El despiporre y el acab¨®se
La soprano de Figueres celebra sus 40 a?os con una antolog¨ªa que pretende resultar apote¨®sica y se antoja m¨¢s bien risible
La cr¨ªtica frontera de los 40 a?os constituye una inflexi¨®n propicia para los balances y, en consecuencia, las congojas, angustias, tormentos, frustraciones y dem¨¢s estados carenciales. M¨®nica Naranjo est¨¢ haciendo recuento de sus primeras cuatro d¨¦cadas con el espect¨¢culo 4.0 y, afortunada ella, el saldo le sale netamente positivo. ¡°Estas son canciones que han marcado un antes y un despu¨¦s en nuestras vidas¡±, expuso (?nada menos!) este viernes ante cerca de 5.000 fieles en el Palacio de los Deportes como introducci¨®n a un espect¨¢culo que oscila entre la jactancia y el disparate. Porque la divin¨ªsima soprano de Figueres se entrega en ocasiones a los brazos de la autocomplacencia, pero, sobre todo, perpetra un batiburrillo de chundachunda discotequero y presunto rock duro que resultar¨ªa muy c¨®mico de no ser porque, como dec¨ªa Gil de Biedma sobre la vida, parece que iba completamente en serio.
Naranjo ha concebido un autohomenaje con 12 canciones y cuatro interludios instrumentales tan horripilantes y pretenciosos como sus propios t¨ªtulos (El horizonte de la osad¨ªa y libertad, El b¨²nker del conocimiento¡). En realidad, todo el montaje rezuma una trascendencia involuntariamente risible, empezando por esa m¨¢scara central de pretensiones tot¨¦micas y apariencia alelada. Pero cualquier consideraci¨®n est¨¦tica o escenogr¨¢fica empalidece ante la irrupci¨®n del hurac¨¢n gerundense, que ya desde la inaugural Europa se decanta por los fraseos tremebundos, el engolamiento incomprensible, la apoteosis a partir de la nada m¨¢s absoluta. Sumidos de entrada en una escandalera del absurdo, Naranjo no logra transmitir sensaci¨®n de despiporre visceral o festivo, sino solo de acab¨®se fulminante. De alarma nuclear.
Quiz¨¢s estemos asistiendo sin saberlo al alumbramiento de un nuevo pop, digamos, wagneriano, pero su cimentaci¨®n l¨ªrica tambi¨¦n deja bastante que desear. ¡°?Despierta ya, responde!¡± sirve como escuchimizado leit motiv para Todo mentira, en la que M¨®nica, siempre hiperb¨®lica, pareci¨® algunas veces quedarse sin resuello. Y en Usted, su indignado himno contra la casta, adopta un timbre infantil con vocaci¨®n sarc¨¢stica y evocaci¨®n a una Ana Torroja repipi. As¨ª las cosas, se agradece de veras en Entender el amor esa complicidad valiente con quienes a¨²n tienen que soportar miradas reprobatorias por amar a quien les plazca. L¨¢stima que la materializaci¨®n musical sea en este punto abiertamente lolailo, en la frontera misma del universo Camela.
Hay algunos momentos m¨¢s inspirados, sin duda, a lo largo de hora y tres cuartos de despendole. El aire de opereta rock en Amor y lujo tiene cierta gracia, aun dentro de la hip¨¦rbole, y tanto Des¨¢tame como Sobrevivir¨¦ siguen ejerciendo como himnos eficaces, aunque este ¨²ltimo deriva en un indigesto d¨²o g¨®tico junto a la eurovisiva Ruth Lorenzo. El resto supone una bonita amalgama de excesos mucho menos graciosos que rid¨ªculos: la fusi¨®n tecno-ar¨¢biga de Kambalaya, la introducci¨®n parroquial y a capela en Rezando en soledad, la algarab¨ªa poligonera para Make you rock...
El resultado es b¨¢sicamente agotador, incluso en lo relativo a coreograf¨ªas como la de la pobre muchacha volteada cual molinillo por su fornido compa?ero. Queda la sensaci¨®n de que Naranjo, de tanto buscarse m¨¢scaras y personajes, a¨²n no ha descubierto en realidad qui¨¦n es ella. Quiz¨¢s, de cara a la segunda mitad de la vida, encuentre un buen momento para definirse. Y para dosificar lo que entiende por grandeza y es tan solo farfolla.
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