La ciudad rupturista
La CUP defiende un modelo donde cada barrio tenga suficiente grado de complejidad residencial, comercial, de servicios y equipamientos para asegurar la cohesi¨®n social
La ciudad ideal para la CUP Capgirem Barcelona es aquella que garantiza pan, techo y libertad para todos sus habitantes. La candidatura encabezada por Mar¨ªa Jos¨¦ Lecha apuesta por la ruptura con el modelo de la ciudad-marca que habr¨ªan creado en las ¨²ltimas d¨¦cadas entre todos los partidos representados en el Consistorio barcelon¨¦s, pensada para vender Barcelona al capital local e internacional y como escaparate tur¨ªstico. Su alternativa es la de la superaci¨®n del urbanismo como simple factor de creaci¨®n de plusval¨ªas para convertirlo en espacio de esperanza donde recuperar el derecho a la ciudad de las clases trabajadoras y populares.
Un discurso muy en la l¨ªnea de David Harvey y la teor¨ªa de ciudad compacta; un modelo urban¨ªstico definido en el programa como mediterr¨¢neo, diverso, integrado, en el cual cada barrio pueda mantener el suficiente grado de complejidad residencial, comercial, industrial, de servicios y equipamientos para asegurar la cohesi¨®n social. En contraposici¨®n al mantra del Institut d¡¯Arquitectura de Catalunya, por el que rige la actual pol¨ªtica municipal (una ciudad autosuficiente de barrios productivos de velocidad humana en el seno de una metr¨®poli hiperconectada de emisiones cero), la CUP propone una ciudad solidaria, productiva y autogestionada en el seno de una metr¨®poli de desahucios cero.
Para hacer frente a la urgencia del techo para todos, su pol¨ªtica de vivienda se plantea disponer de un parque residencial mayoritariamente de protecci¨®n p¨²blica, idealmente en un 70%. En la transici¨®n, combatir¨ªan los desahucios y las dificultades de muchas familias para hacer frente al pago de hipotecas y alquileres con la expropiaci¨®n del derecho de uso de los inmuebles que puedan ser catalogados como especulaci¨®n. En primera instancia, a partir del c¨¢lculo de la existencia de 90.000 pisos vac¨ªos en Barcelona, exigir¨¢n un cambio en la legislaci¨®n que obligue a las empresas o particulares que dispongan de m¨¢s de dos propiedades inmobiliarias a poner el resto en el mercado, a poder ser en r¨¦gimen de alquiler social.
El compromiso de luchar contra el hambre y la malnutrici¨®n les lleva a configura una ciudad de comedores sociales en todos los barrios, quiz¨¢s con la excepci¨®n de Sarri¨¤- Sant Gervasi o cualquier otro lugar para el que los vecinos no lo requieran. Estos comedores p¨²blicos ofrecer¨ªan un men¨² a precio de coste para desayuno, almuerzo y cena, estando abiertos a cualquier ciudadano, con el objetivo de fomentar la cohesi¨®n social entre vecinos, m¨¢s all¨¢ de paliar el sufrimiento del 25% de la poblaci¨®n instalada en el l¨ªmite de la pobreza. Complementariamente, las escuelas deber¨ªan asegurar dos comidas al d¨ªa a todos los alumnos, ofreciendo desde el ayuntamiento las becas necesarias para ayudar a todas las familias con dificultades econ¨®micas.
Queremos gestionar, dicen, pero no queremos gestionar miseria y lo quieren hacer convirtiendo el ayuntamiento en un agente de movilizaci¨®n popular y de desobediencia civil, si viene al caso, concediendo a los vecinos la ¨²ltima y vinculante palabra en materia urban¨ªstica. Lo primero a concretar ser¨ªa una auditoria urbana y otra para las instituciones municipales y metropolitanas para hacerse un mapa de la realidad, intuida como una maquinaria de externalizaci¨®n y expropiaci¨®n del derecho a la ciudad de los barceloneses; luego, emprender¨ªan la remunicipalizaci¨®n de los servicios de agua y residuos para revertir los beneficios de explotaci¨®n directamente en los ciudadanos; despu¨¦s, la paralizaci¨®n de las inversiones en grandes infraestructuras, como la ampliaci¨®n del cintur¨®n del Litoral, la suspensi¨®n de los procesos de privatizaci¨®n de los diferentes muelles del puerto; y, finalmente, la desaparici¨®n de los actuales grandes planes estrat¨¦gicos que atribuyen a los intereses de los denominados poderes f¨¢cticos de la ciudad (Consorcio de la Zona Franca, Turismo de Barcelona, Fira y Puerto), sustituidos por una nueva planificaci¨®n nacida de las prioridades establecidas en los correspondientes procesos participativos.
En su orden de las cosas, cualquier plan urban¨ªstico nacido de la base es posible, siempre que responda a tres grandes principios: la socializaci¨®n de la propiedad urbana, la colectivizaci¨®n de la industria de la construcci¨®n y la socializaci¨®n del trabajo de los t¨¦cnicos. As¨ª, habr¨¢ que ver que quieren los vecinos para el ¨¢rea de Sagrera y Bes¨®s, el gran p¨¢ramo urbano por ordenar; o cual deber¨ªa ser el futuro de las rondas, a las que califican de sistema ecol¨®gicamente insostenible, dise?ado sin atender a las exigencias del transporte p¨²blico.
?Algunas propuestas ya vienen sugeridas por el proceso de participaci¨®n del que ha nacido su programa. Por ejemplo, un nuevo Plan General Metropolitano para restringir las posibilidades de liberalizaci¨®n de usos del suelo, limitar la edificabilidad a seis pisos en los inmuebles de viviendas y promover los barrios de usos mixtos donde convivan servicios y personas. O la reconsideraci¨®n del dise?o arquitect¨®nico, dando por finalizada la etapa de los edificios singulares, en su opini¨®n, iconos del capitalismo depredador que vulneran el entorno social. El adi¨®s a los edificios de Frank Gehry o a los Jean Nouvel abrir¨¢ la oportunidad a los arquitectos especializados en poner en valor los conjuntos de viviendas populares, tambi¨¦n de car¨¢cter singular, en Zona Franca, Torre Bar¨® y las Casas Baratas. La revoluci¨®n, dicen, se producir¨¢ al ritmo que quiera la gente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.