El ¨²ltimo pe¨®n de la corrupci¨®n
En la telara?a de corrupci¨®n, la memoria de la realidad es una pura propiedad privada a la que casi nadie accede
"?Tanmateix no trobaran res!¡± (Sin embargo, nada hallar¨¢n). Reci¨¦n interrogado en la comisar¨ªa de polic¨ªa, el empresario L. dej¨® caer con rabia y los ojos brillantes la respuesta que no hab¨ªa dado dentro. Era un espasmo, la cita del blindaje de su secreto, el gozo de la omert¨¢. La reacci¨®n sucedi¨® tras horas de soledad y angustia, detenido y perforado a preguntas a dos voces (polic¨ªa bueno / fiscal duro) mostr¨¢ndole supuestas facturas falsas que ocultaban desv¨ªos y d¨¢divas. Secundario en el reparto, en la subcontrata de una infraestructura p¨²blica, con los a?os, L. triunf¨®. No ser¨¢ juzgado, su hermetismo no fue vulnerado.
Hay esc¨¢ndalos investigados en los que se identifican todos los personajes en la trama, sit¨²an la fuga del dinero, detectan los r¨¦ditos del delito en sus feudos, en bienes construidos con materia malversada. El capital negro se blanquea y se esfuma ¡ª se protege¡ª en inversiones, en piedras, terrenos, piscinas o jardines. De esos delitos se han construido patrimonios contundentes.
Por un negocio clandestino e ilegal con fondos p¨²blicos figuran imputados el ex vicepresidente del Consell de Mallorca, el director general, el director de la obra y el vigilante. Entre las compa?¨ªas beneficiadas, acusadas de manipular obras y costes para facturar trabajos para los primeros (pol¨ªticos), son sospechosos el gerente de la constructora, el consejero, el jefe de producci¨®n, el jefe de obra, m¨¢s seis industriales, t¨¦cnicos y comerciantes que fingieron trabajos y se ensuciaron. Todos callan o niegan.
En pocos a?os progres¨®, se rode¨® de signos externos de nuevo rico
La memoria de la realidad ¡ªy en la econom¨ªa ilegal a¨²n m¨¢s¡ª es una pura propiedad privada a la que apenas nadie ajeno puede acceder. La telara?a del sistema de la corrupci¨®n se sostiene en el silencio de los favores remunerados, la complicidad es la soldadura del mal, el despilfarro y la apropiaci¨®n de caudales p¨²blicos.
El m¨¦todo es un todo: planteamiento, nudo y desenlace (m¨¢s protecci¨®n). Hay una cadena de nombres implicados. El rastreo del asunto necesita un hilo del que tirar para destapar y situar las cosas en su totalidad. El operativo clandestino casa poder p¨²blico y negocio privado a trav¨¦s de concesiones, contratas y subcontratas de proyectos oficiales.
La sucesi¨®n de pantallas, una espiral de delegaciones y fajos de albaranes facilitan el pillaje. Es complejo llegar a detectar el rastro de las comisiones y d¨¢divas, lo apropiado / distra¨ªdo por el sistema en su delincuencia oculta. Los delitos dibujados son malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, cohecho, falsificaci¨®n documental y fraude a la Administraci¨®n.
En el llano austero de Mallorca, en un pueblo rural, M. llam¨® la atenci¨®n entre la vecindad discreta y devota. Funcionario en el ¨²ltimo escalaf¨®n de la Administraci¨®n, vigilante de obras de carreteras, en pocos a?os progres¨®, se rode¨® de signos externos de nuevo rico de manual, mientras se constru¨ªa la infraestructura. Era el ¨²ltimo eslab¨®n y recibi¨®, supuestamente, muchos regalos.
Las subcontratas y los fajos de albaranes facilitan el pillaje
Convirti¨® una m¨ªnima caseta refugio del abuelo agricultor en una mansi¨®n con llamativa pista de deportes iluminada, muros de piedra para ennoblecer, pozo nuevo, jardines ex¨®ticos en lugar ¨¢rido. Ten¨ªa un caballo de pura raza. M. est¨¢ acusado de negociar con la tierra de los desmontes. ¡°A 300 euros la camionada y el transporte a su cargo¡±, explica un vecino. ¡°Se sab¨ªa que, si le pagabas, asfaltaba tu camino¡±. Es un personaje real, como L., y ser¨¢ juzgado con el resto de tipos descritos por un jurado popular.
En el banquillo estar¨¢n los 13 integrantes de la cadena que oper¨® en este asunto, la plana mayor y los ¨²ltimos de la fila. Ejecutaron un proyecto que cost¨® 120 millones, con una distracci¨®n de m¨¢s de 40. Es un negocio por concesi¨®n de casi 40 a?os, una carretera desdoblada.
Con controles laxos y pactos cerrados entre contratistas y t¨¦cnicos, reducir el grueso del asfalto, la grava y el macad¨¢n previstos era una operaci¨®n rentable. El coste ahorrado por los cent¨ªmetros reducidos en la capa de cada material ¡ªmillones¡ª ten¨ªa destinatario. Otro desv¨ªo millonario, incontrolable, est¨¢ en facturar horas de trabajo ficticias de m¨¢quinas pesadas y en un falso recuento de viajes de camiones. As¨ª se pudo pagar un chal¨¦ entero al ingeniero, instalaciones el¨¦ctricas, piscinas y reformas a otros. Un restaurador logr¨® un parking gigante al lado de la v¨ªa y pag¨® festejos de comuniones y comilonas a los capos y peones. De pel¨ªcula.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.