Viejo cine, vieja pol¨ªtica
Conexiones entre el aniversario de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, el 9-N y una manida historia en un film italiano
Me parece recordar que el president y los partidos que pactaron la fecha y la pregunta doble para el 9 de noviembre no indicaron, al hacer p¨²blico el acuerdo, el porqu¨¦ de ese d¨ªa justamente, m¨¢s all¨¢ de una conveniencia de calendario que no precisaron. Ese d¨ªa se cumplir¨¢n veinticinco a?os de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. Es una coincidencia poco subrayada. Empez¨® entonces un cambio trascendente que ahora, en tantos aspectos, se ha hecho meridiano, el descr¨¦dito de la vieja pol¨ªtica. Se nota hasta en el cine.
Pienso en estos arrabales de la historia despu¨¦s de ver un film italiano, Viva la libert¨¤, que me ha dejado bastante perpleja. Todo momento hist¨®rico tiene su cine, su forma de contarse a trav¨¦s del tiempo en la pantalla, su forma, su canci¨®n. Parece que ahora es m¨¢s tiempo de las series de televisi¨®n, tambi¨¦n en lo hist¨®rico. Pero nada como el cine, al menos para m¨ª, para delatar lo manido y lo viejo, lo que no conduce a ninguna parte. El filme que acabo de ver as¨ª lo manifiesta.
Es una s¨¢tira pol¨ªtica que adapta una novela del mismo director, el cual a su vez se apoya en Leonardo Sciascia como referente, aunque eso lo dice ¨¦l pero no el film, Sciascia es m¨¢s fino y en absoluto complaciente. Se trata de una historia en la que el l¨ªder de la oposici¨®n sufre un bloqueo cuando en un mitin una militante le increpa antes de que empiece a hablar y le reta a hacerlo al tiempo que le reprocha que si no est¨¢ hablando ya es porque nada tiene que decir.
Como en aquella pel¨ªcula de Moretti en que el Papa no puede afrontar su mandato al ser elegido y desaparece del Vaticano, aqu¨ª es el l¨ªder de la oposici¨®n (un retrato de Enrico Berlinguer preside su despacho) quien se fuga de la noche a la ma?ana. Tiene un hermano gemelo, que ha pasado temporadas largas en un manicomio¡ y ya se pueden imaginar. Lo hemos visto otras veces en cine: el doble del pol¨ªtico que le sustituye y lo hace mejor que el original.
El cine y la pol¨ªtica institucional se parecen mucho, le dice el director oriental triunfante en Par¨ªs, ciudad refugio del fugado
?Y qu¨¦ es eso que el suplente pirado hace mucho mejor? Soltar frases logradas (es un fil¨®sofo) del tipo ¡°La ¨²nica alianza posible es con la conciencia de la gente¡±, ¡°El miedo es la m¨²sica de la democracia¡±, ¡°Tenemos miedo de ganar¡±, ¡°Hace falta pasi¨®n¡±. Tararear y con los dedos repicar un aria de Verdi. Bailar suelto con sus amigos del manicomio y luego un tango con Angela Merkel. Parodiar a Charlot en El gran dictador cuando remeda sus pasos atrabiliarios y juega con bolas del mundo con el presidente de la Rep¨²blica. Ser en definitiva ligero, espont¨¢neo, cuerdo de tan loco y parad¨®jicamente sensato en su manera de tratar a periodistas y pol¨ªticos. Vaya, el ¨¢ngel protector que hemos perdido. Un redentor. Vieja pol¨ªtica.
Todos son bastante viejos, en la peli. El pol¨ªtico huido se refugia en un equipo de cine, pasi¨®n de juventud. El cine y la pol¨ªtica institucional se parecen mucho, le dice el director oriental triunfante en Par¨ªs, ciudad refugio del fugado. Son iguales porque de la ficci¨®n crean realidad. Si el cine es bueno, s¨ª. Pero para que sea bueno el retrato de lo colectivo el cineasta debe exiliarse, f¨ªsicamente o en el rodaje, para crear as¨ª un mundo no contaminado por lo que quiere combatir.
Aqu¨ª, en cambio, se revela hasta qu¨¦ punto el cine italiano que nos llega expresa impotencia. La pel¨ªcula comparte con La gran belleza el mismo actor, Toni Servillo, y en realidad el mismo protagonista, un Jep Gambardella (el narrador de aquel filme que tanto gusta) aqu¨ª desdoblado en las dos caras de una irrefrenable decepci¨®n ante el presente.
Una decepci¨®n o un duelo no resuelto. Duelo por el pacto social perdido en Occidente y ante el mundo que hace veinticinco a?os empez¨® a manifestar las inclemencias del futuro, hoy clamorosas. Aquella explosi¨®n de caducidad de una pol¨ªtica, la del comunismo y la guerra fr¨ªa, tom¨® cuerpo en las vidas y esperanzas de una generaci¨®n que abati¨® piedra a piedra el Muro.
Viaj¨¦ a Berl¨ªn como reportera un a?o despu¨¦s, en la unificaci¨®n, cuando era palpable lo temido desde el principio, que la vida del oeste dejar¨ªa a cuadros al este. Mucho ha sucedido, pero pocas pel¨ªculas hay que cuenten sin remilgos, con la dureza y el humor precisos, c¨®mo las ¨¦lites de la vieja pol¨ªtica, de la que Italia ha sido gran escenario, se han dejado llevar por la corrupci¨®n.
Corrupci¨®n que es la del capital financiero aparecido tras la ca¨ªda del Muro, un asunto vetado en pel¨ªculas que, como esta ir¨®nicamente titulada Viva la libert¨¤, todav¨ªa siguen planteando la regeneraci¨®n pol¨ªtica como si la llegada de un tipo ¡°m¨¢s humano¡± fuera la respuesta. La vieja canci¨®n de la vieja pol¨ªtica cantada por un cine viejo.
El 9 de noviembre es un d¨ªa a tener en cuenta, por lo de ayer y por lo de hoy. Horas tal vez de poder erradicar, hasta entonces, a partir de entonces, aunque sea un poco, la vieja pol¨ªtica. Para contar mejores historias.
Merc¨¨ Ibarz es escritora
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