De C¨®rcega a ?taca
Que CDC ponga a la venta su sede central y decida no celebrar las noches electorales en el Majestic son dos met¨¢foras pol¨ªticas
El anuncio de CDC, al inicio de esta campa?a electoral, de poner a la venta su sede central en la calle C¨®rcega, junto con la decisi¨®n de no celebrar m¨¢s las noches electorales en el Hotel Majestic son dos de las acciones pol¨ªticas m¨¢s relevantes de esta formaci¨®n pol¨ªtica. No se trata ¡ªaunque seguramente hay consideraciones econ¨®micas o funcionales, entre otras¡ª de una acci¨®n administrativa. Es un poderoso y significativo gesto, con grandes met¨¢foras pol¨ªticas. Cambiar la ubicaci¨®n de la gesti¨®n del aparato y trasladar la escenograf¨ªa pol¨ªtica es lenguaje pol¨ªtico. Es est¨¦tica y liturgia. No es un tema inmobiliario o gerencial. Sus promotores argumentan que estas decisiones se enmarcan ¡ªe ilustran¡ª en un proceso de refundaci¨®n (del partido), y que estas se?ales contribuyen a ello eficazmente. Y tienen raz¨®n.
¡°En el teatro de la pol¨ªtica, la escenograf¨ªa lo es todo¡± dec¨ªa Bob Mondelo, periodista pol¨ªtico norteamericano. Y en la administraci¨®n de la misma, la sede es s¨ªmbolo, m¨¢s que funci¨®n. G¨¦nova o Ferraz, por ejemplo, son sin¨®nimos (o una variante geogr¨¢fica de un nuevo concepto de acr¨®nimo) de PP y PSOE, respectivamente. Las ubicaciones, el tama?o y funcionalidades de los edificios, han acompa?ado a estas organizaciones en su crecimiento electoral. El PSOE est¨¢ en Ferraz desde 1987, donde se trasladaron desde Santa Engracia; y el PP en G¨¦nova, desde 1983, a donde se traslad¨® despu¨¦s de varios a?os de ocupar un peque?o inmueble en la calle Silva.
Ambos traslados se debieron al aumento de votos. Tama?o, altura, para representar, acumular y gestionar el poder. Una concepci¨®n inmobiliaria aplicada a la gesti¨®n pol¨ªtica para los que, en tiempos de burbuja del ladrillo, se preguntaban ?cu¨¢nto valen las sedes de los partidos pol¨ªticos espa?oles? con la pretensi¨®n de hacer absurdos paralelismos pol¨ªticos. Concepci¨®n que, en la sociedad de las redes, deja a las sedes, muchas veces, como cascarones vac¨ªos de operatividad, vitalidad, diversidad y capital pol¨ªtico. Aunque en el caso del PSOE, como de otros partidos con largas e hist¨®ricas trayectorias, las sedes (las casas del pueblo socialistas, los batzoki de los nacionalistas vascos, o los ateneos republicanos) representaban espacios de socializaci¨®n ¡ªcultural, social y pol¨ªtica¡ª y no las paredes fr¨ªas convertidas en los templos del secretario de organizaci¨®n, desde las que administrar jerarqu¨ªas y organigramas.
En este contexto, los edificios y las sedes pol¨ªticas de los partidos se han quedado vac¨ªos de personas, y de ideas. Grandes espacios que resuenan a hueco, a tiempos pasados; a asambleas de culos de hierro y brazos de madera; a tabaco y debates interminables. Ese ambiente, ya no volver¨¢. Y mejor. Pero no est¨¢ siendo sustituido por el rumor de los teclados de los port¨¢tiles, por la m¨²sica, por la risa y la creatividad. Lo caduco se resiste, lo nuevo no emerge entre las paredes del agotado centralismo democr¨¢tico. Es tiempo de coworking pol¨ªtico. Y las sedes se han quedado obsoletas en la sociedad de las redes y nodos.
La liturgia pol¨ªtica languidece. Este es otro de los s¨ªntomas que, inequ¨ªvocamente, refleja el agotamiento (cultural y est¨¦tico) de la oferta pol¨ªtica tradicional. La escenograf¨ªa pol¨ªtica habitual de los actos p¨²blicos transforma a los participantes en figurantes y la jerarquizaci¨®n de los espacios (en el escenario y en el auditorio) consolida las nomenclaturas del poder. La mayor¨ªa de los actos pol¨ªticos son incapaces de crear una atm¨®sfera memorable y de fuerte contenido emocional que permita una implicaci¨®n personal de quien asiste. Que un partido cambie sede y de plat¨® medi¨¢tico, simult¨¢neamente, (nada m¨¢s memorable que el balc¨®n del Hotel Majestic y sus recuerdos de pactos pasados), es singular y excepcional. Romper con el Majestic es la met¨¢fora y la se?al encriptada de romper con Espa?a. Del nacionalismo al soberanismo.
Ahora CDC cambia de sede, como s¨ªmbolo de su evoluci¨®n, de su viaje ¡ªviraje¡ª pol¨ªtico. Como hace poco cambi¨® de logotipo. Cambios en las formas, cambios que pretenden ser de fondo, como el de la elecci¨®n de un nuevo secretario general. Casi en el mismo momento en el que conocemos que el fiscal pide embargar, precisamente, 15 locales de Converg¨¨ncia por el caso Palau, porque Anticorrupci¨®n exige aumentar hasta 6,6 millones la responsabilidad civil al partido nacionalista por presunto cobro de comisiones.
CDC necesita vender para comprar un nuevo pasaje. De C¨®rcega a ?taca, dicen. Mucho m¨¢s lejos. Ahora que est¨¢n a punto de zarpar, quiz¨¢ deber¨ªan releer a Kostantin Kavafis (traducci¨®n de Carles Riba): ¡°?taca t¡¯ha donat el bell viatge. / Sense ella no hauries pas sortit cap a fer-lo. / Res m¨¦s no t¨¦ que et pugui ja donar. / I si la trobes pobra, no ¨¦s que ?taca t'hagi enganyat. / Savi com b¨¦ t¡¯has fet, amb tanta experi¨¨ncia, / ja haur¨¤s pogut comprendre qu¨¨ volen dir les ?taques¡±. Sin olvidar a Antonio Machado, y su recomendaci¨®n vital, que nos alerta de que, para cualquier viaje, conviene ir ligeros de equipaje. Muy ligeros. Sin deudas, ni costes, ni herencias.
Antoni Gutierrez-Rub¨ª es asesor de comunicaci¨®n. @antonigr
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