La mujer del C¨¦sar
Dos magistrados recusados en los ¡®casos G¨¹rtel¡¯ y ¡®B¨¢rcenas¡¯ tienen una intensa proximidad con el PP por amistad con Dolores de Cospedal y por participar en 60 iniciativas de la FAES
La mujer del C¨¦sar no solo debe ser virtuosa, debe parecerlo. Lo dijo Julio C¨¦sar hace m¨¢s de dos mil a?os, refiri¨¦ndose, concretamente, a su esposa Pompeya. La sentencia no solo no ha perdido su vigencia, sino que ha cobrado categor¨ªa de principio. Hoy, como hace dos mil a?os, la credibilidad de los virtuosos y de las virtudes de trascendencia social es inseparable de su apariencia. La honestidad de todas las Pompeyas, la fidelidad de todos los compromisos, la honradez de todos los pol¨ªticos, parten de que las virtudes que ostentan sean cre¨ªbles, aceptadas socialmente como veraces, sinceras, aut¨¦nticas.
La credibilidad de los jueces, de su imparcialidad e independencia, tambi¨¦n es inseparable de su apariencia. Tambi¨¦n ellos deben ser honestos, imparciales e independientes, y adem¨¢s parecerlo. Cuando unos jueces se preparan para decidir sobre un conflicto, los afectados e interesados por la decisi¨®n son especialmente sensibles ante los signos o apariencias de parcialidad que pudieran predisponer a los jueces en su contra. Las leyes se hacen eco de esta razonable suspicacia. Por eso los jueces deben abstenerse voluntariamente de juzgar cuando sepan que hay un motivo de sospecha sobre su imparcialidad. Y si no lo hacen, porque no quieren o porque creen que no existe tal motivo de desconfianza, los interesados, en cuanto conozcan la causa de sospecha, deben alegarla, recusando al juez sospechoso de parcialidad, para que sea sustituido por otro. El expediente de recusaci¨®n lo resuelve el mismo tribunal al que pertenece el juez bajo sospecha, aunque, naturalmente, con la ausencia de este. Y este, rec¨ªprocamente, podr¨ªa juzgar otras recusaciones de otros miembros del tribunal que juzg¨® la suya. Encomendar la soluci¨®n de un conflicto nacido de la sospecha o desconfianza al mismo grupo al que pertenece el sospechado es una mala soluci¨®n, cuajada de corporativismo rec¨ªproco, favorable o desfavorable, pero inevitablemente te?ido de insuficiente apariencia de imparcialidad.
Pablo P¨¦rez Tremps era catedr¨¢tico de la Universidad Carlos III de Madrid, y con un grupo de juristas realiz¨® un estudio sobre el proyecto de Estatut de Catalunya, a propuesta de la Generalitat. M¨¢s tarde fue nombrado magistrado del Tribunal Constitucional (TC). Cuando el PP recurri¨® contra el Estatut ante este tribunal, sospech¨® de la imparcialidad del magistrado P¨¦rez Tremps, por su estudio para la Generalitat, y le recus¨®. El TC admiti¨® la recusaci¨®n por cinco votos contra cuatro, y en contra del criterio de la Fiscal¨ªa. El magistrado fue apartado del tribunal en ese importante asunto.
L¨®pez es aquel magistrado del TC que conduc¨ªa su motocicleta por Madrid en evidente e intenso estado de embriaguez
Ahora nos encontramos con otros casos de sospecha, o al menos con evidente apariencia de parcialidad, en los procesos de la G¨¹rtel y de B¨¢rcenas. Deber¨¢n ser resueltos por un tribunal en que, de sus tres integrantes, hay dos jueces que tienen una notoria proximidad con el PP: Enrique L¨®pez y Concepci¨®n Espejel. Esta preside el tribunal, el otro es el ponente, encargado de redactar la sentencia. Ambos se resisten a abstenerse. Dicen que su proximidad al PP no afecta a su imparcialidad. El PP, obviamente, les apoya. Pero la proximidad es clamorosa e intensa. Espejel ha sido condecorada, alabada y destacada como amiga personal por Mar¨ªa Dolores de Cospedal, con la inoportunidad y desacierto que habitualmente caracteriza a esta dirigente del PP. L¨®pez es aquel magistrado del TC que conduc¨ªa su motocicleta por Madrid en evidente e intenso estado de embriaguez. Ces¨® fulminantemente en ese tribunal, pero volvi¨® a su cargo anterior en la Audiencia Nacional, para lo que, al parecer, no es ¨®bice su delictiva conducta. Seg¨²n consta en el expediente instruido para su recusaci¨®n, siendo magistrado particip¨® en sesenta actividades de FAES, la fundaci¨®n del PP que dirige Aznar, y en dos mesas redondas de conferencias pol¨ªticas del partido, habiendo percibido retribuciones por 13.000 euros. Casi un empleo al servicio de FAES, que en la pr¨¢ctica no es sino una franquicia del PP. De ello deduce el juez instructor del expediente una apariencia de colaboraci¨®n permanente que genera desconfianza de su imparcialidad.
Ser¨ªa bueno y saludable que el rigor mostrado por el PP y el TC con P¨¦rez Tremps no expresara un malicioso criterio de descarte de eventuales votos desfavorables, sino un signo de voluntad de exquisita trasparencia. Y ser¨ªa bueno que este mismo criterio presidiera la decisi¨®n de la recusaci¨®n de L¨®pez y Espejel, porque atufa la apariencia de excesiva proximidad con el PP. Porque si no, la mujer del C¨¦sar ni parecer¨ªa virtuosa, ni quiz¨¢s lo fuera.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a
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