La Valencia que a¨²n se puede salvar
El Cabanyal o la Casa del Relojero son solo dos casos de patrimonio degradado
Un barrio marinero que, cual poblado galo, resiste desde 1998 los embates del invasor, personificado en unas Administraciones que quieren extender una avenida a trav¨¦s de su territorio. La casa en la que, durante siglos, vivieron los relojeros de la Catedral, y que ahora amenaza derrumbe ante la mirada de locales y turistas. Son solo dos ejemplos pintorescos ¡ªy medi¨¢ticos¡ª de c¨®mo la vasta riqueza arquitect¨®nica, urban¨ªstica ¡ªen fin, hist¨®rica y cultural¡ª de Valencia se ve amenazada por la desidia de sus ciudadanos. Y, sobre todo, por la de los poderes p¨²blicos, como denuncian de manera insistente las asociaciones de defensa del patrimonio.
¡°Desidia¡±, pero tambi¨¦n ¡°ignorancia¡±, ¡°incuria¡±, ¡°contumacia¡± y hasta ¡°codicia¡± u ¡°horterismo¡±. Los t¨¦rminos con que estas entidades califican el hacer del Ayuntamiento a la hora de proteger el legado de la ciudad son todo menos halagadores. Desde la plataforma Paco Leandro aseguran que, ¡°m¨¢s que rehabilitar y conservar, destruyen¡±, y que acompa?an esta ineficacia con ¡°un gusto sensiblero por las cosas adjetivas: las fiestas y poco m¨¢s¡±. El valenciano C¨ªrculo por la Defensa y Difusi¨®n del Patrimonio Cultural (CDDPC), por su parte, acusa al Consistorio de ¡°desverg¨¹enza y total falta de respeto¡± por los monumentos, jardines y obras arquitect¨®nicas rurales. Al tiempo, anima a la sociedad civil a tomar cartas en el asunto, a ¡°hacer ruido¡±.
Ambos organismos tienen espinas clavadas. No solo conjuntos por rehabilitar, sino tambi¨¦n intervenciones que no consiguieron abortar en su momento y que, a su juicio, han capado la personalidad de la urbe. Sin embargo, a¨²n quedan muchas joyas que reivindicar y cuidar en el ajuar valenciano.
El Cabanyal sigue en lucha
El antiguo barrio de pescadores, que lleg¨® a ser municipio independiente (1837-1897), ha obstaculizado desde el siglo XIX la creaci¨®n de una conexi¨®n entre Valencia y el mar alternativa a la actual avenida del Puerto. El Cabanyal est¨¢ calificado como Conjunto Hist¨®rico Protegido en el Plan General de Ordenaci¨®n Urban¨ªstica de 1988, a¨²n vigente, y, es desde 1993, Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC). Sin embargo, su singular trazado en ret¨ªcula ¡ªheredado de las alineaciones de las antiguas barracas¡ª y el ecl¨¦ctico y multicolor car¨¢cter de sus calles se ve amenazado desde 1998 por el plan de prolongaci¨®n de la avenida Blasco Ib¨¢?ez. Los vecinos, agrupados en torno a la plataforma Salvem El Cabanyal, reclaman desde entonces un plan de regeneraci¨®n para sus degradadas v¨ªas que no suponga dividir el barrio en dos. Su pulso contra el Consistorio, en el que intervino el Ministerio de Cultura para echar atr¨¢s el plan municipal ¡ªy que ha pasado por importantes picos de tensi¨®n¡ª sigue siendo un tema candente de la pol¨ªtica local, pendiente a¨²n de desenlace.
Im¨¢genes de cargas policiales en el Cabanyal, en 2010. / EFE
Ruina al pie del Micalet
El que fuese hogar de los encargados del reloj anexo al Micalet durante cinco siglos, la Casa del Relojero, se ha convertido paulatinamente en un edificio que amenaza con derrumbarse, a juzgar por su aspecto. Despu¨¦s de una inspecci¨®n interna, el servicio de Disciplina Urban¨ªstica se?alaba, en 2001, que ¡°se observaban grietas generalizadas en los tabiques¡±, y que la falta de estanqueidad y los excrementos de paloma estaban perjudicando al inmueble. Los bomberos recomendaron colocar redes protectoras en la fachada para evitar la ca¨ªda de escombros en la v¨ªa p¨²blica. As¨ª, entre 2001 y enero de 2014, la ¨²nica acci¨®n del Ayuntamiento, propietario del edificio, fue clausurar el negocio de la planta baja, colocar las redes y dejar ventanas y balcones abiertos de par en par ¡°intencionadamente¡±, como denuncia la plataforma Paco Leandro.
La Casa del Relojero es el actual caballo de batalla de la asociaci¨®n. Recientemente han enviado un escrito al S¨ªndic de Greuges para reclamar que el Ayuntamiento cumpla con sus obligaciones de rehabilitaci¨®n. Se ha planteado su demolici¨®n para hacer una plaza que reclaman los vecinos. Desde la Paco Leandro afirman que no solo el edificio tiene un gran valor hist¨®rico, sino tambi¨¦n el trazado viario que lo circunda, que se remonta a la ¨¦poca romana. Para los activistas ¡°el vial constituye, a menudo, el principal depositario de la memoria¡±.
Retorno a la cer¨¢mica
La f¨¢brica de cer¨¢micas y escayolas La Ceramo fue construida en Benicalap en 1855 por Josep Ros Furi¨®. Su intenci¨®n era recuperar viejas t¨¦cnicas perdidas de los alfares musulmanes. Para sacar el brillo met¨¢lico caracter¨ªstico de sus lozas, construy¨® los conocidos como hornos morunos. La factor¨ªa, de estilo neomud¨¦jar, lleva abandonada desde el cese de la producci¨®n ¡ªque hab¨ªa suministrado de tejas y azulejos a algunos de los edificios m¨¢s carism¨¢ticos de Valencia, como la Estaci¨®n del Norte, el Ayuntamiento, el Mercado Central o el de Col¨®n¡ª en 1990, convirti¨¦ndose en uno de los exponentes del patrimonio industrial de la ciudad.
El ¨²ltimo episodio de la historia del edificio lo protagoniz¨® el Consistorio el pasado 22 de junio. Liber¨® 2,3 millones de su presupuesto para expropiar una de las dos parcelas en que est¨¢ dividido el antiguo complejo, concretamente la que da a la avenida Burjassot. Una de las propuestas es convertirla en escuela-taller. El diputado socialista Vicent Sarri¨¢ ha instado al Ayuntamiento a que acometa las tareas de rehabilitaci¨®n lo antes posible.
El futuro de la otra parcela, que incluye los hornos morunos y unos s¨®tanos con los archivos y moldes de la antigua f¨¢brica, es a¨²n incierto. El CDDPC la propuso como subsede del Museo Nacional de Cer¨¢mica y Artes Suntuarias Gonz¨¢lez Mart¨ª, idea que cont¨® con el benepl¨¢cito de la entidad y hasta del Ministerio de Cultura. Como denunci¨® Sarri¨¢, todav¨ªa planea la amenaza de demolici¨®n y construcci¨®n un bloque de pisos de cinco plantas.
Una reliquia abandonada
Las alquer¨ªas tienen su origen en la ¨¦poca isl¨¢mica de la Pen¨ªnsula, en que eran centros poblacionales alejados de las medinas. El t¨¦rmino fue evolucionando para adecuarse a casas de labranza, especialmente t¨ªpicas en Valencia o Granada. La Alquer¨ªa del Moro, tambi¨¦n en Benicalap, est¨¢ formada por un edificio central de influencia g¨®tica cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo XIV (quiz¨¢ antes, a juzgar por el nombre). Es, tambi¨¦n, BIC.
Hoy por hoy, necesita un lavado de cara. En su interior aloja dos escudos originales de la ¨¦poca, uno pintado y otro esculpido. Hay, asimismo, cer¨¢micas, tejas y otras pinturas que, seg¨²n Antonio Mar¨ªn, miembro del CDDPC, merecen ser rescatadas. Explica que, aunque hay un proyecto t¨¦cnico municipal para restaurar el edificio ¡ªpropiedad del Consistorio¡ª, no se le destinan las partidas presupuestarias necesarias. Su organizaci¨®n, que denunci¨® el viernes la ¡°ocupaci¨®n, expolio y degradaci¨®n de uno de los conjuntos rurales m¨¢s emblem¨¢ticos¡±, propone que entre a formar parte del parque de Benicalap.
¡°Dejada de la mano de Dios¡±
¡°No es manera de tratar los lugares de los santos valencianos¡±, protestan en la plataforma Paco Leandro. La casa donde naciera en 1526 el misionero dominico Sant Llu¨ªs Bertran, sita en una plaza bautizada con su nombre, ha sufrido diferentes modificaciones a lo largo de los siglos. Hoy forma parte de un edificio ¡ª¡°sobrio, de muy buen porte¡±, valoran en la Paco Leandro¡ª levantado en el Siglo XIX. Desde la plataforma aseguran que el a?ejo edificio est¨¢ ¡°dejado de la mano de Dios, nunca mejor dicho¡±, a pesar de que est¨¢ integrado en un PEPRI (Plan Especial de Protecci¨®n Interior). Aunque la capilla de culto al santo fue restaurada, el resto de la casa natalicia, no. En la fachada se puede apreciar un panel de azulejos en progresivo deterioro. Y dentro de la casa ¡°est¨¢ lleno de mugre y desperdigado por el suelo¡±.
Y muchos, muchos m¨¢s...
Tanto la Paco Leandro como el CCDPC teniendo una larga lista de patrimonio degradado. Porque, entre las calles de Valencia, a¨²n quedan restos de una milenaria muralla ¨¢rabe por proteger y rotular, una Lonja de la Seda que pide a gritos peatonalizaci¨®n, puentes hist¨®ricos llenos de grafitis...
Ambas tienen sus espinas clavadas, intervenciones que no consiguieron abortar y que, a su juicio, han capado la personalidad de la urbe. Sin embargo, a¨²n quedan muchas joyas que reivindicar y cuidar en el ajuar valenciano.
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