Salvar a Espa?a
Seg¨²n el criterio de Jorge Moragas, la salvaci¨®n de la patria est¨¢ ahora al alcance de cualquier amante despechada
Realmente, estamos en tiempos de rebajas. Anta?o, salvar a Espa?a era tarea de bizarros generales que publicaban un manifiesto o un bando lleno a partes iguales de promesas y amenazas, daban un golpe de Estado y, si les sal¨ªa bien, se autoerig¨ªan en dictadores durante lustros o d¨¦cadas; tipos de la casta de Miguel Primo de Rivera, Jos¨¦ Sanjurjo o Francisco Franco. En su defecto, salvar a Espa?a constitu¨ªa la meta confesada de pol¨ªticos con vocaci¨®n de caudillos o de m¨¢rtires, a los que sus seguidores aclamaban brazo en alto y que respond¨ªan a nombres como Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles, Jos¨¦ Calvo-Sotelo o Blas Pi?ar.
En cambio ahora, y seg¨²n el alto criterio pol¨ªtico expresado en los mensajes de don Jorge Moragas S¨¢nchez ¡ªjefe de gabinete y brazo derecho del presidente Rajoy¡ª, salvar a Espa?a es misi¨®n al alcance de la se?ora Victoria ?lvarez, cuyo ¨²nico status conocido es el de amante despechada. Despechada, s¨ª, porque cuando gozaba de las prestaciones sexuales ¡ªformidables, seg¨²n ella misma tiene explicado¡ª del primog¨¦nito Pujol Ferrusola, o acompa?aba a ese aventurero de los negocios en viajes por el ancho mundo, no parece haber experimentado ning¨²n escr¨²pulo de conciencia ni la menor inclinaci¨®n a denunciar nada, ni siquiera una leve incomodidad.
En cuanto a Jorge Moragas, bien se ve que, como a ?lvarez, s¨®lo le mueve el noble af¨¢n de hacer justicia y de acabar con todo rastro de corrupci¨®n: ?podr¨ªa ser de otro modo, trat¨¢ndose de un alto dirigente del partido de B¨¢rcenas, de Matas, de Camps, de Fabra, de Castedo, etc¨¦tera?
En el caso de Jos¨¦ Bono, la vocaci¨®n de salvapatrias la tiene acreditada de antiguo?
Tambi¨¦n do?a Mar¨ªa de los Llanos de Luna quiere salvar a Espa?a, aunque ella por medio de la aritm¨¦tica creativa. El 12 de octubre de 2013, la Delegaci¨®n del Gobierno que ella encabeza atribuy¨® a la concentraci¨®n unionista celebrada en Barcelona ¡ªun acto que desbord¨® por poco el espacio central de la plaza de Catalunya¡ª 105.000 asistentes. ?Y ahora asegura que la masa humana desplegada a lo largo de 12 quil¨®metros de anchas avenidas el otro jueves sumaba entre 470.000 y 520.000 personas? El mundo entero vi¨® las im¨¢genes y, por tanto, es superflua cualquier discusi¨®n sobre cifras. Lo que resulta tristemente significativo es que la m¨¢xima representante institucional del Gobierno Rajoy en Catalu?a crea que minimizar y desde?ar la realidad de un modo tan burdo contribuye a salvar a Espa?a, cuando es justo al contrario.
En el caso de Jos¨¦ Bono, la vocaci¨®n de salvapatrias la tiene acreditada de antiguo e incluso posee cierto pedigr¨ª familiar ¡ªno en vano su padre era falangista, de esos a los que ¡°les dol¨ªa Espa?a¡±¡ª pero, en la situaci¨®n actual, ha cre¨ªdo necesario reverdecerla. Lo hizo publicando en estas mismas p¨¢ginas, el pasado domingo, un avance de sus memorias en proceso de edici¨®n. Un fragmento en el que, mediante la evocaci¨®n de una cena oficial en Madrid en oto?o de 2005, insulta y desprecia tanto al presidente Pasqual Maragall (¡°eres un perdedor¡±, ¡°no sabes lo que dices¡±) como al socialismo catalanista que este representaba (¡°no sois de fiar¡±, ¡°Maragall no deber¨ªa estar en el partido¡±).
Dejando aparte la elegancia moral de difundir tales descalificaciones ahora, cuando el insultado est¨¢ fuera de combate, el se?or Bono se muestra curiosamente olvidadizo. Porque, de no ser por los 21 diputados con que ese PSC entregado ¡ªseg¨²n ¨¦l¡ª a la puja nacionalista engros¨® el grupo del PSOE, m¨¢s los 8 independentistas de Esquerra que tambi¨¦n votaron la investidura, ni Rodr¨ªguez Zapatero hubiese llegado en 2004 a la Moncloa, ni Bono al Ministerio de Defensa. Y entonces, ?menudo disgusto, no haber podido celebrar la tard¨ªa jura de bandera de su consuegro Raphael en el patio del palacio de Buenavista, entre sotanas y mantillas!
En fin, resulta indudable que el presidente de la Junta de Extremadura, Jos¨¦ Antonio Monago, tambi¨¦n quiere salvar a Espa?a..., adem¨¢s del propio trasero pol¨ªtico, claro est¨¢. Su manera de hacerlo consisti¨® en comparecer el pasado d¨ªa 12 para advertir, con referencia a la reivindicaci¨®n y a la manifestaci¨®n catalanas de la v¨ªspera, que (sic) ¡°a m¨ª no me van a quitar ni un c¨¦ntimo de euro para d¨¢rselo a cuatro que est¨¢n montando letritas en las avenidas¡±.
Es lo que tiene la puja entre salvadores: que, impulsados por el celo y la emulaci¨®n patri¨®ticas, no conocen l¨ªmites. Aquellos que para la se?ora Llanos de Luna eran apenas medio mill¨®n, para el se?or Monago son literalmente cuatro que montan letritas. ?Esas son ponderaci¨®n y finura en el an¨¢lisis sociopol¨ªtico, y no cuanto han dicho o publicado The New York Times, Le Monde, la BBC, el Frankfurter Allgemeine Zeitung o The Guardian!
Pero lo peor es que se lo creen: creen que espoleando a testigos de baj¨ªsima calidad para que siembren sospechas universales de corrupci¨®n, y ridiculizando a figuras hist¨®ricas, y escatimando cifras de manifestantes, resolver¨¢n el que llaman ¡°desaf¨ªo catal¨¢n¡±. Jorge Moragas, Victoria ?lvarez, Llanos de Luna, Jos¨¦ Bono, Jos¨¦ Antonio Monago... Con semejantes salvadores, Espa?a no va a necesitar sepultureros.
Joan B. Culla i Clar¨¤es historiado
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