Las ¨²ltimas mareas de coca en las r¨ªas
La ca¨ªda de la mayor empresa de lancheros en Galicia dej¨® descabezado un negocio que lleg¨® a mover en poco m¨¢s de un mes 270 millones de euros en cargamentos
Despu¨¦s de a?os burlando a la polic¨ªa, la unidad antidroga de Greco logr¨® al fin dar caza en 2009 a la mayor organizaci¨®n dedicada al transporte de coca¨ªna cuando qued¨® descabezada tras la inesperada muerte de su jefe, el lanchero Manuel Abal Feij¨®o, Patoco, de 38 a?os. La Operaci¨®n Tabaiba, con 26 procesados, consigui¨® frenar el per¨ªodo de m¨¢xima actividad de las planeadoras que se recuerda en Galicia para la introducci¨®n de cargamentos que eran fletados por c¨¢rteles sudamericanos para vender en Espa?a y el resto de Europa.
?La Audiencia Nacional acaba de se?alar para el 23 octubre el que ser¨¢ el mayor proceso abierto en Espa?a contra las redes de transportistas de coca¨ªna. Una investigaci¨®n que marc¨® un punto de inflexi¨®n en la lucha contra el narcotr¨¢fico con una medida judicial sin precedentes: el procesamiento de proveedores de lanchas, motores y todo el material de avituallamiento que demandaba el grupo para acometer las descargas de coca¨ªna por lo que est¨¢n implicados 10 presuntos colaboradores que se enfrentan a elevadas condenas de hasta ocho a?os y multas de 600 millones de euros.
La Fiscal¨ªa Antidroga solicita para los principales acusados penas que suman m¨¢s de 200 a?os de prisi¨®n y multas superiores a los 4.000 millones de euros. Entre ellos figuran varios familiares del difunto Patoco que tras su muerte tomaron las riendas de la organizaci¨®n para asumir los ¨²ltimos encargos que hab¨ªa dejado pendientes su antiguo jefe.
Con los mejores y m¨¢s sofisticados medios mar¨ªtimos, la banda lleg¨® a ser la m¨¢s cualificada empresa de servicios para los c¨¢rteles sudamericanos, contando con docenas de embarcaciones ultrarr¨¢pidas equipadas con los mejores instrumentos de navegaci¨®n y experimentados lancheros para hacer los portes con una media de edad de 35 a?os.
La potente compa?¨ªa de Manuel Abal comenz¨® a funcionar a principios de 2000 haciendo descargas para organizaciones asentadas en las Rias Baixas. Pero la demanda de trabajo lleg¨® a ser tan grande que Patoco decidi¨® dar un paso m¨¢s y encargar la mejor lanzadera que jam¨¢s se haya incautado y que en apenas d¨ªa y medio alcanzaba al buque nodriza en mitad del Atl¨¢ntico.
Los dos ¨²ltimos transportes de coca¨ªna que ten¨ªa previsto desembarcar el grupo, entre el 11 de enero y el 26 de febrero de 2009, de 7,4 toneladas de coca¨ªna de gran pureza, valoradas en 270 millones de euros, acabaron por arruinar a la banda y marcaron el final de una d¨¦cada de absoluta impunidad de los narcos.
Tras la muerte de Patoco en accidente de moto cuando regresaba de una reuni¨®n nocturna con su intendencia para cerrar uno de los transportes, la banda ca¨ªa dos meses despu¨¦s en una redada policial, lastrada por los compromisos heredados con traficantes colombianos. Pero no solo la muerte del patr¨®n precipit¨® la captura de todo el grupo, sino tambi¨¦n de la que fue su gran inversi¨®n (un mill¨®n de euros) para construir la mayor narcolanzadera intervenida en Europa y que, tras su hallazgo en Nigr¨¢n, acab¨® poniendo al descubierto todos los entresijos de la organizaci¨®n. La lancha, construida en Italia, de 18 metros y siete motores de 300 caballos cada uno, pas¨® a integrar la flota de la Guardia Civil cuyos cometidos es interceptar los barcos pirata en el Oc¨¦ano ?ndico.
El ¨²ltimo desembarco marc¨® el final de los grandes empresarios del transporte de la r¨ªa de Arousa cuando en medio de un enorme despliegue policial eran interceptadas tres toneladas de coca¨ªna que acababan de alijar en una playa de Mux¨ªa (A Coru?a). A pocos metros de all¨ª los agentes sorprend¨ªan al hist¨®rico Andr¨¦s Garc¨ªa Gesto, Lul¨², en un estado lamentable por las heridas producidas en su intento de alcanzar el acantilado donde los lancheros hab¨ªan dejado los 122 fardos de droga.
La planeadora apareci¨® ardiendo en una playa de Ribeira y su piloto, Baltasar Dur¨¢n, era detenido una semana despu¨¦s de permanecer escondido en un piso de Santiago. Tras los arrestos en cadena, la polic¨ªa localizaba al ¨²ltimo peso pesado, Juan Carlos Fern¨¢ndez Cores, Parido, parapetado detr¨¢s de un armario en su casa de Cambados.
Los efectos incautados por la polic¨ªa en la redada contra la organizaci¨®n confirm¨® la enorme y costosa infraestructura que ten¨ªa para operar en el narcotr¨¢fico. La flota se compon¨ªa de 15 embarcaciones de entre 8 y 14 metros de eslora, 31 motores, seis remolques, cinco lanchas neum¨¢ticas y decenas de dep¨®sitos de gasolina con 30.000 litros de combustible.
La obsesi¨®n de Patoco con los sistemas de seguridad retras¨® la redada de la banda casi dos a?os. Cuando iban a hacer un porte de droga, Abal entregaba terminales nuevos a sus empleados para evitar que estuviesen intervenidos y solo les permit¨ªa hablar por el tel¨¦fono m¨®vil para informar de sus posiciones empleando siempre contrase?as: ¡°calvos¡± y ¡°tiburones¡±, para referirse a traficantes colombianos; ¡°bel¨¦n¡±, nombre con el que se identificaban los lancheros; ¡°hay marcas¡±, para advertir de controles policiales o ¡°mi novia¡± que era la lanzadera.
Patoco contaba con un subgrupo de personas solamente dedicado a la contravigilancia de los barcos y aviones de Aduanas, de la Guardia Civil y de la Polic¨ªa en las carreteras pr¨®ximas a las zonas de descarga y de las cinco naves donde escond¨ªa las embarcaciones, situadas en la desembocadura del r¨ªo Ulla. ¡°Vamos a echar una partida de billar¡± era el mensaje que enviaba el jefe para convocar una reuni¨®n.
En un d¨ªa normal de descarga, Patoco desplegaba a sus subordinados durante 24 horas. En la lanzadera zarpaban a las seis de la madrugada su hermano, Benito Abal, y Baltasar Vilar Dur¨¢n con otros tres tripulantes. El barco iba repleto de v¨ªveres: Una caja con barras de pan, 25 latas de conservas variadas, otras tantas latas de cerveza, 76 litros de agua y 6 packs de refrescos, seg¨²n un informe policial.
Gregorio Garc¨ªa Tu?¨®n, Yoyo, que tomar¨ªa las riendas del grupo junto a Jos¨¦ Manuel Gondar Otero tras la muerte del jefe, ten¨ªa que comenzar la guardia al anochecer en el per¨ªmetro del aeropuerto de Peinador, siempre acompa?ado por su hijo Pablo. Luego comprobaba que los barcos de Aduanas estuviesen amarrados en el muelle de Teis (Vigo) y terminaba la ronda en el puerto de Vilagarc¨ªa, donde se citaba con Patoco en la cafeter¨ªa del Na¨²tico, desde donde coordinaba a los lancheros y la retirada de los fardos en las playas.
Jos¨¦ V¨¢zquez Pereira, Nando y Ram¨®n Fabeiro Torres, se situaban en el aparcamiento del McDonalds de Vilagarc¨ªa, atentos para dirigirse a la nave de Catoira y ayudar a ocultar la lancha cuando regresaba de alta mar.
Mientras tanto, los hermanos Rogelio y Gabriel Fabeiro esperar¨ªan con una planeadora en una batea a la narcolanzadera para remolcarla sigilosamente r¨ªo arriba, con los motores apagados, y llevarla a su escondite donde les esperaban Jos¨¦ V¨¢zquez Lago, su hijo Jos¨¦ ?ngel y Jos¨¦ Ram¨®n Rey.
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