe?o de algunos en imponernos maneras de pensar que parec¨ªan superadas¡±. Y los dardos pol¨ªticos tambi¨¦n pueblan Si no fuera por ti, siempre desde el humor: ¡°Porque si te pasas de serio, terminas haciendo el rid¨ªculo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.