El arquitecto pr¨¢ctico
El Colegio de Arquitectos acoge una exposici¨®n sobre la obra de Alejandro de la Sota
Ten¨ªa una obsesi¨®n: resolver problemas. No lo hac¨ªa con calculadora, sino con escuadra y cartab¨®n. Con edificios imaginados para cumplir una funci¨®n, para que sus habitantes se sintieran a gusto. El arquitecto Alejandro de la Sota (Pontevedra, 1913-Madrid, 1996) apenas levant¨® una tercera parte de lo que ide¨®. Algunas de sus construcciones ya est¨¢n demolidas y otras, como la f¨¢brica Clesa, uno de sus hitos, se encuentran bajo amenaza de derribo. El Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) acoge ahora, hasta el 20 de septiembre, una exposici¨®n sobre el legado de De la Sota, maestros de la arquitectura moderna espa?ola.
Cuenta uno de sus siete hijos, Alejandro, que cuando un estudiante le pregunt¨® a su padre cu¨¢l era la f¨®rmula secreta de su arquitectura, este le aconsejo que se fuera a un hotel, libreta en mano. "Apunta en un lado de la hoja lo que te hace sentir bien y, en el otro, lo que no. As¨ª ya sabes lo que tienes y lo que no tienes que hacer", le dijo. La exposici¨®n, bajo el t¨ªtulo 100 a?os con Alejandro de la Sota, celebra ese enfoque esencial y funcional que ten¨ªa de la arquitectura. "Sus edificios no ten¨ªan nada que no fuera necesario", asegura Jos¨¦ Antonio Granero, decano del COAM.
La muestra es un paseo cronol¨®gico por la creaci¨®n de un maestro que lleg¨® a asegurar que "no hacer arquitectura es un camino para hacerla". Pivota sobre siete de sus construcciones m¨¢s relevantes, como la c¨¦lebre sede del gobierno civil en Tarragona, levantada en 1957 y considerada su primera obra maestra. Despu¨¦s vendr¨ªan m¨¢s. Dos de ellas, en Madrid: el gimnasio del colegio Maravillas y la f¨¢brica de la central lechera Clesa, construida en 1961 y, desde hace meses, en peligro de demolici¨®n. Hoy en desuso y propiedad de la constructora Metrovacesa, el complejo es uno de los mayores exponentes de arquitectura industrial moderna y no goza de ning¨²n tipo de protecci¨®n.
La f¨¢brica Clesa es la novedad de la exposici¨®n, que ya se hab¨ªa mostrado en octubre en la Fundaci¨®n ICO junto con la obra de otro de los grandes nombres de la arquitectura espa?ola de la segunda mitad del siglo XX, Miguel Fisac, para conmemorar el centenario del nacimiento de ambos. Tras pasar despu¨¦s por el Centro Galego de Arte Contempor¨¢neo, vuelve a Madrid, aunque esta vez solo con la obra de De la Sota. "La muestra funciona muy bien en solitario", apunta Teresa Couceiro, directora de la Fundaci¨®n Alejandro de la Sota y responsable del montaje de la exposici¨®n. Explica que el COAM les pidi¨® incorporar al recorrido la f¨¢brica de Clesa, una construcci¨®n "de extraordinario valor", en opini¨®n del decano del colegio. "La exposici¨®n tiene que ayudar a plantear el debate y buscar una soluci¨®n", se?ala.
Maquetas, planos originales y fotograf¨ªas tomadas por el propio De la Sota se exhiben junto a recuerdos personales. Su t¨ªtulo de arquitecto, que obtuvo en 1941 en la Escuela de Arquitectura de Madrid, cuelga de una de las paredes. En la otra esquina de la sala, el prototipo de una silla que se convert¨ªa en tumbona, inspirado en las horquillas que utilizaba su mujer; m¨¢s all¨¢, una mesa que se transformaba en rinc¨®n de estudio del maestro o mesa de comedor, seg¨²n requiriera la ocasi¨®n, para luego desaparecer, plegada contra la pared. Con siete hijos, hab¨ªa que aguzar el ingenio.
El mismo ingenio que demostr¨® al idear el gimnasio del colegio Maravillas. Recibi¨® el encargo de construir un polideportivo y, en la misma estructura, consigui¨® encajar tambi¨¦n varias aulas y una pista al aire libre en la cubierta. "Resolvi¨® en una misma pieza y con maestr¨ªa extraordinaria tres problemas diferentes", destaca Granero. Las fotograf¨ªas, planos y bocetos del arquitecto destripan en la exposici¨®n la anatom¨ªa del gimnasio que, medio siglo despu¨¦s de su construcci¨®n, todav¨ªa recibe visitas de arquitectos de todo el mundo.
"En un momento muy dif¨ªcil, en plena posguerra y en una Espa?a cerrada, consigui¨® innovar. Su enfoque puede ayudar en un momento como este, muy dif¨ªcil para la profesi¨®n", apunta su hijo Alejandro, que preside la Fundaci¨®n Alejandro de la Sota, creada para que el legado de su padre no caiga en el olvido. De sus 15.000 archivos ¡ª3.000 de ellos digitalizados y colgados en Internet¡ª se alimenta la exposici¨®n. "Una llamada a descubrir su obra para as¨ª ponerla en valor", seg¨²n el decano del COAM. Una carrera "al servicio de los ciudadanos, sin caer en caprichos".
"Sus edificios no se identificaban como de Alejandro de la Sota. Son un ant¨ªdoto contra la arquitectura de firma que hemos sufrido antes de la crisis", apunta su hijo."Espect¨¢culo" frente a la "coherencia" de un maestro que se limitaba a resolver problemas.
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