El juego y el azar de Flotats
Las ovaciones no ocultaron la divisi¨®n de opiniones anoche en el regreso del director al TNC con una obra de Marivaux
Tard¨® anoche en aparecer Flotats un largo minuto al final de la representaci¨®n de El joc de l'amor i de l'atzar, el Marivaux que estrenaba en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) y que significaba su regreso como director al escenario del que sali¨® catapultado en 1997 tras un inolvidable discurso provocador y desafiante (¡°gats baladrers¡±, etc¨¦tera), que luego incluy¨® episodios como el ¡°abraonament¡± de todo un conseller y ol¨¦.
Cuando apareci¨®, vestido completamente de negro ¡ªcon lo que destacaba soberanamente¡ª uni¨¦ndose a los actores y rodeado de los otros miembros del equipo t¨¦cnico, se reactivaron los aplausos. Se entreg¨® Flotats entonces a todo un ritual de gestos, se llev¨® la mano al coraz¨®n, se inclin¨®, salud¨®. Consigui¨® luego quedarse solo unos segundos largos y recibi¨® los aplausos como una ducha salv¨ªfica y regeneradora para luego salir de escena haci¨¦ndose el gracioso, con unos saltos muy payasos. Estaba contento.
Atr¨¢s quedaban casi dos horas de funci¨®n (correctita pero que no dejar¨¢ una gran huella ¡ªlas ovaciones no ocultaron la divisi¨®n de opiniones¡ª) y las generales expectativas de que Flotats hiciera alguna otra aportaci¨®n a la historia no estrictamente esc¨¦nica del teatro catal¨¢n como la de aquel sonado 11 de septiembre.
Pero las circunstancias son hoy muy otras, aparte de que Pujol est¨¢ ahora m¨¢s preocupado por sus hijos que por su mujer. Ha regresado al TNC el hijo pr¨®digo del teatro catal¨¢n con los parabienes del Gobierno de la Generalitat e incluso sus genuflexiones y, hasta contricciones. A¨²n se restriegan muchos los ojos ante el ins¨®lito acto de homenaje / desagravio que le consagraron el pasado julio las autoridades del pa¨ªs (encabezadas por el propio presidente Artur Mas) y que fue el paso previo a su vuelta al TNC.
Flotats est¨¢ en la actualidad muy satisfecho y se le oye ronronear como un gran gato (no baladrer en este caso). Parece olvidar que el poder no act¨²a nunca de manera gratuita ni acostumbra enaltecer a los feriantes por nada ¡ªy no digamos disculparse con ellos¡ª, ni siquiera con Moli¨¨re y Shakespeare. Y eso que si hay alguien que ya deber¨ªa saberlo es ¨¦l. Enfin, hay gente que tiene la hybris muy grande. Habr¨¢ que ver qu¨¦ servicios de Estado se le reclaman al actor para compensar tanto gesto.
Anoche Flotats debi¨® ver que no estaban Mas ni Pujol (no todos los d¨ªas es fiesta). Acudi¨® eso s¨ª el conseller Ferran Mascarell acompa?ado de otros ex consejeros de Cultura que lidiaron con Flotats en su momento como Joan Guitart y Jordi Vilajoana. Hubiera sido mucho pedir que acudiera Joan Maria Pujals. Tambi¨¦n asisti¨® el expresidente Jos¨¦ Montilla. Entre la amplia representaci¨®n de la profesi¨®n, Mario Gas, Vicky Pe?a, Abel Folk, Josep Maria Benet i Jornet...
Fue dif¨ªcil concentrarse inicialmente en Marivaux en una noche con tanto morbo. El fantasma del Flotats inc¨®modo y a punto de ser defenestrado parec¨ªa acodado en un lado del escenario como un Mefisto acechante. Al abrirse el tel¨®n, la bonita escenograf¨ªa a lo Watteau de Ezio Frigerio (que no es que no cambie mucho, es que no cambia nada en toda la representaci¨®n) retrotra¨ªa a La gavina, el ¨²ltimo espect¨¢culo de Flotats en el TNC, por los abedules y el agua (tambi¨¦n de Frigerio).
El joc de l'amor i de l'atzar es una trama de enredo con intercambios de identidad entre amos y criados muy goldoniana de esp¨ªritu. Flotats consigue servir bien el juego, aunque sin muchas sutilezas en alg¨²n caso como el del criado Arlequ¨ª (Rub¨¨n de Eguia), que en numerosos momentos muestra la impronta del director-actor hasta parecer su clon (salvando las distancias). Lo mejor de la funci¨®n es Alex Casanovas, que hace del se?or Orgon, el padre, y que con su madurez, autoridad esc¨¦nica y saber estar destaca sobre el resto del reparto, muy joven. Mar Ulldemolins est¨¢ muy graciosa en su papel de la ingenua Lisette, la criada que, como una pobre Segismunda, llega a creerse que saldr¨¢ con bien de su suplantaci¨®n de su ama. La comedia tiene un deje triste y cruel que Flotats no acaba de ofrecer, aunque hace sonar (y cierra la funci¨®n con ellos) los truenos ominosos de la futura revoluci¨®n que pondr¨¢ en su lugar, ojo al dato, tanta galanter¨ªa y tanto juego ingenioso con unas cuantas cabezas cortadas. Marivaux el ¨²ltimo.
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