Rita, Pirro y Boabdil
La impunidad c¨ªvica, y a veces jur¨ªdica, de tanta corrupci¨®n era insoportable. El reproche moral de la ciudadan¨ªa se ha expresado por fin en forma de castigo democr¨¢tico
Rita Barber¨¢, en la intimidad, es malhablada. Las c¨¢maras de TV captaron la noche del 24-M c¨®mo usaba una palabra que, por su polisemia, puede significar una piadosa jaculatoria eucar¨ªstica o una malsonante referencia a un gran batacazo. Seguramente en ese momento no formulaba ninguna jaculatoria. La palabra la repiti¨® la inefable Rita abrazando al delegado del Gobierno, presunto corrupto, detenido cinco d¨ªas despu¨¦s. Con tosca sinceridad, se desped¨ªa, derrotada. Su candidatura ha sido la m¨¢s votada, pero su victoria ha sido como la del rey Pirro, que venci¨® perdiendo a la mayor¨ªa de sus guerreros. Lloraba, porque ha perdido para siempre su lujosa Alhambra consistorial que, como Boabdil, ¡°nunca supo defender¡± como dem¨®crata.
Durante mucho tiempo parec¨ªa que las innumerables noticias sobre la corrupci¨®n sist¨¦mica no hab¨ªan de pasar factura en su territorio, ni en otros. Ofuscados por el bot¨ªn de la rebati?a especulativa, fraguaron la crisis econ¨®mica, medraron con ella, crearon pobreza y multiplicaron la desigualdad. Cund¨ªa la desmoralizante sensaci¨®n de que los electores no reprueban la deshonestidad pol¨ªtica, ni la notoria delincuencia gubernamental, jaleada por sus fieles y encubierta con las banderas adecuadas. Era incomprensible que les votara nadie, m¨¢s all¨¢ de sus colegas, c¨®mplices, encubridores, receptadores y expectantes de eventuales ventajas futuras. Pero les votaban.
Eso se acab¨®. La impunidad c¨ªvica, y a veces jur¨ªdica, de tanta corrupci¨®n es insoportable socialmente. Los votantes han formulado su castigo democr¨¢tico. Ya no podr¨¢n seguir gobernando como hasta ahora, solamente con sus votos. Rita, abatida, expresiva y deslenguada, con el "caloret" de sus l¨¢grimas, ha verbalizado la m¨¢s sucinta descripci¨®n de lo que ha ocurrido: que el reproche moral de la ciudadan¨ªa se ha expresado como reproche pol¨ªtico. Le ha ocurrido a la malhablada Rita y tambi¨¦n a tantos otros. En Barcelona, Trias, comedido y educado, carga no solo con sus insuficiencias, sino, sobre todo, con los pecados de su viejo l¨ªder y familia, los de sus turbios compa?eros de formaci¨®n pol¨ªtica, y los agobiantes e injustos recortes de su actual jefe de filas.
El reproche moral y c¨ªvico que, finalmente, manifiestan los ciudadanos con su voto, tambi¨¦n se expresa, a veces, en las leyes que elaboran sus representantes en las Cortes. Est¨¢ en tr¨¢mite parlamentario un proyecto de ley para dar publicidad a las sentencias de fraude fiscal extraordinario. Se pretende, al parecer, defender las arcas de la Hacienda P¨²blica redoblando, con su publicidad, la sanci¨®n a los grandes defraudadores. El pasado d¨ªa 21 de Mayo el Consejo Fiscal (¨®rgano consultivo de Fiscal General) emiti¨® un informe sobre dicho proyecto. Con toda raz¨®n dicen los fiscales que la publicidad de aquellas sentencias deber¨ªa extenderse a otras que tambi¨¦n sean de relevancia p¨²blica. Por eso se deber¨ªa incluir, en primer lugar, la publicidad de las sentencias que condenen a los pol¨ªticos corruptos, porque sus delitos afectan gravemente a los intereses econ¨®micos p¨²blicos y privados tanto o m¨¢s que los de los defraudadores fiscales.
El debate preparlamentario ha permitido conocer posiciones sorprendentes, objetivamente favorables a defraudadores y corruptos
El debate preparlamentario ha permitido conocer posiciones sorprendentes, objetivamente favorables a defraudadores y corruptos. Dicen que las penas de verg¨¹enza p¨²blica son inconstitucionales, que la publicidad de la condena menoscabar¨ªa el honor del condenado. Pero mal podr¨ªan alegar su derecho al honor, porque, como ha dicho el Tribunal Constitucional, "ni la ley ni la Constituci¨®n pueden garantizar al individuo contra el deshonor que nazca de sus propios actos".
En base en este razonamiento cabr¨ªa pensar incluso en un registro p¨²blico de ese tipo de delincuentes antisociales, con indudables efectos disuasorios y de prevenci¨®n. Un escaparate contra la desverg¨¹enza. La lucha contra la corrupci¨®n exige formas novedosas y extraordinarias para combatirla, promoviendo el reproche moral, c¨ªvico y democr¨¢tico, de forma proporcional y con los l¨ªmites legales adecuados. La gente tiene derecho a conocer a los corruptos y sus fechor¨ªas, a castigarles con el rechazo social. El ejercicio del derecho a la informaci¨®n necesita una publicidad oficial efectiva, completa e inmediata de sus condenas.
El castigo electoral del 24 de mayo era necesario, pero no basta con una colleja pol¨ªtica, desahogo democr¨¢tico de una indignaci¨®n excepcional. No basta con el batacazo groseramente descrito por do?a Rita. Tras su catastr¨®fica victoria p¨ªrrica y sus l¨¢grimas de Boabdil, ya han empezado, todos ellos, a recomponer su Esperanza. Por eso, el reproche ¨¦tico de la corrupci¨®n sist¨¦mica tendr¨¢ que mantenerse y expresarse mediante un rechazo democr¨¢tico incuestionable, permanente e irreversible.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena es exfiscal del Tribunal Superior de Justicia
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