Un justiciero sin causa

En el plat¨®, sentadas sobre unas sillas de piel negras con las patas met¨¢licas, y sin soltarse de la mano, Joaquima y Meritxell esperan. La supuesta m¨¦dium Anne Germain no se hace de rogar. Aparece vestida de blanco, las saluda y acto seguido empieza a contarles lo que, seg¨²n ella, le dicen Joan y ?ngel Tubert, padre y hermano de Meritxell, y marido e hijo de Joaquima. El programa se emiti¨® el 5 de julio de 2012, dos a?os y medio despu¨¦s de que Pere Puig disparase con su escopeta de caza mayor y matase a los Tubert, para los que trabaj¨® como alba?il durante 13 a?os. Las mujeres quer¨ªan saber que no sufrieron cuando el conocido como el sheriff de Olot, por su tendencia a disfrazarse con un sombrero, una chapa en el pecho y dos pistolas de pl¨¢stico en el cinto, les asesin¨®.

Fue la ma?ana del 15 de diciembre de 2010. Pere Puig se present¨® en La Cuina de l¡¯Anna a las 7.45 horas. Sus jefes estaban sentados en una mesa alargada, al fondo del local, con m¨¢s gente. Desayunaban bien, con plato, tenedor, cuchillo y porr¨®n, cuando vieron entrar a su empleado, que acababa de aparcar en la puerta. Cargaba su rifle semi-autom¨¢tico Verney-Carron de cazador. Nadie se extra?¨®. Puig tambi¨¦n era un habitual del bar, un hombre discreto que no hab¨ªa dado nunca un problema. Puig se coloc¨® frente a Joan, muy cerca, le enca?on¨® y le dispar¨® en el pecho. A su hijo solo le dio tiempo a decir ¡°?qu¨¦ hace este loco!¡±. Sin moverse del sitio, Puig gir¨® el arma y descarg¨® tambi¨¦n contra ¨¦l. Varios de los comensales lograron esconderse bajo la mesa.

Con el rifle en la mano, sali¨® del bar sin que nadie se atreviese a frenarlo, se subi¨® de nuevo a su todoterreno Suzuki de color azul y condujo en l¨ªnea recta hasta su banco, la Caja de Ahorros Mediterr¨¢neo, que acababa de abrir. Dej¨® el jeep en medio de la calle, que tiene un carril para cada sentido, con los cuatro intermitentes puestos y se baj¨®. Dentro del banco estaba el subdirector Rafael Turr¨®, la cajera Anna Pujol y dos clientes. Puig dispar¨® dos veces a Turr¨®, que intent¨® incorporarse tras el segundo tiro. Luego carg¨® contra Anna, acert¨¢ndole en la cabeza. En la calle, dos agentes de la Polic¨ªa Local de Olot se hab¨ªan acercado al coche de Puig para multarle cuando una mujer que trabajaba en la tienda de enfrente del banco, sali¨® corriendo. ¡°?Rafa, ve dentro, que hay un hombre pegando tiros!¡±, le dijo al polic¨ªa local. No le dio tiempo a hacerle caso. Puig sal¨ªa ya caminando del banco, tranquilo, con la pistola apuntando al suelo.?

En ese mismo instante le detuvieron, sin que se resistiese. Cont¨® a los polic¨ªas que lo ten¨ªa planeado, que los Tubert le deb¨ªan dinero y se hab¨ªa hartado. Y que en el banco, le hab¨ªan enredado. Que ten¨ªa una deuda de 4.500 euros de una tarjeta de cr¨¦dito y que era imposible que ¨¦l se hubiese gastado ese dinero.

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¡°Dijo que no quer¨ªa entregarse, que quer¨ªa disparar para que le disparasen y lo matasen¡±, explica el inspector de los Mossos d¡¯Esquadra Josep Monteys. Pero no lo hizo. ¡°Quiz¨¢ el hecho de que estuviesen los polic¨ªas ya en la puerta le impidi¨® reaccionar como hab¨ªa pensado¡±, conjetura el inspector. ¡°Vi a la polic¨ªa que ven¨ªa, abr¨ª la puerta, levant¨¦ los brazos y me entregu¨¦¡±, zanj¨® Puig durante el juicio.

Los psiquiatras concluyeron que el sheriff de Olot no sufr¨ªa ninguna enfermedad mental. ¡°Es un hombre desconfiado, con mucha autoestima, y seguridad y con un elevado concepto de s¨ª mismo, que no siempre se comporta seg¨²n la norma social¡±, afirmaron durante la vista. ¡°Ni una explicaci¨®n, ni una carta, ni un mensaje, ni nada... Ahora mismo ni me mira a la cara, que ya es lo suyo¡±, le reproch¨® Joaquima, que declar¨® ante el juez, con Puig, el que hab¨ªa sido el empleado de confianza de su marido, sentado a escasos metros, cabizbajo.

Luego subi¨® al estrado Meritxell, que llorando admiti¨®: ¡°Me cuesta decirlo, pero de todos los trabajadores que ten¨ªan era del que mejor hablaban¡±. El sheriff fue condenado a 60 a?os de prisi¨®n.