Condenado por guardar informaci¨®n
La Audiencia de ?lava multa a una entidad financiera por no trasladar a tiempo a sus clientes datos de una empresa que mermaron sus inversiones
Los comercializadores de productos financieros tienen una responsabilidad considerable con sus clientes. No basta solo con vender, primero hay que informar y hacerlo hasta tener la certeza de que el cliente ha comprendido de forma clara los riesgos que asume.
Muchos juzgados de lo mercantil, y el Supremo, han condenado o ratificado sentencias condenatorias contra entidades financieras por colocar productos sofisticados a clientes con perfiles poco t¨¦cnicos, inversores minoristas y ahorradores cl¨¢sicos de productos a plazo. Tambi¨¦n por vender a profesionales aunque sin formaci¨®n espec¨ªfica, otros m¨¢s sofisticados como los swaps o puts.
La Audiencia Provincial de ?lava ha ido un poco m¨¢s all¨¢ a la hora de proteger a los inversores m¨¢s profesionalizados y acostumbrados a productos de riesgo, cuando sus asesores se venden como miembros de la ¡°banca personal¡±.
En una sentencia que ha llegado hasta el Supremo, ¡ªaunque finalmente la entidad financiera ha desistido¡ª el tribunal de Vitoria ha condenado a Banif SA, la banca personal del Santander, a devolver a un grupo de unos 17 inversores el importe del valor que ten¨ªan sus inversiones, antes de que la entidad decidiera retrasar la comunicaci¨®n de una informaci¨®n vital para decidir si manten¨ªan sus posiciones, como les propon¨ªa la entidad, o vend¨ªan. Banif recib¨ªa comisiones por colocar las acciones.
La Audiencia de ?lava condena a la entidad financiera por ¡°negligencia contractual¡± por haber omitido informaci¨®n que se conoc¨ªa sobre ciertos movimientos societarios de la empresa austriaca Meinl European Land, y que debieran de haber conocido los clientes para decidir qu¨¦ hac¨ªan.
Los magistrados esgrimen que trat¨¢ndose de un contrato mercantil el que une a la entidad con sus clientes inversores, ¡°el banco est¨¢ obligado a actuar en exclusivo beneficio de su cliente, absteni¨¦ndose de la b¨²squeda de provecho propio¡±.
El caso es que Banif envi¨® correos a finales de 2006 y principios de 2007 a los clientes, informando sobre las ventajas de comprar valores de una sociedad austriaca ¡ªMeinl European Land¡ª que se dedica a explotar grandes superficies, sobre todo, en la Europa del este.
El banco hab¨ªa concertado con la empresa la obtenci¨®n de una comisi¨®n por operar como ¡°agente colocador¡± en la venta de acciones. El problema lleg¨® en julio de 2007 cuando las acciones bajaron de 20,01 euros a 15,75 euros y finalmente en agosto subieron a 17,20. En 2009, cuando se decidieron a denunciar, la acci¨®n estaba en cuatro euros.
La bajada de 2007 coincidi¨® con la convocatoria por parte de la empresa austriaca de una Junta General Extraordinaria para agosto en cuya convocatoria ya informaba de que durante los meses de abril y julio hab¨ªa recomprado acciones propias. Un dato que gener¨® una crisis de confianza en la cotizaci¨®n burs¨¢til y posteriormente un procedimiento penal contra el presidente de la austriaca, Julius Meinl.
Los jueces consideran un hecho probado que esa informaci¨®n sobre la recompra de acciones no se transmiti¨® por parte de Banif a sus clientes hasta semanas despu¨¦s, junto a la recomendaci¨®n ¡°vista la preocupaci¨®n que le transmiten muchos de ellos, de que se mantengan las acciones y no se vendan¡±. ¡°Desde Banif confiamos en alcanzar las rentabilidades iniciales, en torno a un 10% anual desde su precio de compra¡±, recomend¨® la entidad.
La sentencia subraya la obligaci¨®n de la entidad de defender a su cliente. Pese a que el banco niega que hubiera suscrito con ellos un contrato de asesoramiento, el tribunal sostienen que el asesoramiento es caracter¨ªstico de la llamada banca privada y ¡°as¨ª resulta de la publicidad que se ha aportado con la documental que recoge el contenido de su web¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.