Nieves y llamas

Juan Hidalgo naci¨® en 1614. Se merec¨ªa un homenaje como el que hasta el pr¨®ximo domingo ha organizado el teatro de La Zarzuela. En la cultura de los aniversarios se celebran a bombo y platillo los grandes nombres, desde Verdi y Wagner el pasado a?o a Richard Strauss en 2014. Los m¨²sicos espa?oles se suelen quedar en la sala de espera. No ha sido as¨ª en esta ocasi¨®n, y por ello la reivindicaci¨®n de nuestra propia historia es el primer m¨¦rito de este espect¨¢culo. Adem¨¢s es musicalmente bell¨ªsimo, entre tonos humanos y solos al Sant¨ªsimo Sacramento de Hidalgo, aderezados con fol¨ªas, chaconas, canarios, marionas y otras piezas instrumentales de autores como Gaspar Sanz, Antonio Mart¨ªn y Coll, Santiago de Murcia o Francisco Guerau. Se funden el amor humano y el divino -¡°cuidado que anda el Amor disfrazado en nieve y llamas¡±, se canta- y tambi¨¦n se mezclan los tiempos pasados y presentes, gracias a una po¨¦tica escenograf¨ªa que parte de un retablo pict¨®rico.

Su art¨ªfice, Alfons Flores, est¨¢ curtido con Calixto Bieito y La Fura dels Baus. La direcci¨®n de escena de Joan Ant¨®n Rechi es original en la combinaci¨®n de est¨ªmulos visuales, coreogr¨¢ficos y evocadores. La idea del espect¨¢culo es del contratenor Carlos Mena, espl¨¦ndido como cantante y como actor, y le acompa?an con acierto la soprano Alicia Amo y el bar¨ªtono Jos¨¦ Antonio L¨®pez. Ocho instrumentistas componen la Capilla de Santa Mar¨ªa, algunos tan conocidos como Juan Carlos de Mulder, al archilaud y guitarra barroca, y Pedro Estevan, en la percusi¨®n. Todos ellos est¨¢n excelentes y forman la base sonora de la una representaci¨®n en la que se sugiere m¨¢s que se describe, y en la que la fantas¨ªa visual se beneficia de un soporte musical de gran entidad.