Norman Bethune, el cirujano que llev¨® sangre a los frentes de batalla
Una muestra recuerda la gesta del promotor del servicio de transfusiones en la Guerra Civil
Los h¨¦roes son aquellas personas que realizan actos heroicos. No buscan la notoriedad pero sus gestas acostumbran desbordar, por su relevancia, el discreto anonimato. Tal es el caso de un cirujano canadiense, Norman Bethune, enamorado de la vida, apasionado y valiente. Un buen d¨ªa de 1936, aquel hombre de 46 a?os, que en su mocedad alternara sus estudios de Medicina con el oficio de le?ador, decidi¨® abandonar su c¨®moda jefatura de servicio del Hospital du Sacre Coeur de Montreal. Le arropaba una pr¨¢ctica hospitalaria intensa e impecable, como especialista en cirug¨ªa del t¨®rax, as¨ª como la autor¨ªa de un manual para cirujanos en situaciones dif¨ªciles, ideado cuando se alist¨® como camillero voluntario en la Primera Guerra Mundial.
De igual modo, Bethune hab¨ªa innovado los materiales de quir¨®fano, adem¨¢s de los tratamientos contra las m¨¢s graves dolencias pulmonares, de las que hab¨ªa escrito: ¡°La tuberculosis causa m¨¢s muertes por falta de dinero que por falta de resistencia a la enfermedad¡±. Aquel aserto denotaba ya, claramente, una enraizada conciencia social que le llevar¨ªa a abrazar el comunismo, sin ser hombre de partido. Le mov¨ªa un lema que escribi¨® entonces sobre el hond¨®n de su pecho: ¡°Me niego a vivir sin rebelarme contra un mundo que engendra cr¨ªmenes y corrupci¨®n¡±. A su vida, a la de sus compa?eros y a su memoria le dedican el Centro Cultural de China en Madrid y la Embajada de Canad¨¢ una exposici¨®n fotogr¨¢fica y testimonial, comisariada por Jes¨²s Majada, que da cuenta de su desinteresada entrega solidaria.
Tras extenderse en los sectores populares, dem¨®cratas e ilustrados de Canad¨¢, como un verdadero se¨ªsmo moral, la noticia de un alzamiento militar de corte fascista contra una Rep¨²blica constitucional y popular, Bethune hab¨ªa decidido emprender viaje a Espa?a. La hall¨® encendida en una atroz guerra civil, cuyos devastadores efectos Norman quiso mitigar. Para ello se aprestaba a aportar lo m¨¢s valioso que ¨¦l pose¨ªa: sus conocimientos m¨¦dico-quir¨²rgicos, los mismos que se propon¨ªa ofrecer a los combatientes antifascistas heridos.
Dicho y hecho. Larga traves¨ªa en barco para cruzar un Atl¨¢ntico siempre brav¨ªo, carretera luego, Madrid al fin. Una vez en Madrid, integrado en las Brigadas Internacionales, convers¨® con las autoridades republicanas y les propuso una idea sorprendente: la creaci¨®n de una unidad m¨®vil de transfusiones de sangre, una de las primeras en su g¨¦nero, para asistir a los combatientes en los frentes de batalla. La propuesta no solo era in¨¦dita, sino que a sus interlocutores les parec¨ªa imposible de llevar a cabo.
Pero Bethune no se arredr¨®. Se ofreci¨® incluso a financiarla con sus ahorros. Se le asign¨® un espacioso piso de la calle de Pr¨ªncipe de Vergara, que hab¨ªa pertenecido a un diplom¨¢tico nazi en fuga. Desde all¨ª, asistido por el joven arquitecto Hazen Sise, que a partir de entonces le acompa?ar¨ªa siempre, planear¨ªa la operaci¨®n. Su contribuci¨®n se llamar¨ªa ¡°Servicio Canadiense de Transfusiones de Sangre¡±.
Adquiri¨® una furgoneta Ford, F-2289-CA; un frigor¨ªfico para albergar el plasma; aparatos determinantes del grupo sangu¨ªneo; 175 recipientes especiales, botellas, circuitos de goma, juegos de agujas, desinfectantes¡ Todo el material necesario para transfundir de manera urgente y segura, sobre el terreno, sangre abundante a los heridos. ?C¨®mo obtenerla? Inmediatamente, puso varios anuncios en la Prensa madrile?a y a los tres d¨ªas ten¨ªa a la puerta del piso del barrio de Salamanca 2.000 donantes de ambos sexos que se brindaron a facilit¨¢rsela gratuitamente. Uno de sus destinos fue la Sierra de Guadarrama. El servicio recib¨ªa demandas cada vez m¨¢s frecuentes. A veces, repart¨ªa vino entre los donantes.
El prestigio acompa?aba a su furgoneta y a los ocho sanitarios que viajaban con ¨¦l, porque su tarea salv¨® muchas, muchas vidas. En su diario anotaba: ¡°?Qu¨¦ hermoso es el cuerpo humano, qu¨¦ perfecta cada una de sus partes, con qu¨¦ precisi¨®n se mueven; qu¨¦ orgulloso y obediente se muestra! Pero ?qu¨¦ terrible cuando est¨¢ destrozado y tiembla como una llama que se consume poco a poco y se apaga al impulso de un parpadeo, como una vela, callada y suavemente¡¡±.
Pasaron ocho meses de trasiego ininterrumpido hasta que las circunstancias llevaron a su unidad de transfusiones hasta Almer¨ªa. Fue all¨ª donde tras asistir a todos los necesitados de su ayuda, el testimonio de Bethune y sus compa?eros, acompa?ados por las fotograf¨ªas que tomaron sobre el terreno, se convirtieron en un documento de excepcional valor hist¨®rico: fueron notarios del ¨¦xodo de decenas de miles de personas -se barajaba la cifra de 150.000- entre ni?os, mujeres y ancianos en su mayor¨ªa, que hu¨ªan despavoridos de la ocupaci¨®n a sangre y fuego de M¨¢laga por las tropas franquistas.
Al horror de la huida con enseres y animales, se un¨ªa un atroz desconcierto, entre el hambre y la m¨¢s inquietante incertidumbre: buscaban refugio en la ciudad de Almer¨ªa, a m¨¢s de 200 kil¨®metros de distancia, por caminos, cortadas y vertiginosos taludes hasta los que les hab¨ªa empujado la aviaci¨®n nazi y fascista italiana, as¨ª como a unidades navales desde el mar, que bombardearon a mansalva a quienes de tan fatigosa manera trataban de ponerse a salvo. Norman Bethune cont¨® cuanto vio y gracias a su testimonio, tal vez uno de los episodios m¨¢s abominables de aquella guerra pudo ser conocido y salir del olvido con el que sus ejecutores trataron de sepultarlo.
El m¨¦dico canadiense Norman Bethune abandon¨® Espa?a en 1937. ¡°Espa?a es una herida en mi coraz¨®n que no cicatriza¡±, escribir¨ªa en su libro Heart of Spain. Su siguiente destino, tambi¨¦n voluntario, ser¨ªa China, donde se unir¨ªa al Ej¨¦rcito de Mao Tse Tung, en pugna contra la invasi¨®n imperialista japonesa. Nombrado jefe m¨¦dico del 8? Ej¨¦rcito y tras una ardua entrega a los heridos ¨Cen una ocasi¨®n lleg¨® a realizar, junto con otro cirujano, m¨¢s de 150 operaciones en apenas una veintena de d¨ªas-, Bethune, que se cort¨® con un bistur¨ª un dedo mientras operaba, contraer¨ªa una septicemia que le arranc¨® la vida un 12 de noviembre, hace ahora 75 a?os.
Norman Bethune. La huella solidaria. Centro Cultural de China en Espa?a. Calle del General Pardi?as, 73. De 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.00. S¨¢bados, solo ma?anas. Domingo, cerrado. Hasta el 29 de noviembre.
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