La corrupci¨®n revienta Santiago
El gobierno local de la capital de Galicia, en manos del PP, ha volado por los aires involucrado en una sucesi¨®n de causas judiciales presididas por el ¡®caso Pok¨¦mon¡¯
El gobierno de la capital de Galicia ha fallecido. El cad¨¢ver empez¨® a desprenderse de su carne pol¨ªtica muerta en primavera de 2012, menos de un a?o despu¨¦s de que el PP conquistase la anhelada alcald¨ªa, en manos del PSOE desde 1983 (salvo el paso de AP como una exhalaci¨®n tras una moci¨®n de censura). La dimisi¨®n del alcalde Gerardo Conde Roa, entonces acusado y luego condenado por defraudar a Hacienda 291.000 euros de IVA por una urbanizaci¨®n de 61 viviendas cuando se meti¨® en el negocio inmobiliario, fue la primera se?al, hace dos a?os. Era el aviso de la descomposici¨®n en vida de una corporaci¨®n que acab¨® agonizando la semana pasada por la met¨¢stasis del caso Pok¨¦mon, la investigaci¨®n judicial que empez¨® rastreando la corrupci¨®n en Lugo y termin¨® destapando esc¨¢ndalos de mayor calado en Santiago, Ourense y A Coru?a, junto a otras localidades gallegas, catalanas y asturianas.
En solo ocho d¨ªas renunciaron a seguir aferr¨¢ndose al cargo nueve ediles y abandon¨® la portavoc¨ªa del PP gallego Paula Prado, otra concejal (por ahora no imputada, pero investigada) que dej¨® de serlo cuando el gobierno local empez¨® a hacerse a?icos tras la estrepitosa salida de Conde Roa. Todos y cada uno de los que dimitieron son de una u otra forma fichas que se comi¨® la Pok¨¦mon. El ¨²ltimo imputado, y por partida doble, que quedaba en pie, resisti¨¦ndose a las embestidas que lo abocaban al naufragio, era el capit¨¢n del barco, el alcalde de reemplazo ?ngel Curr¨¢s. El regidor pretend¨ªa recomponer con t¨¦cnicos (y alg¨²n personaje llamativo como el ex¨¢rbitro Garc¨ªa de Loza) el puzzle roto a partir de los ¨²nicos tres concejales sin imputar: la actual teniente de alcalde, Reyes Leis, y dos ediles que no ten¨ªan competencias y cuyos nombres no suenan a los ciudadanos.
La fama de los otros, los que se hab¨ªan ido, era infinitamente mayor. M¨¢s por las noticias de los juzgados que por sus obras en beneficio de la ciudad. Pero la cr¨®nica de esta muerte adivinada empez¨® a escribirse incluso antes del d¨ªa en que el fiscal denunci¨® por fraude a Conde Roa, un jabato de Alianza Popular que se hizo adulto y lleg¨® a diputado del Congreso bajo el paraguas protector de Romay Beccar¨ªa, actual presidente del Consejo de Estado. En realidad, el apocalipsis consistorial comenz¨® a fraguarse tiempo antes de la noche de la victoria electoral.
El primer acto de esta larga funci¨®n, o defunci¨®n, a la que han asistido estupefactos los vecinos de Santiago podr¨ªa ser la foto fija de una joven promesa del PP durmiendo la borrachera sobre el volante de su coche, parado de madrugada ante un sem¨¢foro urbano que va cambiando de color. Es ?ngel Espadas, entonces concejal en la oposici¨®n y hombre de confianza de Conde Roa. Por este desliz (triplicaba la tasa l¨ªmite) tuvo que renunciar a ir en la candidatura. Pero al ganar el PP las elecciones, el flamante alcalde reflot¨® su carrera haci¨¦ndolo jefe de gabinete. Seg¨²n han revelado los pinchazos de la Operaci¨®n Pok¨¦mon, que dirige la juez de Lugo Pilar de Lara, las supuestas actividades il¨ªcitas del equipo de gobierno comenzaron enseguida. Espadas es citado con el alias de Pu?ales en las charlas en clave de la trama empresarial que presuntamente obten¨ªa contratas y favores a cambio de regalos, enchufes masivos para familiares y amigos, dinero y donativos opacos para campa?as electorales.
Pu?ales, seg¨²n los investigadores de Aduanas, se convirti¨® muy pronto en el conseguidor que facilitaba los contactos municipales a las firmas investigadas, principalmente el grupo Vendex y Aquagest. Despu¨¦s de la dimisi¨®n de Conde Roa, lleg¨® la fractura entre bandos enfrentados en el grupo de gobierno. En la guerra interna gan¨® Curr¨¢s, y Paula Prado, que tambi¨¦n sonaba como alcaldesa, dej¨® el Ayuntamiento para seguir como diputada auton¨®mica y asumir la portavoc¨ªa del PP gallego. Tambi¨¦n acab¨® marchando el que era asesor de Conde Roa, ?ngel Espadas, que unos meses despu¨¦s fue detenido y enviado a prisi¨®n en el marco de la Operaci¨®n Manga, hija primog¨¦nita de la Pok¨¦mon.
La c¨¦lebre noche de fiesta de Espadas est¨¢ tambi¨¦n en el origen de otro de los frentes judiciales del Ayuntamiento. Entre otros, est¨¢n imputados el alcalde y el exalcalde por urdir un supuesto plan para acosar y sacar del medio al polic¨ªa local que se neg¨® a destruir el atestado contra el pol¨ªtico ebrio.
Cuando Espadas, marginado por Curr¨¢s, se fue, su posici¨®n de conseguidor la ocup¨® supuestamente el joven concejal de Deportes, Adri¨¢n Varela, apodado Pijolandia por los empresarios de la trama. Varela no dimiti¨® por las graves imputaciones de la Pok¨¦mon, sino hace una semana, despu¨¦s de que el sindicato nacionalista CIG lo demandase al saberse (gracias a otra escucha) que exigi¨® a Vendex el despido de una empleada de guarder¨ªa por el simple hecho de estar casada con un representante de los trabajadores en el consistorio.
En otro de sus momentos de gloria desde que estall¨® la operaci¨®n judicial, Varela, ya imputado por varios delitos, reclam¨® a sus compa?eros de gobierno que aprobasen el pago de la minuta de su abogado con cargo a las arcas p¨²blicas. Los siete ediles reunidos aquel d¨ªa cumplieron sus deseos obviando un informe t¨¦cnico que les advert¨ªa de la ilegalidad. Y si no fuese porque una vecina indignada decidi¨® denunciar, el plan habr¨ªa prosperado.
La condena de un juzgado de Santiago contra los siete cay¨® el lunes como un alud sobre el PP gallego. Fueron inhabilitados nueve a?os por prevaricaci¨®n y esa tarde dimitieron. El martes lo hizo la ¨²ltima (sin contar al alcalde) imputada en la Pok¨¦mon. Y el esqueleto descarnado del gobierno local, expuesto a la vista de todos, se desmoron¨®. En la memoria colectiva se han grabado mientras elocuentes frases de los pinchazos: ¡°Vendex hace unos regalos de la hostia¡± o ¡°lo poco que hace Conde Roa huele a pelotazo urban¨ªstico¡±. Estas dos, en concreto, de la exportavoz del PP gallego.
El caos de Marbella y Cangas deriv¨® en gestoras
La apuesta por completar el Gobierno con concejales no salidos de las urnas ¡ªque contempla la ley electoral¡ª era el camino m¨¢s seguro para que el Partido Popular pudiese agotar la legislatura en Santiago, un feudo que se le resisti¨® durante 26 a?os. La gestora que ha reclamado con la boca peque?a la oposici¨®n municipal ¡ªPSOE y BNG prefieren ver c¨®mo se desangra el Ejecutivo local en el a?o escaso que queda hasta las elecciones¡ª obligar¨ªa a disolver el Ayuntamiento pero el tr¨¢mite requiere de la petici¨®n de la Xunta, el aval del Senado y la ratificaci¨®n del Consejo de Ministros. La ley electoral y la ley de bases de r¨¦gimen electoral estipulan el procedimiento siempre que se d¨¦ una ¡°gesti¨®n gravemente da?osa para los intereses generales¡±.
El diagn¨®stico compete al Gobierno gallego, tambi¨¦n en manos del PP, que se ha resistido a contemplar una opci¨®n ruinosa para sus intereses electorales. El antecedente m¨¢s celebre est¨¢ en Marbella, donde la entonces alcaldesa Marisol Yag¨¹e y parte de la corporaci¨®n salieron en 2006 directamente de sus despachos detenidos hacia la comisar¨ªa. Entonces el gobierno fue asumido por una comisi¨®n con 16 vocales y al frente se situ¨® a un independiente sin siglas, Diego Mart¨ªn Reyes, seg¨²n rezaba su nombramiento ¡°de autoridad moral incontestable y de clara referencia social¡±. El gabinete provisional pilot¨® el proceso hasta las siguientes elecciones. Pero la primera vez que se disolvi¨® una corporaci¨®n municipal fue 100 kil¨®metros al sur de Santiago, en Cangas do Morrazo, durante el mes de abril de 1990 y tras meses de revuelta vecinal originada por la decisi¨®n del entonces alcalde socialista Lois Pena de implantar una subida exponencial del impuesto de bienes inmuebles.
Centenares de cangueses impidieron la entrada del regidor durante ocho meses al Ayuntamiento, Pena acab¨® dimitiendo y el Gobierno lo asumi¨® entonces una gestora municipal.
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