Los vecinos fuerzan a irse a un cura que llam¨® ¡°ad¨²lteras¡± a las mujeres
Los vecinos del pueblo de Punx¨ªn llevaban d¨ªas impidiendo los oficios religiosos
En menos de 48 horas, el municipio ourensano de Punx¨ªn (800 vecinos) ha desterrado al cura que falt¨® al respeto a los vecinos. Acostumbrados a luchar contra su propio alcalde por el agua t¨®xica a precio de oro que sale de sus grifos, acaban de echar al sacerdote que nada m¨¢s desembarcar all¨ª les llam¨® ¡°viciosos¡± a ellos y ¡°ad¨²lteras¡± a ellas por dedicar m¨¢s tiempo de sus vidas a los bares que a los oficios religiosos. Tras dos meses escandalizados por la actitud del p¨¢rroco, en Punx¨ªn prefieren sotanas ca¨ªdas antes que sermones molestos. ¡°Ni las mujeres somos ad¨²lteras ni los hombres unos viciosos, as¨ª que preferimos estar un tiempo sin cura que seguir con ¨¦l dentro de nuestra iglesia¡±, afirma una vecina, todav¨ªa indignada, que opt¨® por mudar su fe a otra parroquia desde que Jes¨²s Conde ocup¨® el p¨²lpito punxin¨¦s.
El pasado domingo, un centenar de vecinos hartos de que se negase a oficiar entierros sin cobrar o de sus pasionarios sermones cargados de lecciones de ¨¦tica, rodearon la iglesia para impedirle la entrada a la misa de doce. Y as¨ª fue. Don Jes¨²s lleg¨®, vio y se volvi¨® a su casa sin predicar y con la dimisi¨®n del joven sacrist¨¢n que le ayudaba en las tareas eclesi¨¢sticas. Ese d¨ªa, las tornas cambiaron y el serm¨®n sali¨® del pueblo que se alz¨® contra su propio p¨¢rroco, ataviado con un traje marr¨®n y una gorra negra. ¡°?Se tiene o no se tiene misa?¡±, pregunt¨® ante el ej¨¦rcito de feligreses que se cruz¨® en su camino. No hubo di¨¢logo y tampoco misa porque no le dejaron entrar. Desde entonces nunca m¨¢s se supo de ¨¦l. El lunes, un nuevo ej¨¦rcito vecinal de j¨®venes, jubilados o ancianas octogenarias, se atrincher¨® bajo las campanas para impedirle oficiar una misa vespertina, pero don Jes¨²s ya no apareci¨® por all¨ª. Y es que incluso denuncian que faltan unos 1.000 euros procedentes del cepillo o de las donaciones.
Hace dos d¨ªas que el hombre se atrincher¨® en su casa y entremedias ha presentado su renuncia como p¨¢rroco de Punx¨ªn. La Di¨®cesis de Ourense niega presi¨®n alguna, pero su dimisi¨®n ha coincidido temporalmente con la difusi¨®n masiva de las protestas y con las firmas recogidas en su contra que una representaci¨®n vecinal entreg¨® hoy a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica local. El delegado de medios del Obispado, Jos¨¦ Est¨¦vez, quiso aclarar que nadie ha echado al cura y que ha sido ¨¦l mismo el que ha optado por dejar un lugar ¡°donde su trabajo ya no tiene sentido¡±. ¡°Conociendo a Don Jes¨²s reconocer¨¢ si ha metido la pata y pedir¨¢ perd¨®n. Si es consciente de que se ha equivocado, seguro que lo reconocer¨¢¡±, insisti¨® el responsable de comunicaci¨®n de la curia. La curia tambi¨¦n se comprometi¨® a regularizar las cuentas parroquiales.
Punx¨ªn se queda sin el cura que molest¨® a los vecinos, pero tambi¨¦n sin misas. La falta de vocaciones y las peculiaridades geogr¨¢ficas de Galicia, con una poblaci¨®n muy dispersa y cientos de rec¨®nditas iglesias que atender, impide reponer al sacerdote de inmediato. Solo ante casos excepcionales, como el oficio de funerales, desplazar¨¢n a otro de la misma comarca, pero ya no habr¨¢ misa dominical o novenas varias. ¡°Antes sin cura que seguir con este que incluso nos neg¨® la comuni¨®n a algunos. Solo vine a misa dos veces desde que lleg¨® aqu¨ª¡±, insiste la vecina aliviada por la marcha. ¡°?Crees normal que le dijese a los ni?os que si les pegaban que devolviesen la patada y que ojo por ojo, diente por diente?¡±, explica visiblemente molesta.
El anterior sacerdote, don Emilio, un hist¨®rico de la zona por el que todos los vecinos muestran su aprecio, tuvo que jubilarse forzosamente a causa de una enfermedad. Don Jes¨²s solo llevaba un par de meses atendiendo la fe en este pueblo, pero al igual que otros muchos curas gallegos, peregrina d¨ªa tras d¨ªa por peque?as aldeas enclavadas entre monta?as para poder atender a los devotos. En el vecino municipio de Castrelo de Mi?o, d¨®nde vive y sirve a otros templos, no hay quejas contra ¨¦l y a pesar de la dureza de las cr¨ªticas vertidas contra sus oficios, no ha respondido a Punx¨ªn. No tiene tel¨¦fono m¨®vil y tampoco descuelga al tel¨¦fono fijo de la casa rectoral en la que vive. En medio de la tormenta, Don Jes¨²s ha optado por un riguroso voto de silencio.
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