Recobrar a Sabatini
Las obras en el palacete de la Casa de Campo, ocasi¨®n ¨²nica para reivindicar al arquitecto
Las obras que la Concejal¨ªa de Hacienda realiza en el llamado pabell¨®n de los Vargas, situado en el acceso principal de la Casa de Campo y frente al puente del Rey sobre el Manzanares, conciernen arquitect¨®nicamente al palacete renacentista recreado en 1776, en clave neoclasicista, por el gran arquitecto Francesco Sabatini (Palermo, 1722-Madrid, 1797). Son una ocasi¨®n ¨²nica para recobrar la impronta en un edificio madrile?o de quien fuera el arquitecto de la Puerta de Alcal¨¢ y coautor del Palacio Real. As¨ª lo advierte Luis de Vicente, portavoz de la plataforma Salvemos la Casa de Campo, que desde hace a?os reclama atajar el deterioro interno del hist¨®rico edificio mediante la intervenci¨®n del Ayuntamiento, propietario de la Casa de Campo desde su entrega por la Rep¨²blica en 1931, y que all¨ª mantuvo durante varias d¨¦cadas y hasta hace seis a?os el Instituto Municipal de Deportes.
¡°Es una oportunidad de oro para recobrar una importante obra de un arquitecto tan estrechamente vinculado a Madrid que, en la propia Casa de Campo, edific¨® hitos singulares como la Faisanera, el acueducto, el puente de la Culebra o las rejas de los arroyos¡±, se?ala De Vicente.
Fuentes de la Concejal¨ªa de Hacienda, que rige la actuaci¨®n, precisan sin embargo que las obras ¡°consisten en un mero revoco de las fachadas y las cubiertas, dentro de un plan municipal de mantenimiento del patrimonio¡±. El presupuesto asignado es de 300.000 euros, seg¨²n otras fuentes. El arque¨®logo Manuel Silvestre participa en la actuaci¨®n, ya que la Comisi¨®n de Patrimonio, mixta entre el Ayuntamiento y el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que supervisa las obras, recomend¨® el estudio arqueol¨®gico previo.
La actuaci¨®n ahora en marcha consiste, de momento, en levantar al completo un denso enfoscado exterior que cubr¨ªa las cuatro fachadas del edificio, reconstruido por Sabatini en ladrillo rojo y dotado de dos plantas. Se sabe que un falso cuerpo central fue a?adido y elevado sobre las cubiertas en una actuaci¨®n acometida en 1967 por el arquitecto municipal Herrero Palacios. Entonces, fue cambiada la geometr¨ªa de la cubierta y su estructura de madera, sustituida por otra met¨¢lica.
Miembros de Salvemos la Casa de Campo, plataforma integrada en Madrid, Ciudadan¨ªa y Patrimonio, as¨ª como representantes municipales del PSOE e Izquierda Unida visitaron recientemente el interior del pabell¨®n y comprobaron all¨ª el atascamiento de sus bajantes, con el consiguiente efecto de tan grave anomal¨ªa sobre las estructuras edificadas. La humedad es elevada, dada la proximidad del enclave al r¨ªo Manzanares y la cercan¨ªa de la capa fre¨¢tica a la cota del suelo. Los visitantes desconocen si, a largo plazo, la actuaci¨®n municipal sobre el pabell¨®n implicar¨¢ una remodelaci¨®n del conjunto de edificios y jardines que rodea al pabell¨®n o bien se persigue tan solo un mero maquillaje con miras preelectorales, lo cual implicar¨ªa, a juicio de De Vicente, ¡°desperdiciar una oportunidad ¨²nica desde el punto de vista de la recuperaci¨®n patrimonial de un edificio del gran arquitecto y militar palermitano¡±.
El completo andamiaje del edificio permite suponer que se trata de una actuaci¨®n municipal de mayor alcance pues, a?os atr¨¢s, siendo Esperanza Aguirre responsable municipal de Cultura, se baraj¨® ya, en un plan espec¨ªfico, recuperar la personalidad renacentista y neocl¨¢sica del conjunto de edificios y jardines que rodean la estancia, como revela un dibujo de la ¨¦poca, firmado por el pintor cortesano F. Castello. En su cuadro figura el palacete, rodeado de jardines con estatua ¨¢ulica.
Empero, aquella iniciativa se abandon¨® posteriormente. Sin embargo, las fuentes municipales consultadas se ci?en a lo dicho, que explica la actuaci¨®n como ¡°de mero mantenimiento¡± para impedir el deterioro de un Bien de Inter¨¦s Cultural como lo es el palacete. Las catas que se efect¨²an sobre el enfoscado permiten ya averiguar detalles de la construcci¨®n de Sabatini, se?aladamente dinteles, arcos anteriormente sellados y ¨®culos.
El pabell¨®n de los Vargas perteneci¨®, seg¨²n varios tratadistas, a este linaje madrile?o de origen altomedieval al que se asocia, en la persona de Iv¨¢n de Vargas, con el patronazgo de San Isidro en el siglo XI. En tal linaje figur¨® cinco siglos despu¨¦s Gutierre de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia y promotor de la construcci¨®n de la bell¨ªsima Capilla del Obispo, en la plaza de la Paja. El padre del dignatario eclesi¨¢stico, Francisco de Vargas, fue consejero ¨¢ulico de Carlos I, de quien procede la frase ¡°aver¨ªg¨¹elo Vargas¡±, ya que el emperador le consultaba a ¨¦l todo; el consejero encarg¨® en 1519 a Antonio de Madrid la construcci¨®n del pabell¨®n madrile?o que, pese a su origen como cazadero, con el tiempo se ver¨ªa flanqueado por otras construcciones y ajardinamientos.
Una historia intensa
Un nieto de Francisco de Vargas, de nombre Fadrique, fue quien en 1560 vendi¨® la heredad campestre a Felipe II, aunque otras fuentes hist¨®ricamente menos documentadas aseguran que su titular lo era entonces Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo.
El severo monarca nacido en Valladolid, quien decidiera establecer la capital hispana en Madrid en 1561, asent¨® en el pabell¨®n, situado en el acceso oriental de la Casa de Campo hoy frente al puente del Rey, una residencia campestre que quiso estuviera cercana al Alc¨¢zar de los Austrias, fortaleza que ardi¨® durante ocho d¨ªas en 1735 y que fue precursora del Palacio Real.
La residencia rural, de estilo renacentista, se vio circundada adem¨¢s por unas grutas de recreo con fontines, estatuaria y laberintos, cuya construcci¨®n encomend¨® a Juan Bautista de Toledo, arquitecto del monasterio de San Lorenzo de El Escorial y del palacio de Aranjuez; las grutas fueron sometidas hace unos a?os a un estudio arqueol¨®gico y una rehabilitaci¨®n por la empresa Geocisa, con miras a su apertura al p¨²blico. Sin embargo, todav¨ªa permanecen cerradas.
Felipe II dispuso establecer all¨ª mismo, junto al palacete campestre y no lejos de las grutas, un jard¨ªn de plantas arom¨¢ticas y medicinales, cuya rector¨ªa encomend¨® a Gregorio de los R¨ªos, uno de los primeros tratadistas y sistematizadores de la jardiner¨ªa euromediterr¨¢nea. El rey decidi¨® asimismo decorar entonces el pabell¨®n de los Vargas, hoy en obras, con las pinturas por ¨¦l coleccionadas del singular y esot¨¦rico artista flamenco Hyeronumus Van Aecken, El Bosco, entre otras, El jard¨ªn de las Delicias y El sue?o. Este hecho, as¨ª como la proximidad del jard¨ªn donde se cultivaba para el rey l¨¢udano con el que combatir sus dolores de gota, ha permitido barruntar que el monarca descifraba las claves ocultas de aquellas pinturas tras ingerir el alucin¨®geno. En una correspondencia de Felipe II con la princesa Isabel Clara Eugenia ¡ªdatada en Lisboa donde ¨¦l se vio obligado a residir una larga temporada¡ª, el rey confiesa a su bienamada hija la ¡°profunda y melanc¨®lica a?oranza¡± que sufre por su adorado jard¨ªn madrile?o.
Con el tiempo, el palacete llegar¨ªa a albergar hasta 112 pinturas, de autores como Alberto Durero, Brueguel, Juan Carre?o de Miranda y Lucas Jord¨¢n. Las pinturas cuelgan hoy de distintos museos, desde el Prado hasta el monasterio de El Escorial o el Palacio Real. Precisamente, dada la contig¨¹idad del pabell¨®n al Real Sitio madrile?o, distintos monarcas sembraron la Casa de Campo de instalaciones agropecuarias, ermitas, lagos, fuentes, suntuosos laberintos y jardines ornamentados con estatuas ¨¢ulicas, como la majestuosa efigie ecuestre de Felipe III, esculpida por Juan de Bolonia, que hoy se encuentra emplazada en el centro de la Plaza Mayor. Tambi¨¦n all¨ª estuvo enclavada la imponente fuente del ?guila, hoy descabezada e instalada en los jardines de Mar¨ªa Cristina de San Lorenzo de El Escorial. En este mismo pabell¨®n de los Vargas residi¨® en 1808 con una actriz, amante suya, el ¡°rey impostor¡± Jos¨¦ Bonaparte, temeroso de sufrir un atentado en el cercano Palacio Real, al que quiso conectar esta residencia mediante un t¨²nel, m¨¢s el puente del Rey, que encomendar¨ªa al arquitecto Juan de Villanueva. Pese a la historicidad que el paraje alberga ¡ªgracias tambi¨¦n a la intervenci¨®n del arquitecto Sabatini¡ª Madrid le di¨® la espalda durante cuatro siglos. Por ello, recuperar la estructura primigenia del palacete puede dar testimonio cabal de su espl¨¦ndido pasado.
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